El Parkinson y la doble vulnerabilidad: Vejez y discapacidad

31 Octubre 2018

Cerrando octubre, el mes del adulto mayor, queremos reflexionar respecto a las vulnerabilidades asociadas a la enfermedad de Parkinson.

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El mal de Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa que afecta aproximadamente entre el 1% y 2% de la población mundial mayor de 65 años, cifra que se eleva a entre 3% y 5% en los mayores de 85 años. Se estima que sólo un 20% de los casos diagnosticados se presenta en personas jóvenes. Por esta razón, es una enfermedad asociada principalmente al envejecimiento, y debido a que va afectando distintas funciones congnitivas y motoras, se asocia también a la pérdida de autovalencia en las personas que lo padecen.

El Parkinson es una patología que en la actualidad no tiene cura, ni se ha determinado con exactitud su origen. Se asocia inicialmente con la lentitud de movimiento, y va acompañada de otros síntomas como lo son el temblor mientras se está en reposo, la rigidez o problemas en el equilibrio. Al ser una enfermedad degenerativa, a medida que avanza, el paciente se va haciendo más dependiente y las acciones cotidianas como comer, abrir una cerradura o simplemente caminar se vuelven una árdua tarea si no se realizan de la mano de un cuidador.

Debido a su prevalencia en personas de 60 años o más, se estima que la incidencia de esta enfermedad aumentará junto con el envejecimiento mundial de la población. Es por ello que es muy importante la detección temprana para mejorar las posibilidades de sobrellevar los síntomas.

Recuerda siempre que estar informado y pedir ayuda si tienes un familiar o persona cercana que sufre el mal de Parkinson. Es muy importante generar los espacios adecuados, organizar el hogar y los cuidados del enfermo, para ayudar al adulto mayor a sobrellevar la discapacidad progresiva que genera esta enfermedad.