La oportunidad de Chile está en sus propios ciudadanos

06 Junio 2012

Lo que hoy tenemos es un modelo de desarrollo amorfo, sin sustento, con una mirada exclusivamente empresarial, que hace caso omiso de lo primordial “el ciudadano, su calidad de vida y su proyección social”

Andrés Gilmore >
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El tema de HidroAysén ha venido demostrándonos por años a todos los chilenos que algo no anda bien y que necesitamos hacer cambios reales, al no existir una política de base a nivel nacional de generación energética, que no nos permita la consolidación final del futuro que se nos viene. Literalmente hemos perdido la brújula interna a nivel gubernamental y en energía se puede constatar el hecho como un todo y la tremenda tarea que nos espera de cara al futuro. 

El grupo Colbun socios de HidroAysén, la semana pasada atraves de Bernardo Larraín Matte, en una actitud nunca antes vista, producto de una delicada situación financiera de arrastre en sus propios negocios y en la financiación de HidroAysén, este empresario no ha dudado en presionar al gobierno para intentar salvar el proyecto HidroAysén, retirando de la mesa el estudio de impacto ambiental del trazado del transporte de la energía, como si fuera poco toda la ayuda recibida por parte del mismo gobierno al proyecto en todos estos años, teniendo que esconder irregularidades y omitir información en el estudio de impacto ambiental para intentar salvar el proyecto. Proyecto que esta muy mal planteado y de ahí los innumerables inconvenientes, que además pretende que los mismos chilenos atraves del Estado, financiemos la Carretera Eléctrica y ellos se libren de tener que negociar con los miles de propietarios desde Aysén al norte grande

En Aysén el tema de una Patagonia Sin Represas es mucho más de fondo que simplemente ser contra de las represas. Es una visión más amplia que proyecta un Aysén sustentable en todo sentido, con una visión nacional de un ejemplo viable, con un concepto con una mirada más local, que reconozca lo que son las regiones y sus diferentes visiones culturales y sociales. No como hoy estandarizadas.

En los años de la concertación todo se justifico para dar trabajo y no tener cesantía, sacrificándose en pos de ese paradigma dudoso en ciertos aspectos, gran parte del patrimonio nacional del mundo de los servicios que son de todos, por concesiones otorgadas a transnacionales extranjeras, que sin ética y moral se aprovecharon de la debilidad de un país emergente, con una política de desarrollo basado en el inmediatismo como sustentación ideología y he ahí el gran problema.

Con la llegada del nuevo gobierno el fundamento cambio, pero no para mejor, solo diferente, todo se oriento esta vez bajo el paradigma de los negocios y las ganancias, manteniendo a toda costa el mercado. Pero eso tampoco es sano y menos sustentable en el tiempo. Lo que hoy vivimos ante tanta insurrección ciudadana lo demuestra ante el tremendo desbalance social que nos esta pasando la cuenta, si no tenemos la capacidad de fundamentar y nivelar hacia arriba.

Lo que hoy tenemos es un modelo de desarrollo amorfo, sin sustento, con una mirada exclusivamente empresarial, que hace caso omiso de lo primordial “el ciudadano, su calidad de vida y su proyección social”.

En el tema energético que es un reflejo de lo que somos, es evidente que la falta de una adecuada política nos ha dejado con una huella de carbono que en el futuro nos destruirá comercialmente, si no somos capaces de hacer el viraje correspondiente, aunque eso signifique crecer menos, pero ante todo crecer mejor.

El Estado en la realidad actual ha sido incapaz des ser operativo con políticas estratégicas de largo aliento, es inmediatista como siempre lo ha sido. En esa falta de visión lo hace insustentable y poco creíble, sin permitirnos una proyección que sea confiable. En ello se ha basado la gran decepción de hoy en el actual gobierno, de un sentimiento que se transformo en fraude que así lo demuestran las encuestas, en el entendimiento de que lo que se quiere es desarrollo y no crecimiento.

Estamos en un año importante para Chile, se han estado madurando las ideas del nuevo concepto ciudadano de desarrollo basados en el sentido común, de lo que verdaderamente se quiere y de cómo lo queremos, compactando el discurso final de lo que se debe hacer y se debe aplicar, en el entendimiento de que vivimos una transición y nada de lo que esta hoy, será.

Los Movimientos sociales iniciados en Aysén, fue la búsqueda del respeto ciudadano que estaba perdido, que es tan necesario, que finalmente al ciudadano normal no le quedo otra que rebelarse y actuar por su cuenta, marcando la diferencia fundamental del Chile de hoy, en como en comparación con los del ayer entendieron esa diferenciación, al ser organizados y sobre todo más informados, con la capacidad de producir el cambio de conciencia que permite el actuar.

En estas elecciones municipales que se nos vienen, que preparan la carrera presidencial y el comienzo de la verdad verdadera de la actual transición, el ciudadano debe tener la capacidad de  entender y hacer reconocer su intención, sopesados en esa verdad, entender su rol y su capacidad para el cambio del futuro, para no ser engañados como tantas otras veces por los partidos políticos, que más que representar, los han usado para mantenerse y manejar los intereses de todos por el bien propio, por ideologías que no representan a nadie, que además están obsoletas.

Es el momento perfecto para que el mundo ciudadano con responsabilidad deba dar la señal inequívoca a ese mundo político actual, que esta fuera de norma, sobre todo para la realidad regional y que necesitamos una renovación en la capacidad exigida a nuestros futuros líderes, entendiéndose que ya no estamos dispuestos a escuchar ideológicas y falsas promesas. Ha llegado el momento de las definiciones verdaderas, de luchar por una forma de hacer política con altura de mira, por un desarrollo consecuente y sustentable, que realmente identifique a todos los chilenos y no solo a algunos sustentados en el sentido común.