Sigamos así: Sumando acciones y voluntades para proteger al Picaflor de Arica

05 Julio 2018

El picaflor de Arica ya no se encuentra en la ciudad de Arica o sus alrededores. Chaca, Vítor y el Valle de Camarones son los destinos de lo que parece ser un proceso migratorio sin retorno. Por ello, el trabajo se ha focalizado en esos territorios y sus comunidades.

Erick Leiva Soto >
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Sin duda, la preocupación por el medo ambiente está en auge. Tenemos un sinfín de ejemplos que nos hacen pensar en la urgencia de tomar medidas para disminuir la contaminación y desenvolvernos de manera más sustentable. De ahí la importancia de la Educación Ambiental y la generación de acuerdos que favorezcan la conservación de los ecosistemas.

En la región tenemos casos que muestran las consecuencias de la intervención humana en el medio. El picaflor de Arica y su condición de peligro crítico de extinción es un caso emblemático. La población del ave más pequeña de Chile apenas supera los 300 ejemplares; una triste realidad que en el último tiempo se ha tratado de revertir. Como ejemplo de estos intentos, tenemos las iniciativas de la Unión de Ornitólogos de Chile por realizar estudios y difusión sobre el picaflor de Arica y el surgimiento de organizaciones como la ONG Picaflor de Arica, que busca seguir esa misma línea.

¿Qué pasa con el Estado? ¿Qué acciones ha tomado al respecto?

Durante la última década se comenzó a tomar real conciencia de la situación del picaflor de Arica y otras especies amenazadas. Surgieron algunas iniciativas desde el gobierno local que se perdieron en el tiempo. La falta de constancia en la gestión de micro reservas y en las acciones para fomentar una agricultura sustentable y el conocimiento en la ciudadanía, ha hecho que muy buenas ideas no logren buenos resultados. La prueba visible de esto es el desconocimiento de la ciudadanía en general sobre la situación del entorno regional y de especies en peligro.

El proyecto GEF (cofinanciamiento del Fondo Mundial para el Medio Ambiente, por sus siglas en inglés)

Desde hace un tiempo se viene ejecutando este proyecto por parte del Ministerio de Medio Ambiente y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Esta se constituye como una de las grandes iniciativas para la conservación de especies amenazadas. La protección del picaflor de Arica es una de las prioridades, por lo que se ha instado a diferente actores públicos y de la sociedad civil a participar y a potenciar el trabajo.

Las acciones enmarcadas dentro del proyecto se relacionan con establecer áreas protegidas, educar a la ciudadanía sobre el picaflor de Arica y, además, capacitar a las personas para que se desenvuelvan de manera sustentable, especialmente a aquellas que se dedican a las actividades agropecuarias.

“(El proyecto) es una tremenda alegría y un reconocimiento al sector de Taltape donde tenemos tantos picaflores. Lo sentimos como el momento preciso para que este sector comience a despegar de la mano del medio ambiente, el cuidado de nuestra naturaleza y nuestra arqueología; todas las condiciones están dadas para que el Picaflor de Arica pueda vivir aquí y sea el motor para el desarrollo armónico de este sector de Taltape”, calificó Iván Romero, alcalde de Camarones.

La participación de la comunidad

Es necesario destacar que el picaflor de Arica ya no se encuentra en la ciudad de Arica o sus alrededores. Chaca, Vítor y el Valle de Camarones son los destinos de lo que parece ser un proceso migratorio sin retorno. Por ello, el trabajo se ha focalizado en esos territorios y sus comunidades. El lograr la participación de las personas que viven su día a día en lugares donde efectivamente se encuentra el picaflor de Arica, es un aspecto clave para garantizar el éxito del proyecto.

“El Picaflor de Arica siempre ha vivido con nosotros y es parte de nuestra vida familiar; desde niña tengo una conexión con esta especie. Venir hasta este lugar ha sido mágico, una experiencia enriquecedora. Son personas dedicadas a este proyecto, lo que nos motiva a nosotros y a todas nuestras familias para trabajar por su conservación”, explicó Julia Fuentes, propietaria del centro turístico Afassal de Taltape.

Propietarios de terrenos, agricultores, ganaderos y familias en general. Todos pueden aportar a la conservación con el sólo hecho de informarse. Por eso es tan destacable que los vecinos de las localidades de Camarones, Caleta Camarones y Taltape se hayan sumado al acuerdo por la protección del picaflor de Arica a través del proyecto GEF. Es prueba de la voluntad por querer lograr cambios, por querer adquirir capacidades para contribuir a la conservación.

“Muy comprometida como mujer y jefa de hogar al poder incentivar la conservación de esta ave. Toda nuestra comunidad tiene que sentirse comprometida en la protección de un ave que se extinguirá si no ponemos interés en esto. Por eso estoy muy comprometida al igual que la gente de mi comunidad para trabajar en este proyecto”, dijo María Eugenia Leyton, vecina de Taltape.

Esperemos que todo salga bien con el proyecto GEF y todas las otras iniciativas que se llevan a cabo para la protección del picaflor de Arica y otras especies amenazadas. Informarse es el primer paso, a partir de ahí viene el compromiso por llevar a cabo acciones concretas y por último, la constancia por mantener dichas acciones en el  tiempo y lograr resultados favorables.

Ver también:

Tomando la iniciativa por el cuidado del Picaflor de Arica