Inmigrantes africanos abandonados en el Sahara

(Corresponsal Ciudadano desde España) Todos vienen arrancando de guerras, hambre y enfermedades. Mientras algunos lo hacen en balsa cruzando el estrecho de Gibraltar otros optan por entrar de manera ilegal a Marruecos para posteriormente intentar saltar la valla que separe ese país con la ciudad española de Ceuta. Esta ciudad está ubicada en el continente africano, por lo que hace más fácil la llegada de inmigrantes. Todos estos inmigrantes tienen algo en común, arriesgan su vida para llegar a Europa. Mientras algunos mueren ahogados en medio del mar otros lo hacen de hambre o asesinados por las mafias que trafican con inmigrantes.
La presidenta de Médicos del Mundo, Teresa González, explicó que la ONG ha atendido a 92 inmigrantes acogidos por el frente polisario. Todos ellos presentaban signos de desidratación y heridas que confirmaban que unos días antes habían intentado pasar la valla que limita Marruecos con España. Sólo algunos lograron pasar la barrera antes de ser detenidos por la policía marroquí y abandonados posteriormente cerca de la frontera con Argelia sin comida ni agua. El domingo pasado el primer ministro marroquí, Dris Jetu, afirmó que Argelia y el Frente Polisario (que pide la independencia a Marruecos) “instrumentalizan” el problema de la inmigración clandestina “con finalidades propagandísticas” y con el fin de llevar a una crisis al gobierno alauí.
El Frente Polisario anunció el sábado que había recogido a estos 92 inmigrantes desde el medio del desierto “en condiciones físicas y psíquicas lamentables” en diferentes puntos del muro defensivo construido por las fuerzas marroquíes en el Sahara Occidental. El primer ministro Marroquí replicó señalando que “es Algeria la que no asume sus responsabilidades en materia de inmigración”. Jetú aseguró que su país cumple con las obligaciones y despliega importantes esfuerzos para controlar los flujos de inmigrantes procedentes de los paises centroafricanos.
Mientras los políticos de turno siguen echándose la culpa unos con otros ha trascendido que existen más de 3 mil subsaharianos en medio del desierto intentando cruzar Marruecos para por fin intentar pasar a España. Sin embargo la tarea será difícil. Tras la avalancha de inmigrantes de hace unas semanas, el paso fronterizo de las ciudades de Ceuta y Melilla se ha hecho casi inexpugnable. A la actual doble valla de seguridad se le ha agregado una tercera llena también de alambre de púas de doble filo, lo que ha desmebrado la cara y extremidades de cientos de inmigrantes que han intentado pasar la verja durante la noche. Muchos de ellos han quedado colgados y han tenido que ser rescatados por las policías marroquí o española. Sin embargo, el desempeño de estos ha levantado muchas polémicas durantes las últimas semanas tras la muerte a disparos de 6 inmigrantes cuando intentaban saltar la valla. Los agentes marroquíes señalaron que actuaron en defensa propia.
Mujeres y niños entre los inmigrantes
El diario Avui de Catalunya publicó hoy una entrevista a una mujer de 35 años. Fátima Musa nació en Sudán. Es la única mujer que el 29 de septiembre pasado consiguió saltar la valla que separa la ciudad española de Ceuta con Marruecos. De los 600 que lo intentaron durante esa noche sólo 216 consiguieron pasar a suelo europeo. Pero la historia de Fátima, que ahora vive en el Centro de Estada Temporal de Inmigrantes (CETI) no se acaba aquí. Esta mujer saltó la verja embarazada de tres meses y su pareja se quedó del lado marroquí.
“Vamos a estar un mes y un año en los bosques de las montañas de la zona de Beñiones y subsistíamos gracias a lo que nos donaba la gente de los pueblos cercanos. Hasta que el día 29 decidimos intentar saltar la valla”, recuerda Fátima. Y agrega, “había mucha gente, todos corrían. Conseguí una escala hecha con ramas de árboles para poder saltar”. Musa Fomba, su pareja, no tuvo tanta suerte y no pudo saltar hacia el otro lado y fue arrestado por la policía de Marruecos. Desde esa noche ninguno de los dos sabe del otro.
La historia de Fátima es una de las muchas que se relatan en los centros de refugiados. Ella comenzó su camino hacia Europa hace más de cinco años cuando decidió marcharse de Darfur para huir de los conflictos bélicos que hay en su país. “Un día llegué a mi casa y me la encontré toda quemada. Habían matado a mi padre y mi madre había huido con mis tres hijos”. Después de miles de kilómetros a pie o en camión hasta Ceuta. Durante meses de camino, conoció al padre del que será su hijo dentro de unos meses. Esa es una de las pocas buenas noticias que traen algo de esperanza a su vida.