¿Terapias alternativas? Una historia de sanación personal

21 Noviembre 2018

Han sido alabadas y cuestionadas, pero ¿qué tanto sabemos sobre el Reiki, las Flores de bach y otras terapias complementarias que cada día toman más fuerza en nuestra sociedad? Este es el relato de una persona que las conoció y se adentró en este mundo de sanación personal.

 

Alejandra Stuardo >
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Cada año son cientos los chilenos que mueren producto de un cáncer o de alguna enfermedad terminal. Vivir el proceso de ver morir a una persona con cáncer, es una de las pruebas más dolorosas que existen en la vida de una persona. Observar con impotencia y dolor cómo la vida de tu ser querido se va apagando de a poco, porque es una enfermedad larga, silenciosa, de mucha agonía.

Cada vez son más las farmacias que se instalan en las ciudades de Chile, a raíz de la alta demanda de medicamentos, lo que nos demuestra que las enfermedades se han ido incrementando con los años. Por otro lado, ha aparecido un grupo de personas, y no menor, que ha optado por sanarse con las “terapias complementarias”, siendo tan grande su eficacia, que cada día son más y más quienes optan por sanarse con terapias tales como el Reiki, las Flores de Bach, la homeopatía, las hierbas medicinales, los baños de vapor, entre muchos otros más.

A raíz de esto, decidí tomar el testimonio de una gran amiga, maestra de Reiki, que me pudo sacar de varias dudas en relación a la efectividad y eficacia de estos tratamientos.

Ema, de 42 años, y oriunda de Calama, me cuenta que el año 2009 llegó a vivir a la ciudad de Arica producto de la reciente separación con su expareja. Me comentó que llegó sola, sin nada de dinero, prácticamente se vino con lo puesto desde la ciudad de Calama. En ese momento no tenía ganas de trabajar, ya que estaba pasando por una profunda depresión a raíz del quiebre matrimonial. A pesar de ser consciente de que en ese tiempo era víctima de violencia psicológica, ella aún no asumía que esa relación había terminado. Muchas veces pensó en quitarse la vida, ya que la soledad en la que estaba le provocaba problemas hasta para respirar.

Un día, y en la desesperación de buscar alguna ayuda, una tía de ella le comenta que hay una señora en el sur de Chile que es algo así como una vidente, por lo que mi amiga la llamó. Me comenta que aún recuerda esa conversación. La señora le pregunta su nombre y le dice: "¡no me digas nada! percibo el dolor que sientes, pero yo te ayudaré a volar libre como un ave, y muchas personas dependerán de ti". En ese momento ella no comprendía lo que la vidente le decía a través del teléfono, ya que la depresión que tenía la estaba matando en vida; los alimentos que comía, eran porque sus padres la obligaban a comer y sabían agrios y amargos. Además, fumaba de 2 a 3 cajetillas de cigarrillos diarios. Por las noches, se tiraba el cabello culpándose de la separación. 12 años de convivencia, para luego enterarse de que su ex pareja iba a ser padre por primera vez, pero con otra mujer.

A medida que pasaban los días, semanas y meses, comenzó a estabilizarse anímicamente dentro de sus posibilidades y comenzó a buscar trabajo. En ese año, 2011, ingresó a una asociación de mujeres en Arica. Una de ellas le comentó que en el Hospital Regional de Arica realizaban cursos de Reiki. Ella, por el año 2000, se había realizado Reiki una vez, pero con el tiempo había olvidado esa tan linda experiencia, así que se dirigió al hospital y, como en ese momento no estaban impartiendo cursos de Reiki, optó a regañadientes por las Flores de Bach. A medida que se iba adentrando en el mágico mundo de las flores, comenzó a tomarle el gustito al punto de enamorarse perdidamente de esa terapia.

Posteriormente pudo asistir al curso de Reiki, que era su primera opción. Juntó el dinero y compró las esencias madres, comenzó a hacer Reiki a domicilio, luego llego al nivel 2, como así también llegaron las gemoterapias, los cortes kármicos, la activación de la glándula pineal, déficit atencional, entre otros.

El año pasado sacó su maestría en Reiki, actualmente tiene su propia consulta, es maestra de Reiki y es una agradecida del universo por haber sanado su dolor y, a la vez, por poder ayudar a sanar a otros desde su propio dolor. Según ella, el ser reikista, maestra y terapeuta floral, la ha ayudado a sobrellevar muchos dolores como la depresión por la ruptura con su expareja, la muerte de su padre y otros familiares. Ha aprendido a conocerse día a día, y generar un tipo de bálsamo para suavizar ese camino de espinas que a veces nos toca transitar, y todo gracias a las Terapias complementarias.

Este testimonio me deja como reflexión que, si no integramos nuestro cuerpo, nuestra alma y nuestra psique, jamás nos podremos sanar del todo y, por último, como bien claro lo dijo una vez Vincent Van Gogh: "La normalidad es un camino pavimentado, es cómodo para caminar, pero nunca crecerán flores en él".

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