Coronavirus: Desamor en tiempos de pandemia

30 Marzo 2020

Sumidos en una sociedad tremendamente competitiva, individualista, racista, sexista, machista, clasista, exitista; donde los esfuerzos en varios ámbitos tienden al enfoque comunitario, pero que la sociedad por más que nos inculque valores solidarios, nos termina llevando al individualismo.

Carolina Leteli... >
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Sin duda que a todos alguna vez en la vida nos habrá tocado enfrentar situaciones difíciles, dentro de las cuales y habitualmente nos quejamos y nos hacemos preguntas como: ¿Por qué a mí?, “Yo no merezco esto”, ¿Qué hice mal?, “Soy una buena persona”, y otras tantas en la misma lógica. Pero creo que nadie imaginó todo lo que nos iba a tocar vivir este 2020 cuando recibíamos el año y es que la pandemia tiene múltiples aristas de análisis; empezando porque se trata de algo nuevo que nadie estaba preparado para hacer frente y así mismo se han dado las acciones y reacciones desde la comunidad, instituciones, empresas, personas y familias, hasta las autoridades.

Sumidos en una sociedad tremendamente competitiva, individualista, racista, sexista, machista, clasista, exitista; donde los esfuerzos en varios ámbitos tienden al enfoque comunitario, pero que la sociedad por más que nos inculque valores solidarios, nos termina llevando al individualismo. Este individualismo que nos separa mucho más que el mismo distanciamiento social, tan fundamental por estos días; un individualismo que nos lleva desesperadamente a acapararlo todo ante la más mínima alerta de emergencia, apuntando a un comportamiento del tipo “sálvese quien pueda”; más que a un accionar en conjunto como comunidad. Pareciera ser que la colaboración mutua que se precisa, no se ha entendido o no queremos aceptarla. Me he encontrado con abuelos casi cayendo en golpes de puño, en una fila y por una vacuna, me he percatado de cómo en varios ambientes laborales la situación se torna tensa y estresante; generando problemas de salud mental entre sus trabajadores, enemistándose entre ellos. He sabido de grandes grupos familiares cumpliendo cuarentena en espacios reducidos y cómo esto ha agudizado problemas familiares.

Hace un par de meses el foco estaba puesto en el despertar de Chile; el llamado “estallido social” nos tenía a varios unidos en una misma intención. Incluso, antes que llegara el COVID – 19 a nuestro país, se hablaba de una “lucha de clases” que vista de manera simplista y metafórica: los sectores más pudientes casi defendiendo “lo suyo” a palos. Pero sin duda, el COVID- 19, ¡sí! vino a darnos un palo en la cabeza a todos, a la sociedad en su conjunto y a nivel internacional y es que me atrevería a decir que de manera forzosa vinieron a hacernos reflexionar en comunidad. Francamente, si no sacamos lección de esta experiencia, no habremos entendido nada.

Para la mayoría de las personas resulta difícil guardarse en casa y salir para lo estrictamente necesario y es que más allá de no poder salir para fines de esparcimiento o amedrentados por el fantasma del desabastecimiento; pereciera ser que lo peor es precisamente el aislamiento social en sí mismo: no ver a quienes queremos, no compartir con amistades y lo que es peor no abrazar a quienes más amamos; ¡paradojalmente por amor! Sumado a esto, todo el sufrimiento y preocupación que se genera para quienes han perdido su fuente laboral a partir de la pandemia, para quienes han visto rebajados sus ingresos económicos, para dueños de negocios pequeños que han debido cerrar, para los que ya padecen enfermedades graves o tienen familiares en esta situación, en fin, para gente que ya lo estaba pasando mal por diversas razones.

He visto mucha solidaridad en estas últimas semanas y a partir de la catástrofe sanitaria; gestos de amor indiscutiblemente, de amor a la gente, de amor a la comunidad. Pero también y lamentablemente predomina el desamor: salir a pasearse sabiendo que padeces Coronavirus, además de ser una acción sumamente irresponsable, es un acto de desamor ¡y como ese muchos! que hoy por hoy se asoman entre la desesperación. Sin embargo, el llamado es otro: esto tiene que ver con repensarnos como sociedad, actuando en y por amor a la comunidad.