Comuneros de Guañacagua felices por restauración de su iglesia

Coincidiendo con las celebraciones a San Pedro, santo patrono de la Iglesia de Guañacagua, en la comuna de Camarones, ayer se entregaron las obras de restauración de este emblemático templo del siglo XVI, en una ceremonia encabezada por el subsecretario de Desarrollo Regional y Administrativo, Miguel Flores.

Con la presencia de todo el pueblo, además de autoridades, monseñor Héctor Vargas realizó la consagración de la iglesia, con la música de bronce, bailes y alegría tradicional de quienes viven al interior de la región como escenario perfecto para esta celebración.

La remodelación de la Iglesia de San Pedro de Guañacagua fue posible gracias a 85 millones de pesos aportados por el Gobierno mediante del programa “Puesta en Valor del Patrimonio”, financiamiento que permitió al reconocido equipo de la Fundación Altiplano desarrollar las obras, en las que participaron activamente oriundos del pueblo y la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas, como ejecutora del diseño.

El subsecretario Flores, expresó la satisfacción del Gobierno de entregar esta iglesia -de gran valor patrimonial, histórico y religioso- fielmente restaurada a la comunidad. De igual manera, el intendente Barbosa, manifestó la alegría de compartir en este evento con el subsecretario de Estado, las autoridades y principalmente, con los comuneros. “Tras 9 meses de trabajo, vemos cómo renace este hermoso templo, que nos deja con la tarea, el deseo y el compromiso de replicarlo en al menos 30 iglesias de la región, destinando para esto 1.400 millones de pesos”, sostuvo.

Hugo León, “nacido y criado” en este poblado, hasta donde hoy reside, dijo que esta obra fue esperada por años, ya que es uno de los puntos de atracción turística y de devoción religiosa más importantes de la comuna de Camarones. “Rescata nuestro patrimonio cultural, por lo que agradecemos al Gobierno por sus buenos oficios”, dijo.

AREQUIPEÑA

El director ejecutivo de la Fundación Altiplano, Cristian Heinsen, explicó que la particularidad de este templo es su marcado estilo arquitectónico arequipeño, motivo por el que se debió generar una cantera especialmente diseñada para elaborar los elementos constructivos, en las que 4 personas de Guañacagua fueron capacitadas, quedando para ellos los conocimientos que podrán utilizar nuevamente en próximos trabajos.

El recinto, establecido como monumento histórico por el Consejo de Monumentos Nacionales,  integra torre campanario independiente del templo, atrio, cementerio y calvarios. En la restauración se consideró cada uno de los elementos originales, como el retablo del altar mayor de retícula colonial, en piedra labrada y policromada, con pan de oro y plata.