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Piel fina, textura suave y contextura muy carnosa son las características que hacen de la aceituna de Azapa un alimento único en su clase a nivel mundial, además de un producto emblemático de Arica y Parinacota.

A partir de este lunes 12 de mayo este producto oriundo de la región puede llamarse con propiedad “Aceituna de Azapa”, luego de que la Asociación de Olivicultores de Valle Azapa entregue los documentos para la obtención del sello de origen “Indicación Geográfica” (IG), en el Instituto de Propiedad Intelectual (INAPI).

La Indicación geográfica para las aceitunas de Azapa, garantiza a los olivicultores del valle el uso exclusivo de usarla, permitirá difundir a los consumidores que están disfrutando de un alimento único en todos los aspectos, aportar valor a la producción, mantener el paisaje olivarero e imprimir dinamismo a esta actividad.

La historia de este grupo de emprendedores parte el año 2012 cuando 25 olivicultores deciden formar la asociación de Olivicultores del valle de Azapa, con el objetivo de consolidar el desarrollo del sector olivícola y fijan como su primer objetivo la obtención de esta marca o sello de Origen. Durante el proceso que duró cerca de dos años se integraron, a través de distintas instancias de colaboración y asesoramiento, otras instituciones como Hacer Chile y la Universidad de Tarapacá.

“Todos somos hijos o nietos de olivicultores y queremos dejar la obtención de este sello también como un legado para las generaciones que vienen. La aceituna de Azapa forma parte de nuestra identidad, es una variedad local de cuya preparación nos hemos preocupado de mantener en el trascurso del tiempo, para mantener su reputación y calidad”, manifestó la responsable del proyecto y directora de la Asociación, Rosa Gardilicic.

El proyecto de la Asociación de Olivicultores, si bien ha obtenido un logro emblemático, tiene proyecciones mucho más grandes que pretende materializar a través de los diversos instrumentos que ofrece la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo).

Actualmente la Asociación de Olivicultores, representa el 60% de la plantación de olivos en el valle y ha sido un punto de encuentro de tradición, familia e historia entorno al olivo y a la aceituna.

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