El Coronavirus nos mostró el salto evolutivo que necesitamos

03 Abril 2020

Esto no es sólo una nueva constitución o una Pandemia, sino se trata de ganarle a las viejas costumbres de “el vivo”“de salvarse solo” y la “del ganador”.

Richard Onell Ibarra >
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A mediados de octubre comenzamos un proceso de cambio a nivel político, en lo personal estaba súper contento por este “despertar” de Chile, al cabo de transcurrir un tiempo del llamado “Estallido Social”, comencé a dudar si realmente estábamos a la altura del proceso, y es que no me refiero a la altura política (bueno, si también en ese plano), sino me refiero a un salto evolutivo a nivel personal y colectivo. Todo iba bien, luego al poco andar, comienzan los primeros brotes de COVID-19 y esta duda que nacía a mediados del estallido se me refuerza… 

El humanismo contemporáneo, doctrina fundada por el Argentino Mario Rodríguez Cobos – Silo – a la cual adhiero, habla directamente de que debemos crear las condiciones para un cambio, pero no sólo en el conjunto, sino también personal, al crecimiento y desarrollo humano para ser parte del salto evolutivo. Creo que si lo separamos en partes, las condiciones sociales del cambio se crearon con el agotamiento de situaciones de vulnerabilidad y precariedad que vive gran parte de los chilenos. Los Humanistas lo llamamos equilibrio inestable, y cuando las formas pierden definitivamente ese equilibrio, las cosas empiezan a desajustarse, colapsan y comenzamos a salir de esa aparente comodidad, que no es más que acusar el golpe del evidente y cotidiano abuso. Los humanistas vemos esto como un caldo de cultivo para crear un cambio y creemos fervientemente que debe ser un cambio simultáneo. Una revolución interna y social. El Siloísmo propone que no hay cambio significativo si el conflicto carece de dos elementos fundamentales, 1) La dirección que se debe tomar y 2) la condición personal con que se está preparado, dispuesto para ser instrumento para de este cambio.

Creemos que no podemos caer ante un ostracismo para poder desarrollarnos, sino que debemos poner en práctica nuestro aprendizaje hacia fuera, hacia lo que llamamos nuestro medio inmediato. Es fácil caer en el activismo desenfrenado como un acto de compensación personal o sucumbir ante el ostracismo total, desconectándote completamente del mundo que te rodea.

Retomando, y ejemplificando. Al poco andar de esta pandemia decretada por la OMS nos hemos dado cuenta que las condiciones para el desarrollo personal (especialmente en Chile) han sido adversas, porque ponemos el capital por sobre el trabajo, el dinero por sobre el bienestar y el ser humano por encima de otro ser humano. Esta crisis ha quitado las caretas que delatan que este país, que se dice tan solidario, no es más que un slogan (como lo fuera la estrofa de la popular canción de los Huasos Quincheros “y verás cómo quieren en Chile al amigo cuando es forastero”, claro, si ese forastero no fuera peruano, boliviano, haitiano, colombiano o venezolano, solo por mencionar algunos).

Hemos visto cómo el desabastecimiento de insumos de primera necesidad para esta pandemia ha dejado en evidencia a los aprendices del sistema neoliberal que “buscan salvarse solos”, a los que compran barato y venden con precios de usura. Esto los pone en el nivel de oportunistas aves de rapiña que come del moribundo. Es triste ver como estos valores han calado hondo este sistema deshumanizador, donde muchas veces vemos gente queriendo “ser vivos” ante una circunstancia tan lamentable como lo es esta pandemia, creo que aún no comprendemos que esta forma trae grandes consecuencias, cada vez que hay “un vivo”, detrás existe alguien que no pudo coger algo que le correspondía, una persona que quizás necesitaba algo de forma urgente, porque cuando nos “hacemos los vivos” (porque absolutamente TODOS los hemos hecho alguna vez) alguien está perdiendo su oportunidad, esto va desde saltarse la fila del pan, o la fila de atención del hospital (si, quizás de forma indirecta le quistaste la oportunidad a alguien que ya no se encuentra en este plano)… con esta forma de actuar dejamos en evidencia que no hemos comprendido nada de los cambios personales y de conjunto que requerimos en estos momentos… y es ahí justamente donde quería llegar y preguntar, ¿Estamos disponibles para generar un salto evolutivo real?

Esto no es sólo una nueva constitución o una Pandemia, sino se trata de ganarle a las viejas costumbres de “el vivo”, “de salvarse solo” y la “del ganador” – eso a nivel personal – a nivel empresarial / corporativo podemos poner en la discusión que la economía doméstica, “la de la casa”, la de todos los chilenos y chilenas, sea tan importante como los indicadores globales de las bolsas mundiales, que por lo demás, corresponden a un porcentaje tan pequeño de este país; donde el medio ambiente importe tanto en la cadena de producción como el producto final, y donde finalmente pongamos los valores de la verdad, la justicia, el bienestar colectivo, la ciencia, el arte, el ser humano y la construcción del tejido social en pos de una nueva y naciente civilización.