Vertedero: tras la verdadera historia de una gran mentira

24 Febrero 2012

En consecuencia, no les levantemos calumnias a los loquitos del Vertedero. El único pirómano es otro loquito que prende fuego a sangre fría.

Braulio Olavarr... >
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Por testimonios de los involucrados e implicados en el asunto, acabamos de descubrir que nuestros honorables concejales no tienen la más mínima idea de lo que es el Vertedero Municipal, ni de cómo funciona (o no funciona), ni mucho menos del contenido de las licitaciones que aprueban levantando automáticamente la mano y sin fundamentar su inconfesable decisión. Y pensar que una tarde de enero del 2009, en el Teatro Municipal, juraron solemnemente defender los intereses de la comunidad que les entregó su preferencia, confiando en que eran personas capaces, eficientes y honestas.

La letra y espíritu de la última licitación sólo las conocen cabalmente el edil inhabilitado (actualmente alcalde de la Radio Ariqueña) y el empresario que se la adjudicó, el que por peregrina coincidencia es siempre el mismo y su opción queda oleada y sacramentada mucho antes de que el Concejo cumpla el trámite de refrendarla levantando (o tendiendo) la mano. Gracias, jefe; gracias Padrino; su propina es mi sobresueldo.

También ha quedado comprobado que las autoridades de Salud siguen siendo los mismos tecnócratas insensibles que sólo atinan a recetar un mejoral (no una inyección a la vena), cuando la comunidad se inquieta y comienza a indignarse. Pasó durante largos años para mayor desgracia de la “gente del Plomo” y puntualmente en estos días a raíz de los olores nauseabundos, la humareda y la plaga de moscas que emanan de la quemazón de basura en el Vertedero.

Sin embargo, a juicio de Salud, el fenómeno todavía no califica como problema sanitario, sino que tiene solamente connotación de molestia.  Es que estas autoridades viven físicamente lejos de las poblaciones y, sensitivamente, en un limbo aún mucho más apartado.

Mayor todavía es la responsabilidad de las autoridades de más arriba, enajenadas en una obsesiva campaña mediática de propaganda oficialista, con anuncios de proyectos, inversiones y logros, pero miopes para descubrir, por ejemplo, el descalabro del Parque Acuático o que buen número de calles estaban destruidas y no había –por expreso contrato- más remedio que esperar pasivamente que los señores contratistas se dignaran asfaltarlas.

Sólo por mediación de algunos pocos medios de comunicación alternativos –que recogieron el creciente repudio de la comunidad-, y al cabo de dos meses, se les alumbró la ampolleta y se animaron a intervenir. Claro que, de yapa, eso les sirvió en buena medida para cocinar ese indiscreto déficit de ejecución presupuestaria que les tenía al borde de la histeria.  .

¿Quién vio o escuchó en estos días a los dos monos porfiados de la tele (Nadien TV) referirse a las emanaciones malolientes, a las humaredas y a la apestosa invasión de moscas?. Al parecer, para ellos no existen los problemas reales, sino el ejercicio demagógico de anunciar que el Gobierno está cumpliendo. Sin negar lo mucho de cierto que esto pueda tener, lo concreto es que localmente el intendente y la gobernadora no están cumpliendo con la población. Y si este problema no cabe dentro de su ámbito (como afirmó uno de ellos), quiere decir, derechamente, que Cagaste nos mandó saludos.

Patética resultó una entrevista en que el empresario a cargo del Vertedero se empeñó en confrontar críticas que no se sabe dónde fueron formuladas y que, conforme a un libreto con fuerte tufillo a tongo, tenderían a desprestigiar su imagen.

Partió diciendo que  “durante los tres años que tenía la licitación del Vertedero como empresa, nadie dijo que estaba malo o que estaba bueno; nadie se preocupó realmente del Vertedero Municipal. Hoy día cuando justamente tocaba licitar nuevamente, o aplazar la licitación, todo el mundo se preocupó de ello y empezaron a hablar. Yo diría malintencionadamente”.

Lo que no dijo, pero quiso claramente disimular, es que el Vertedero se convirtió es una agresión medioambiental que dejó al descubierto las graves incongruencias de esa licitación de tres años, lapso en que –efectivamente- nadie dijo nada. Y tampoco él que pese a afirmar textualmente que “yo trabajé los tres años sin ningún tipo de problemas”, se queja ahora de que las bases lo obligaron a trabajar con seis máquinas, en circunstancias que en la licitación anterior, que hizo con Carlos Valcarce, se le pidió que trabajara con diez unidades. ¿De dónde, peccatas meas?.

En otras palabras, deslizó sutilmente que el problema de malos olores, humaredas y moscas se debería tal vez a que el parque vehicular mecánico que estableció la licitación es insuficiente para lograr un correcto manejo de la basura.

¿Por qué aceptó esa dotación minimizada? ¿Cómo no previó lo que hoy esgrime como argumento, en el sentido de que la ciudad crece y hay que tener también en cuenta las bajadas del río? ¿Tan masoquista es que se resignó al creciente incremento del volumen de la basura e, incluso, a tener que disponer de maquinaria adicional? Empresarialmente inconcebible.

Lo más extraño de todo es que las candentes quejas del concesionario irrumpen después que el Concejo le aprobara por avasallante unanimidad (todas las manos tocaron el cielo) una extensión del contrato por dos años más. ¿Cortina de humo, el parche antes de la herida?

A todo esto, no puede uno dejar de sentirse tentado a preguntar: de no haberse producido la actual contingencia ambiental, ¿habría seguido así tan piola, mortificándose y estoicamente apegado a las bases de esa absurda licitación?. De acuerdo a sus palabras, en días recientes se convino con el seremi de Salud y con el administrador municipal doblar la jornada de trabajo en el Vertedero, lo que supone poner más maquinaria. ¿Se modificarán las condiciones de la prórroga o es meramente una graciosa prodigalidad suya? Eso nadie lo explicita.

Por otro conducto se supo que el alcalde subrogante, raudo y enérgico, ordenaría una investigación, mientras la concejala Marcela Palza llamaba a dos programas radiales para explicar que la unanimidad en la votación de la prórroga fue el mal menor dentro de un abanico de opciones que constituían un callejón sin salida. O sea, estaba todo amarrado y también, -por ende- los desventurados concejales, sumidos en un borrascoso mar de dudas. La concejala precisó que ella votó profesionalmente, avalada por un esclarecedor informe sobre el Vertedero que le proporcionó un mando medio de la Municipalidad.

No deja de ser sugestiva la doble intervención de la risueña edil. Las buenas malas lenguas la sindican como probable candidata a la alcaldía por el PRI (Partido Regionalista de los Independientes), cuyo presidente regional acaba de formular un amable llamado a la comunidad. Con su característico tono estilo cura de mi pueblo, invitó a inscribirse en esa parroquia. La novedad del año, un súper ofertón pre-eleccionario: usted se inscribe, queda registrado como militante en el padrón del PRI, pero sigue siendo independiente. Milagroso. Sí, pues, en el mundo éste es el único partido de independientes-militantes o de militante-independientes. ¡Sacaste trago, pelado! Punto aparte.

Continuando con la basura, hay a todo esto en las declaraciones del concesionario una afirmación a todas luces insostenible, cual es la de asegurar que en el Vertedero se están perpetrando incendios intencionales. Y resulta que, según el mismo empresario, los “pirómanos” son personas dementes que viven o deambulan por el entorno del basural. Debe ser por eso que sólo se llamó a Bomberos y no a Carabineros, a la PDI ni a Hinzpeter.

Bomberos, que desde un primer momento avaló la tesis de los incendios provocados (quemantes declaraciones), se niega a combatir esos fuegos fatuos, porque ni con toda el agua del Parque Acuático se lograría apagarlos. No obstante, para la exportación algunos voluntarios comentan que la propia empresa trata de sofocar la hoguera depositando sobre ella sucesivas capas de basura.

Como quiera que sea, de las argumentaciones del concesionario y de los palos blancos, negros y rosados que avivan la cueca de la desinformación (a propósito, ya se viene el Carnaval Chilenazo; adivinen quién lo financia), así como de personas que conocen el trabajo en el Vertedero y de las afirmaciones del seremi de Salud, se ha conformado en el imaginario colectivo la siguiente percepción:

-En el Vertedero se ha producido una acumulación de basura que el concesionario no ha sido capaz de tratar. Elemental, Watson; evidentemente obvio.

-Por lo mismo, como no se cubre la fogata con tierra (relleno sanitario), se optó por quemar la basura (relleno incendiario).

-La descomposición de la basura genera gases que son tóxicos (emanaciones malolientes) y también inflamables, de lo que se desprende que el proceso de combustión puede, a su vez, ser acelerado por la radiación solar. En consecuencia, no les levantemos calumnias a los loquitos del Vertedero. El único pirómano es otro loquito que prende fuego a sangre fría.

-Las humaredas espantan a las moscas residentes, las que se dispersan por el área urbana. Y no reclamen mucho, vecinos; no sean tan exquisitos. Convénzanse de que técnicamente esto es apenas una molestia. 

-Al parecer, en lo que sí tienen culpable injerencia los loquitos del Vertedero es en haber servido de asesores para el exacto cálculo matemático de las maquinarias requeridas.

Como puede apreciarse, este diagnóstico ciudadano es considerablemente más acertado que el de las autoridades sanitarias y el de Bomberos.

No está de más consignar que una pobladora insinuó la sospecha de que presumiblemente el extraño virus (asociado a dolores de cabeza y vómitos) que se ha instalado en la ciudad pudiera tener su foco en el colapso del Vertedero.

De ser así, las autoridades –municipales, regionales, provinciales y sanitarias- quedarían públicamente autoimputadas por notable abandono de funciones. Y ello por encapsularse en la burbuja del poder, la burocracia y el triunfalismo autocomplaciente, a espaldas de una realidad que no da motivos para festinar.

A propósito de festinar, el edil inhabilitado está gallando duro como alcalde de la Radio Ariqueña, junto a tres querubines que siempre vuelan duro: Luchito, el animador de la cintura para abajo; el Arraya, volador millonario del aire, que nunca se sale de la raya; y MAO, el patas negras en serie del Parque Lauca. Se las trae y se las lleva este amigo-enemigo de los amigos. Con decirles que el jefe le dijo a su pierna importada que más mejor se ausentara por un tiempo de Arica. Y pidió orden de arraigo para el bacán picaflor. Es un peligro para la sociedad. ¿Y Boston?

Comentarios

Imagen de Carlos Felipe

No se entiende cual es la

No se entiende cual es la idea de asociar la horrible foto de un vertedero en medio del desierto con su resentimiento personal hacia el Alcalde y concejales.

Me da la impresión que tal como sucedido con el hermano de un diputado, tampoco consideraron su curriculum en la Municipalidad..... o me equivoco?

Una vez más, cero aporte del AntiSankán...

Imagen de José Luis Pizarro Theiler

Yo creo que el aporte esta en

Yo creo que el aporte esta en mostrar una realidad que esta a los ojos de todos los ariqueños. Que el articulista caiga en además en lo panfletario, puede ser su estilo pero no desvirtúa la existencia del problema.