La mirada del corresponsal ciudadano Jesuita, sobre la canonización del Padre Hurtado y lo que nos queda por hacer.
Titulo Exterior:
Ya Fui Canonizado ... ¿Y qué?
La mirada del corresponsal ciudadano Jesuita, sobre la canonización del Padre Hurtado y lo que nos queda por hacer.
Ya han pasado algunos días desde la
Canonización del Padre Alberto Hurtado y todo parece volver a la “normalidad”, cada uno a sus labores: los estudiantes a sus clases, los empresarios a sus negocios, los obreros a sus faenas, los medios de comunicación a sus crónicas rojas y los pobres a seguir esperando. El fervor que se respiró durante aquellos días parece haber dado paso nuevamente a una piedad aletargada, desencarnada y ritualista.
¡Menos mal! Sin duda, todo un mecanismo de defensa, que nos permite adecuar la realidad a lo que somos capaces de soportar en nuestras conciencias; porque, de verdad, tomarse en serio al
Padre Hurtado nos habría traído grandes problemas, nos habría obligado a decir cosas que no todos quieren escuchar, a poner sobre la mesa los reales conflictos de nuestra ciudad, a tener que discutir sobre cosas que nos incomodan porque nos obligan a tomar partido, a hacernos preguntas que habrían resultado un poco incómodas para nuestra conciencia colectiva.
¿Qué haría el Padre Hurtado hoy en Arica? ¿Qué problemas le apasionarían? ¿Cuáles serían sus opciones?
¿Quiénes serían sus “patroncitos”? ¿En qué puentes o esquinas de nuestra ciudad recogería a niños, adolescentes, jóvenes y adultos mayores? ¿Con quiénes se enfrentaría? ¿Quiénes serían sus detractores? ¿Quiénes lo apoyarían?
¿Quiénes lo tildarían de “cura comunista” o revolucionario? ¿Qué actitud tendría frente a los poderosos, frente a las desigualdades, frente al activismo o a la piedad tibia que nos adormece las conciencias? ¿A cuántos de nosotros nos llamaría a salir de nuestra indolencia? ¿Qué diría a nuestra Iglesia en Sínodo?
¿Qué espacios de participación daría a los laicos en la vida eclesial? ¿Y a la mujer? ¿Qué barrios de nuestra ciudad visitaría en su camioneta verde? ¿Sería “Es Arica una ciudad católica” el título de su nuevo libro? ¿Qué nueva obra fundaría para los trabajadores, para los sin techo, para los enfermos de SIDA, para las madres solteras, para nuestros drogadictos y alcohólicos? ¿Qué diría a los jóvenes que se forman en nuestras Universidades para luego salir a ganar dinero a otros lugares?
¿Cuál sería su mensaje hacia los convivientes? ¿Les negaría la Comunión y el Sacramento de la Reconciliación? ¿Por quién votaría en las próximas elecciones? ¿Esperaría de brazos cruzados a ser “Arica - Región” para dar respuesta a los pobres, a los que buscan trabajo, a los que vienen a nuestra ciudad por nuevas oportunidades? ¿Qué iniciativas tomaría en nuestras relaciones con los hermanos de Perú?
¿Daría a Bolivia una salida soberana al mar? ¿Cómo abordaría el tema de la educación sexual y valórica de nuestros jóvenes? ¿Cuál sería el tono de sus prédicas cada domingo en la Misa?
¿Qué le diría a quienes violaron los derechos humanos en el pasado y hoy los defienden? ¿O a quienes lucharon junto al pueblo y hoy son cómplices de un sistema que ha permitido escandalosas desigualdades? ¿Cómo nos explicaría la diferencia entre caridad y justicia?
¿Se sentiría orgulloso del modo como hemos manoseado la palabra “solidaridad”? ¿Qué nos diría a los curas y monjas sobre el rostro de Dios que estamos transparentando? ¿Qué mensaje dirigiría a los católicos de Arica, a los que lo eran y se han decepcionado, a los que nunca lo han sido, a los agnósticos y ateos que buscan a tientas, a los que viven su fe a su manera?
¿Cómo defendería a la Iglesia que tanto amó? ¿Con actitud rigurosa o abierto al diálogo? ¿Con celo desmedido o mostrándose vulnerable? ¿Qué nos diría a quienes, en su nombre, nos hemos adueñado del Hogar de Cristo y de su espiritualidad? ¿Cuáles serían sus palabras hacia nuestras autoridades civiles y militares? ¿En qué términos emplazaría a los empresarios que, pudiendo hacerlo, no crean nuevas fuentes laborales?
¿Con qué palabras de escándalo atacaría a quienes utilizan a los pobres como punta de lanza política? ¿Cómo desenmascararía nuestras dobles intenciones y nuestras motivaciones ocultas?Pero tranquilos, son solo preguntas en un artículo; no hay para qué tomarlas en serio. Es lo que comúnmente pasa con los santos: parecen venidos al mundo cuando el mundo no está preparado para recibirlos... ¡Menos mal que ya pasó y no nos tomamos en serio al Padre Hurtado!
Cuando el
Padre Hurtado dijo “
el pobre es Cristo”, no era una metáfora; y cuando Juan Pablo II dijo en Chile que “los pobres no pueden esperar”, lo dijo en serio. Ahora que ya pasó la Canonización, ojalá no le digamos a los pobres que para el Bicentenario sí les tendremos una respuesta. Al menos los de Arica no pueden esperar tanto.
Marcelo Mobarec Hasbún SJ
Capellán Hogar de Cristo – Arica
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