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Corría el año 2000, iniciando el mes de diciembre, cuando nace la idea de conformarse como agrupación en torno a la afrodescendencia en Chile. Lo que parecía indiscutible para nuestra Región de Arica y Parinacota, estaba completamente invisibilizado para el resto del País y es que nos enseñaron desde siempre que los negros que llegaron hasta estas latitudes, habían muerto de frío; como me lo mencionara, hace unos días un músico que investiga al respecto. Pero en Arica crecimos rodeados de familias morenas, familias herederas de la cultura Afroariqueña y aun cuando quizás no fuéramos tan conscientes de que la procedencia era de esclavos africanos que habrían llegado hasta esta zona, siempre estuvo en nuestras retinas la presencia de los morenos de Arica y el  Valle de Azapa.

Desde el año 2000 en adelante, cuando a partir de la creación de ONG Oro Negro se da vida a todo un Movimiento Afroariqueño; que con el correr de los años fue aglutinando a las más variadas organizaciones de Afrodescendientes Chilenos; desde lo político, social, género, cultural, tradiciones, patrimonio, artesanía, culinario, musical y dancístico, en toda una red que incluso traspasó los límites regionales.

Pero, ¿qué es lo que realmente despierta el interés de todo un País por la Cultura Afroariqueña, incluso estando presente en el lente internacional? Conversando con un amigo Afrobrasileño, con residencia en Salvador de Bahía, éste me comentaba que el fenómeno chileno en afrodescendencia le llamaba poderosamente la atención, por ejemplo, en comparación al caso brasileño, que data por lo menos de unos 30 años antes que, en Chile, pero que su mayor fuerza se quedara sólo en Salvador de Bahía, sin explotar al resto del País; cómo sí se ha dado en Chile. Y es en que, en nuestro país, desde que se inició el movimiento afrodescendiente a fines del año 2000 y de ahí en adelante, el interés que despertó desde sus distintas aristas, sobretodo desde la música y la danza, ha sobrepasado con creces los objetivos iniciales del movimiento; en tanto mantención y difusión de la cultura. De este modo, la cantidad de personas que han llegado hasta nuestra Región a investigar del tema es abismante, incluso ya existen agrupaciones en otras ciudades como: Santiago, Valparaíso y Concepción.

Esta reflexión que ya se venía dando, hasta hace un tiempo entre varios de los que participamos en el movimiento y en las Comparsas Afroariqueñas, nace porque aproximadamente dentro de los últimos 5 años la cantidad de personas que llegan en tiempos de Carnaval a empaparse de la Cultura Afroariqueña, se ha duplicado, incluso triplicado en comparación a otros años. Esto, quizás habla de una tremenda necesidad de sentido de pertenencia que existe en nuestra sociedad asociado a un aspecto más local. En este sentido, hasta antes de la conformación de las organizaciones de Afrodescendientes en nuestra Región, el fuerte era el mundo andino y varios de los que no se reconocían con aquello, hoy forman parte del movimiento afrodescendiente, incluso sin serlo. Es así, que, en el resto del país a todos quienes gustan del tambor y que practicaban ritmos: afroperuanos, afrocubanos, afromandingue, afrocolombianas etc., cuando conocieron el Tumbe (género musical afroariqueño), reconocieron el tambor en su propio país, porque el tambor convoca como dice un querido amigo de Sabor Moreno (agrupación de Tumbe Afroariqueño).

Es así que las Comparsas Afroariqueñas al ritmo del Tumbe en música y danza, se han constituido en el principal enganche para el autoreconocimiento y la autoadscripción con la Cultura. A partir de lo anterior, es interesante, mencionar el fenómeno de los Colegios en Arica y como hoy no hay Gala Folclórica en que no lleve una muestra de Tumbe. ¡Notable!, sobretodo si pensamos que todo esto ha sido un logro de la Sociedad Civil organizada en torno a la Afrodescendencia y que ahora en el marco de la ley 21.151, pudiera oficializarse a través de los organismos de educación, por ejemplo. Uno de los tantos aportes  de los Afroariqueños al País, en pleno proceso de consolidación del reconocimiento del Pueblo Tribal Afrodescendiente Chileno.