La vida, más cerca de lo que uno piensa

Qué diferencia existe entre la muerte de una persona y el fallecimiento de otra, gramaticalmente no lo sé. Sentimentalmente la muerte me parece trágica, es el término inesperado de la vida, pero también el fallecimiento de alguien es como tarea cumplida, la satisfacción de tener nota siete al resumen de la existencia después de mucho trabajo. En esta última semana han fallecido dos amigos que para mÍ terminaron con promedio siete.
El señor Héctor Villalón, dirigente de la Natación Ariqueña, un hombre sencillo, cuya preocupación principal fue la de construir y entregar a la ciudad una Piscina Olímpica, y con esta acción integrar permanentemente el deporte acuático a los jóvenes Ariqueños que desearan practicarlo, entre ellos yo, que pertenecí a la Rama de Saltos Ornamentales durante 12 años como deportista, y hasta la fecha como dirigente y juez y así muchas personas más.
Gracias a la existencia de la piscina viajé muchas veces, conocí amigos de otras ciudades y otros países y de regalo tengo el legado de una vida sana, todo esto ¿por qué?. Gracias a un Ariqueño que creyó en su sueño de construir una piscina en Arica y de pasadita mejorar la vida y el horizonte de muchos jóvenes deportistas de esta ciudad.
Fabriquero
El señor Cipriano Morales, Aymara de la localidad de Parinacota, fabriquero del pueblo, es decir, la persona que está encargada de las llaves de la Iglesia, un hombre de la Pachamama, del diario vivir con alpacas, llamas y vicuñas, de paisajes limpios y claros, de naturaleza fuerte y libre, de alturas con poco oxígeno y cielo transparente, de noches bajo cero en compañía de la Vía Láctea, totalmente entregado a su función, quién puede estar a cargo de una iglesia por 20 años y no reclamar un solo día por esta responsabilidad, quién deja su almuerzo a medio comer por atender a las personas que quieren entrar a la iglesia, qué persona no ha aprendido de la fuerza imbatible de la humildad del fabriquero del pueblo.
Cuando supe del fallecimiento de estas dos personas me sentí privilegiado, elegido, feliz de ver las fortalezas que hoy tengo gracias a ellos, gente con simples sueños, pero cumplidos, quizás sea esa la diferencia que los hace distintos, simples sueños realizados o simples sueños frustrados, yo quiero cumplir los mios y lucho para ello, y ciertamente tengo la certeza que lo haré, ¿y por qué no? si tuve la suerte de tener tan buenos maestros.
Ustedes descansen es paz y satisfechos, lo que es yo quedé con la "bala pasa’", gracias, aunque si me escucharan dirían, "pero que agradece este hombre", gracias porque estoy aquí en esta ciudad, Arica, luchando por ella por sus deportistas, por sus indígenas.