La poesía ariqueña tuvo su "época de oro". Todo empezó con Óscar Hahn. Era más o menos la mitad de la década del sesenta de la terminada centuria. Iquiqueño de nacimiento, llegó a hacer clases a la
Universidad de Chile con un libro suyo bajo el brazo: "Esta rosa negra", que había ganado el Premio Alerce de la Sociedad de Escritores de Chile (Sech), mientras en Arica Nana Gutiérrez publicaba su "Manos arriba" y descollaba en la antipoesía,
siendo alabada por Nicanor Parra y Enrique Lafourcade y posteriormente por Pablo Neruda. La Municipalidad le daba el Premio Municipal de Literatura, hecho que ocurriría por primera y única vez.
Gutiérrez y Hahn tendrán un encuentro muy cercano con sus hermanos del Perú. Nana publicará un libro junto al poeta de ese país Winston Orrillo y Óscar Hahn será editado en Lima con su libro "Agua final". Nana Gutiérrez, además, editaría, unos años después, un libro en conjunto con el escritor argentino Marco Denevi.
Claudio Castro Morales, profesor, será otro poeta que en ese momento marcará algunos hitos y que tendrá mayor relevancia entre fines de los 70 y hasta su muerte.
En 1966 yo ganaba el Primer Premio de Poesía en un concurso organizado por la Universidad del Norte. En ese mismo año
la misma Universidad premiará, en forma especial, a Jorge Bellet Pacheco, quien hacía unos años, casi niño, había publicado su libro "Alma te busco". Libro único del poeta que dejó su función de creador para dedicarse de lleno a los estudios en que brillaba con luces extraordinarias. Obtuvo uno de los mejores puntajes en la prueba de ingreso a la Universidad. Se tituló de Físico en Chile. Becado a los Estados Unidos logró el Magister y el Doctorado. Bellet era brillante. Un día de los años noventa, dedicado ya a su actividad de Físico y de maestro universitario, murió en un accidente.
Aún me cuesta creer en su desaparición y me parece ver el sonriente rostro de Jorge Bellet, quien, a mi parecer, es la persona más inteligente que haya residido en Arica. En los concursos poéticos para jóvenes la mujer que más premios obtenía era María Angélica Molina. Ella publicó en unos cuantos diarios y en "Serie poética". Luego entró en una espiral de silencio.
En julio de 1967 creamos el grupo literario "Carlos Pezoa Véliz" y la publicación "Serie poética", ambos bajo mi dirección. "Serie poética" era financiada por un pequeño grupo de comerciantes. De "Serie poética" salieron cuatro números (desapareció al año siguiente).
Entre otros, allí publicaron María Angélica Molina, Alberto Yury y Florencio Faúndez. En ese tiempo el regidor Luis Blanco Carvajal era el mayor interesado en el apoyo a la poesía ariqueña. Había obtenido la primera mayoría en la elección de regidores y desde la Municipalidad trataba de ayudar a la difusión de la poesía local. A él le propuse que una calle de Arica llevara el nombre del poeta Carlos Pezoa Véliz, y los seis regidores y la alcaldesa Elena Díaz aprobaron la petición en forma unánime. Luis Blanco intentó una y otra vez que se creara un Premio Municipal de Literatura, estable y anual. No tuvo apoyo. Yo escribía en el matutino "Concordia" y allí manifesté la idea de formar una Sociedad de Escritores de Arica (SEA), lo que sólo quedó como texto impreso en ese diario. La idea fue concretada muchos años más tarde por literatos como Nelson Gómez, Iris Fernández y otros.
En 1970 yo editaba mi primer libro, "Distancial". La Municipalidad de Arica me llamó para comprar parte de la edición del mismo, lo que fue aprobado por seis de los siete miembros del Municipio. Con ello se pagó completa la edición. Un año más tarde la Junta de Adelanto de Arica me financió la edición de mi libro "Poemario", entregándome una parte de los ejemplares a mí, distribuyendo el resto en bibliotecas y mandándolos a medios de comunicación.
Iniciado el gobierno de Allende,
Luis Araya Novoa ganó el segundo premio del concurso nacional de poesía "Carlos Pezoa Véliz" de la Editorial Quimantú. Será el inicio de una serie de galardones que obtendrá el bardo. Poeta de alta creatividad, de singular manejo linguístico y hombre de una cultura literaria enorme. Único poeta que en la actualidad puede disputarle a Óscar Hahn la supremacía en la creación lírica de todo el Norte de Chile.
Luego aparecieron por Arica dos importantes poetas: Oliver Welden y la profesora universitaria Alicia Galaz Vivar. Ella venía a trabajar a la Universidad de Chile.
Allí creó la revista "Tebaida", editada por esa casa de estudios. Durante sus últimos números "Tebaida" fue publicada por la Editorial Nascimento. Fueron Alicia y Oliver los que me invitaron a ser parte integrante del grupo y de la revista, en que tenía gran participación el poeta Ariel Santibáñez. Nos reuníamos en una sala de la Universidad de Chile, frente al Rancagua, a leer y debatir nuestros textos. A veces teníamos invitados de lujo. Una vez estuvo con nosotros Washington Delgado, poeta peruano, jurado en el Concurso Casa de las Américas de Cuba.
En ese mismo período el poeta Oliver Welden gana el premio nacional de poesía "Luis Tello" con su libro "Perro del amor". Welden es autor allí de una poesía dominada por una profunda belleza erótica. El poeta acaba de ser premiado por la Feria del Libro de Nueva York, mientras vive entre España y Suecia.
También es muy interesante la creación poética de Mario Milanca Guzmán. Nacido en Calbuco estudió su carrera de Pedadogía en Castellano en la Sede Arica de la
Universidad de Chile. Aquí escribió poemas que fueron publicados en la revista "Tebaida". Hombre de una cultura gigantesca se interesó fundamentalmente en el estudio de la música. No sabemos cuándo volvió a su tierra o a Santiago; pero tras el Golpe del 73, Mario Milanca apareció en Venezuela trabajando para los aparatos culturales de gobiernos socialdemócratas en ensayos musicales. Allí publicó libros sobre esos temas. En 1999 murió en accidente de aviación. Los pocos poemas conocidos de Milanca lo convierten también en un gran poeta de la llamada "época de oro de la poesía ariqueña".
En 1972, a petición de personeros de la Universidad del Norte, organizamos un Concurso Literario para Trabajadores. Fuimos jurados junto a Alicia Galaz, Oliver Welden y personeros de la misma casa de estudios. En cuento ganó Manuel Cortés y en poesía Florencio Faúndez. Aparte de los premios en dinero estaba la publicación de un libro con el trabajo de esos ganadores y de los que habían obtenido otros lugares. Ante la demora persistimos y persistimos, sin éxito.
Cuando al fin el periodista Adolfo Vargas Jofré -funcionario de esa Universidad- dijo que la publicación iba, se nos vino el 11 de septiembre.Por esa misma época Alicia Galaz publicó un libro que tituló "Jaula gruesa para el animal hembra". Su libro obtuvo varios comentarios favorables. Era un texto de gran riqueza lírica y una defensa del feminismo. Alicia, compañera de Oliver, era una mujer muy inteligente, y una mujer bella, bellísima. Hace pocos años se apagó su luz en Estados Unidos.
En diciembre de ese 1972 las Ediciones Mimbre-Tebaida me publicó en Antofagasta mi tercer libro de versos:
"Exposiciones", con dibujos del gran artista gráfico Guillermo Deisler.Alicia Galaz había preparado, por encargo de Quimantú, una antología poética del norte chileno. El original fue enviado a la Editorial. Allí figuraban desde Andrés Sabella hasta Julio Opazo, pasando por poetas residentes en Arica como el mismo Opazo, Nana Gutiérrez, Oliver Welden, Ariel Santibánez, Óscar Hahn, Luis Araya Novoa, Florencio Faúndez, la antologadora y el que escribe, acompañados de poetas nacidos, o residentes, en Iquique, Tocopilla, Antofagasta, Calama y otras ciudades.
El Golpe de Estado acabó con la ilusión antológica de Alicia y de nosotros.En octubre de ese doloroso 1973 (y cuando estaban muy vivas las llamas del odio y llevando a cuestas el dolor por el asesinato de mi amigo Luis Solar y la posible condena a muerte de mi también amigo, el carabinero y estudiante universitario Atiliano Hernández, sometido a varios consejos de guerra que, al final, lo condujeron a ser condenado a cadena perpetua), decidí publicar el folleto "Presencia de Arica en la poesía". Estaban las tapas impresas desde hacía unos meses. Para hacer las páginas interiores hablé con gente de la DC que trabajaba en la Junta de Adelanto. Ellos pusieron el papel e hicieron la impresión a mimeógrafo.
Fue la última publicación colectiva realizada en Arica inmediatamente tras el Golpe. En ella aparecieron poemas de Alicia Galaz, Oliver Welden, Julio Opazo, Florencio Faúndez y otros bardos.Dos meses más tarde apareció mi libro "Voces", el que estaba haciéndose en la imprenta de prisiones desde antes del Golpe. Tras el 11 de septiembre el libro estuvo "retenido" tres meses en los talleres de la imprenta. El texto, sin ningún poema de carácter político, al fin salió en diciembre. Fue mi cuarto y último libro de poemas en ese período: tendrían que pasar años para volver a publicar otro libro. A comienzos de 1975 opté por mi propio autoexilio: Santiago.
Tras el Golpe de Estado los poetas se dispersaron. Ariel Santibáñez se fue a Santiago y es un detenido-desaparecido desde 1974. Óscar Hahn vivió la prisión sólo unos días. Luis Araya Novoa permaneció detenido algunos meses.No tuvimos problemas autores como Florencio Faúndez, Julio Opazo y yo, entre otros, a pesar de conocerse nuestra posición política.
Nana Gutiérrez -conversó conmigo tras el Golpe- tenía su alma herida. Su mirada era intensamente triste y sus palabras sonaban apenas. No se podía esperar otra cosa de una mujer con una sensibilidad tan rica. No se podía esperar otro acto de una gran poetisa o antipoetisa, como a ella le gustaba llamarse.
Hahn se fue luego a Estados Unidos. Alicia Galaz y Oliver Welden tomaron, poco después, el mismo rumbo.
Se produjo la gran diáspora y en el corazón solitario de cada poeta se hizo aún más evidente esa soledad. En especial, en el corazón de quienes nos quedamos en Chile sobreviviendo los largos y oscuros años que se nos vinieron.
Las publicaciones señaladas, los autores nombrados, los libros citados, los premios obtenidos, las revistas indicadas, los grupos literarios existentes; todo ello realizado en un plazo de apenas una década, en pleno siglo XX, convierten a ese período en lo que podemos llamar "la época de oro de la poesía ariqueña".
No hay un período más rico en creación y difusión de la poesía ariqueña que el vivido desde la mitad del 60 hasta la mitad del 70. El siglo veinte está claramente marcado por ese hecho.Poetas ariqueños de interés anteriores y posteriores a esta etapa han existido y van a ser tema de dos próximos artículos.