Por qué recordamos la muerte de Jesús

22 Abril 2011

Todos los cristianos creemos que Cristo resucitó. Pero ¿que diría Cristo en la actualidad sobre el Corpus que adoramos y sacamos en procesión cada Semana Santa? Por Juan Lama Ortega

Juan Lama Ortega >
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Para la cristiandad la Semana Santa debería ser un recordatorio de las Enseñanzas que nos trajo Jesús de Nazaret a toda la humanidad para así orientar nuestra vida a Cristo. Ese debería ser el sentido y finalidad de nuestra vida en la Tierra. Esto que nos enseñó Jesús de Nazaret, si lo ponemos en obra nos conduciría a un cristianismo activo, lejos del cristianismo pasivo centrado más en ritos y dogmas que en cumplir en la vida diaria las Enseñanzas de Jesús. Tomando las propias palabras de Jesús al despedirse de sus discípulos: “El que recibe mis preceptos y los guarda, ese es el que me ama. El que me ama a mí será amado de Mi Padre y yo le amaré y me manifestaré a él”.

Los cristianos llevan 2000 años recordando la muerte de Jesús de Nazaret, cuando el simple recordar no nos conduce a nada, ¿de qué sirve estar de duelo porque Jesús fue crucificado?, sería mejor que estuviéramos más bien tristes por nuestros propios pecados, pues ellos oscurecen nuestra alma y nos alejan de Dios, la vida. Si paso a paso vivimos según los Diez Mandamientos y el Sermón de la Montaña, no necesitaremos preguntarnos a qué religión pertenecemos, podremos decir con razón que somos los de Jesús, los del Cristo vivo, y que seguimos sus enseñanzas y por tanto somos cristianos.

Todo lo demás, dogmas, ritos y cosas por el estilo son sólo flores aparentemente cristianas. Pero quien sabe y cree que el Espíritu de Cristo vive en nosotros, que Dios, el gran Amor, nos ama a cada uno de nosotros, ó que el Padre Eterno jamás nos condena, ese, con todo su corazón dirá sí a Cristo y a Sus Enseñanzas.

Todos los cristianos creemos que Cristo resucitó. Pero ¿que diría Cristo en la actualidad sobre el Corpus que adoramos y sacamos en procesión cada Semana Santa? Un extracto de una manifestación dada a través de Gabriele, de Würsburg la profeta y mensajera de Dios para la actualidad nos revela el significado de la cruz con las siguientes palabras:

“Sólo clama, “crucifícale, crucifícale”, quienes todavía están sujetos a la cruz de sus pecados. Quien se ha crucificado a sí mismo mediante el pecado, sólo ve a través del ojo del pecado y quiere ver a todos allí donde todavía está el mismo: en la cruz del pecado. La cruz fue erigida con el cuerpo de Jesús, pero el cuerpo fue quitado de la cruz y el Resucitado se ha mostrado y manifestado. Esto significa que Yo, Cristo, Soy la vida resucitada en todas las almas y hombres.

El verdadero cristiano ve la cruz sin Jesús crucificado, es decir sin el cuerpo, como signo de la Redención y como resurrección en Dios. Sólo toma en consideración la cruz con el crucificado aquel hombre que aún no ha crucificado su yo y desea aferrarse a lo humano que hay en él. Los demonios han creado la cruz con el cuerpo. Con ello quieren simbolizar Mi derrota, pero la cruz y el crucificado llegaron a ser y son por lo tanto su cruz y su derrota.

Quien permanece en Mí es Mi discípulo o Mi discípula en el presente y en el futuro.