Crónica de un voluntariado: Burocracia no permite ayuda eficiente a damnificados de Coraceros [FOTOS]

Cuando el Río Acha se manifestó el fin de semana pasado, dejando un desastre material y humano importante, Cadenas de Apoyos se movilizó rápidamente por medio de las redes sociales para que los voluntarios estuviesen atentos y dispuestos a ayudar inmediatamente a las familias que fueron afectadas tras la inundación del Campamento Coraceros.

Con nuestra Porter comenzamos a recorrer varios puntos de la ciudad para recopilar la ayuda, la cual principalmente se traducía en víveres y ropa. Esta última fue seleccionada minuciosamente, separándola entre ropa de adultos, jóvenes y niños, logrando así llenar 4 matuteras.

La mañana del día sábado fue crucial, nuestra meta fue recopilar la mayor cantidad de víveres posibles, trabajando para ello entre las 19 a las 21 horas y un poco más. Con la buena voluntad de las personas logramos recolectar, entre otras cosas, más de 100 panes y decidimos comprar, además, cecinas, paté, queso, margarinas y té con el dinero que también fue donado, bajo la intención de que pudieran disfrutar de una once.

Nos dirigimos al Epicentro 1, donde luego de ser tratados amablemente por los guardias, nos encontramos con una triste realidad. Recorrimos los pasillos y vimos cómo las personas que se estaban refugiando en el lugar se encontraban sin colchonetas, situación que nos apretó el corazón.

Al conversar con los encargados del lugar, nos dijeron que ellos no tenían autorización para manipular alimentos ni recibir ropa, así que no lo pensamos dos veces y nos dirigimos directamente a Coraceros, encontrándonos con un lugar desolado, un pueblo fantasma donde solo quedaban los restos de lo que fue algún día, el hogar de familias completas, y que ahora se encontraba destruido por la naturaleza.

Estando en el lugar, consultamos a Carabineros por las personas que aún estaban en el sitio, indicándonos que solo quedaban unas pocas familias. Allí dimos con personas sentadas en la intemperie, algunos mirando desconsolados el sector que había sido su hogar. Mientras un anciano que se encontraba durmiendo en una Porter, una persona nos conversaba que no quiso dirigirse al albergue y nos relató cómo había sucedido todo y, con una suerte de indignación, narró que las autoridades solo iban a tomar fotografías y se retiraban del lugar. Se sentían abandonados y expectantes al futuro que se les venía encima.

Al poco rato, se nos acercaron más personas, así que pudimos proceder con nuestra ayuda, entregar la mercadería para la once y ropa. Posteriormente nos dirigimos al centro Talita Cumi, lugar donde se albergan las personas en situación de calle. Allí pudimos hacer entrega de once a las más de 70 personas que se encontraban en el lugar, pero que, entre paréntesis, solo tiene una capacidad de 30.

Aún manteniendo parte de las donaciones en la mano, nos contactamos con un concejal de Camarones para que nos recibiera los alimentos y la vestimenta, pero no fue posible, ya que saldrían muy temprano por la mañana a la comuna.

Nuestra misión era hacer una entrega íntegra de las donaciones, así que, a eso de las nueve de la mañana, fuimos con nuestra camioneta a Dideco de Arica, lugar que se encontraba cerrado, pero para nuestra suerte, un guardia que se encontraba in situ, nos abrió las puertas amablemente y nos indicó el sector donde se estaba recopilando la ayuda, dejando por fin la totalidad de las donaciones.

Agrademos de corazón a todos los voluntarios y a las personas que quisieron colaborar, pero no nos quedamos conformes, porque teníamos la esperanza de que ante una emergencia se podía hacer más, pero lamentablemente los protocolos oficiales establecidos ante una situación de esta magnitud, no lo permitieron.

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