Titulo Exterior:
El Asesinato de Casimiro Barrios
Trabajador en una tienda de telas, su lucha a favor del anarquismo lo llevó a la muerte bajo el gobierno de Carlos Ibáñez del Campo. Su recuerdo es casi nulo. <b> Por José Martínez Fernández </b>
A comienzos del siglo veinte la bandera roja y negra del anarquismo tenía muchos seguidores en Chile, tantos que fueron ellos los primeros en alzar sus diversas formas de lucha contra el aparato estatal-capitalista.
A los ácratas se les encuentra en la pampa salitrera y participan en la gran reunión minera de la Escuela Santa María en Iquique (1907), en donde el gobierno de Montt, a través de sus esbirros Silva Renard y otros, masacran a un número aún no determinado de salitreros.En el Chile posterior la gran persecución contra el anarquismo ocurrirá en los años veinte. La muerte del poeta Gómez Rojas, grafica el odio parido que la maquinaria estatal tenía contra los libertarios. Entonces gobernaba Sanfuentes.
Entre ambos hechos está situado el caso de Julio Rebosio. Peruano de nacimiento, latinoamericano por principios, se asentó en Chile escribiendo en el periódico “Verba roja”, en el que también lo hicieron hombres tan ilustres como González Vera y Manuel Rojas.
Detenido por la policía debió salir de Chile, a su vuelta volvió a seguir en su “Verba roja”. Detenido nuevamente, torturado como solo saben hacerlo los sátrapas, casi enloqueció. Salió de la prisión para darse un tiro.
Había en ese período de persecución contra comunistas, socialistas y anarquistas, un abogado de una condición humanitaria destacable. Este caballero se llamaba Carlos Vicuña Fuentes. Don Carlos fue quien defendió a Rebosio, a otros ácratas y a perseguidos de otras tendencias políticas odiadas por la política oficial. Y cuando fue electo diputado por el Partido Radical don Carlos Vicuña Fuentes siguió haciendo lo mismo.
Pero de todas las muertes de luchadores sociales de esa época la que aún tiene sombras enormes es la de don Casimiro Barrios. Este ilustre luchador anarquista era un trabajador español que, como muchos otros ibéricos, se había instalado en Chile y seguía la luz de las ideas de Kropokine, Malatesta, Faure y Bakunin. Aquí participaba en el Centro “Francisco Ferrer”, nombre en homenaje al teórico libertario español fusilado en su país.
Casimiro Barrios era empleado de una tienda de telas en la calle San Diego y solía, en los actos de protestas políticas cercanos a ese lugar, salir a arengar a los allí congregados, con el permiso de su patrón quien le daba para ello una hora.
Durante la dictadura de Ibáñez -el “Benefactor”- ordenó su detención. Se le llevó a Arica y allí, en el Valle de Azapa, exactamente en la cuesta Ramírez, fue asesinado y enterrado.
Este crimen se sumó a otros que cometió el Sr. Carlos Ibáñez del Campo durante su primer gobierno.
Es digno de ripley esta inconsecuencia de nuestro pueblo: que veinte años después haya elegido para la magistratura de la nación a un individuo que tenía las manos sucias de sangre.
Nosotros hemos querido recordar el hecho con el motivo de que el nombre de Casimiro Barrios no sea olvidado.
FUENTES:
“Letras anarquistas”, libro de Manuel Rojas y José Santos González Vera, compilación de Carmen Soria.
“De Martí a Chiapas”, libro de Luis Vitale.
“Historia del Partido Comunista de Chile”, libro de Hernán Ramírez Necochea.
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