Opinión: "El reconocimiento ambiental es la mejor forma de desarrollarnos"

12 Febrero 2016

El capital ambiental es la precondición fundamental que debemos tener como requisito para obtener sustentabilidad en la forma en que hacemos desarrollo, sobre todo en una sociedad emergente como la nuestra.

Andrés Gillmore... >
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En las últimas décadas ha habido una importante transformación de los espacios territoriales y no en forma muy positiva que digamos, quitándoles su sustentabilidad natural; como resultado de una serie de fenómenos económicos, sociales, culturales y tecnológicos en que la sociedad ha sido avasallada por los intereses de una minoría, que no respeta el medio ambiente y lo usa indiscriminadamente para enriquecerse sin importar cómo.

La sociedad cada día se hace más compleja y diversificada en sus forma de sobrevivir, modificando los comportamientos, transformando el uso del tiempo y del espacio y las formas de movilidad social como nunca lo imaginamos en el pasado, introduciéndonos en un proceso de cambio estructural que en los países subdesarrollados como el nuestro no estábamos preparados en las formas del pensamiento y muy especialmente en lo que se refiere a cómo abordar la problemática del medio ambiente; entendiendo que si no tenemos la capacidad de ver más allá de lo que significa esa transformación negativa que nos esta consumiendo, a futuro nos puede jugar muy en contra sino tenemos la capacidad de armonizarnos en todo aspecto, ante una realidad que puede ser transmutante en todo sentido y que lleguemos a un punto de no retorno ante el cambio climático.

El capital ambiental es la precondición fundamental que debemos tener como requisito para obtener sustentabilidad en la forma en que hacemos desarrollo, sobre todo en una sociedad emergente como la nuestra. La necesidad de crear capital sin el sustento del medio ambiente, solo puede predecir destrucción. Por eso cada vez se hace más importante reconocer el medio ambiente como capital de desarrollo y considerarlo como un elemento esencial al analizar la proyección de sustentabilidad de un territorio y la posibilidad de proyectarlo al futuro.

En la teoría general de los ecosistemas, un ambiente es por sí mismo una serie de factores externos que actúan sobre un sistema predeterminado, que a su vez determinan su existencia. Es lo que se podría decir, un superconjunto en el cual el propio sistema es en sí mismo un subconjunto, que constata parámetros físicos, interactuando con los seres vivos, inmersos en procesos sociales de desarrollo de la comunidad que lo habita.

El medio ambiente ha sufrido cambios notables por medio del ser humano y ninguno positivo en nuestro largo y angosto territorio. Los países que tengan la capacidad de proyectar sustentabilidad y transmitirlo como estrategia de desarrollo a los procesos regionales, tendrán a su haber una variable fundamental y ser reconocidos como tal a nivel planetario.

Saber cuidar de los territorios y predisponerlos hacia la sustentabilidad, nos permitirá reconocernos como somos en realidad, con una proyección cultural y social, que proyectara las regiones con armonía y sentido común hacia el desarrollo. Muchas de las naciones poderosas del planeta, en décadas pasadas no tuvieron la capacidad de lidiar con el medio ambiente y lo destruyeron en ese proceso, han entendido con el tiempo al sufrir las consecuencias, que el hombre como ser social y su necesidad de sobrevivencia, es totalmente dependiente de su entorno y de esa relación proyecta su calidad de vida, su familia, comunidad, proyección de futuro y las oportunidades que tendrán las futuras generaciones ante el legado que heredaran.

Una ciudadanía consciente de sus derechos ambientales, es sana y con proyección de futuro, entendiendo que la vitalidad ambiental y el reconocimiento de lo que significa una interacción adecuada, representa en sí mismo un polo de desarrollo, transformándose en capital de proyección social, marcando una diferencia positiva y posibilitando una forma de vida armónica, consecuente con lo que se representa culturalmente y se vive territorialmente.

Proteger los territorios debería de ser una de las prioridades estratégicas de toda nación en vías de desarrollo como la nuestra y que todo gobierno debería tener especificado en su estrategia de desarrollo, permitiéndonos la posibilidad de cuidar lo propio y proyectarlo por el bien general; entendiendo que en la preservación territorial esta la base de sustentación social estratégica del siglo 21.

Desde la revolución industrial nos hemos ido introduciendo en cambios estructurales sin precedentes en los ecosistemas para satisfacer necesidades de consumo y desarrollo, perdiendo la capacidad de analizar las variables negativas constituidas que ejercemos en los procesos de la naturaleza. El inmediatismo unilateral con que hemos intervenido la naturaleza desde los tiempos inmemoriales, con el tiempo nos ha estado pasando la cuenta y desde hace mucho tiempo, debilitando la naturaleza y al mismo ser humano, al perder la capacidad de entender la interacción y la dependencia del hombre con la naturaleza.

Preservar el medio ambiente sin caer en ostracismo de no querer un futuro y las comodidades que nos puede entregar una industrialización sustentable, es la regla de oro que toda sociedad debe tener; muchos de los que están en contra de la prevención ambiental solo buscan el enriquecimiento ilícito a un costo impropio, al no entender que la preservación ambiental hace que todo lo que se produzca con la debida protección y sustentabilidad, hace ser más valorado, productivo y reconocido porque posee denominación ambiental de origen.

Existe una importante relación entre el capital ambiental, el fijo y el cultural que debemos considerar en la ecuación final en la búsqueda del desarrollo. El factor ambiental es pre-condición del cultural. El fijo es generado por la interacción de los dos y el cultural decidirá cómo usamos el ambiental para crear el fijo; que por lo demás no es neutral ante la realidad de los valores y de las tecnologías que desarrollamos.

Los seres humanos debemos tener un lugar especial en el formato de desarrollo ante la variable ambiental. La capacidad de comprender nuestro propio papel en el desarrollo y la obligación de hacer un entorno sustentable, es parte relevante de la tarea del desarrollo. Las funciones del capital ambiental como básico y trascendental deben ser sostenidas en la retroalimentación intelectual de la proyección social desde la misma sociedad que la produce; cuando el uso indiscriminado de los recursos naturales se hace en forma cotidiana. Por ello es urgente integrar los recursos humanos con los ecosistemas, de una manera que nos permita crear una combinación de patrones autorregulados y de esa forma hacernos sustentables en el tiempo; reconociendo en el capital ambiental como un medio para lograr un desarrollo eficaz, consecuente y sustentable para todos y no solo para algunos.

Andrés Gillmore Evers