Noé...¡Te están Robando!

Si fueramos Noé y el Arca nuestra empresa, sin duda hoy tendríamos una fuga de ingresos; y no es para menos, pues en cualquier lugar del mundo hay algún ladrón de naturaleza, que transforma la belleza en dinero, moviendo millones a costa del sacrificio animal.
Y al parecer, se está haciendo costumbre el traficar animales exóticos por nuestra frontera. Loros, boas, tortugas, monos, entre otras son las especies que el Servicio Agrícola y Ganadero, SAG ha requisado tanto en el paso fronterizo de Chacalluta que nos une con Perú y como en la frontera con Bolivia.
Y es que el dinero que se mueve tras la cacería y posterior venta de animales salvajes es un negocio que deja bastantes ganancias, llevando este ilícito estar en tercer lugar después del trafico de drogas y armas. Las cifras que estiman las organizaciones de protección animal, por concepto de tráfico de fauna, como de flora suman 17 mil millones de dólares por año, números altos y que nos dejan de manifiesto el porqué de la crueldad de los traficantes.
Si nos remitimos a Arica, este domingo fuimos testigos de una situación similar, pues un ciudadano peruano fue detenido por traficar animales. El sujeto que intentó cruzar hacia Chile fue descubierto tras la alarma entregada por Bonzo, un perro labrador que investigaciones utiliza en la frontera.
Existen muchos tipos de formas como trafican animales, pero este sujeto no medió en crueldad para con cuatro boas, dos loros y 10 tortugas. Pues las traía escondidas en la puerta de su vehículo y peor aún, envueltos en calcetines y pequeños sacos.
El traficante responde al nombre de Julián Sánchez Chura y es chofer de transporte internacional de pasajeros Arica-Tacna-Arica. Pero más allá de su nombre y oficio, este individuo es una hebra más dentro de la madeja de caminos, contactos, dinero y una serie de truculencias que terminan en que por cada un animal vivo vendido, quedan 10 muertos en el camino.
Y nuestra frontera ha sido testigo de este doloroso tráfico, el cual se ha incrementado sustancialmente este último tiempo, pues hasta el mes pasado se habían decomisado más de 100 animales provenientes de Perú, principalmente aves como loro, pericos y guacamayos. En tanto, desde Bolivia la situación no es menos grave, pues el decomiso este año ha sido de 60 aves.
Protección
Por suerte esto de ser querer ser un país globalizado nos obliga a establecer tratados por ejemplo de protección ambiental y a cumplirlos efectivamente. Es así que nuestro país es parte de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre – Cites establecida en 1975.
En el mundo existe una división de países entre los productores y los consumidores de animales y flora. Nuestro país está en una fase intermedia de pasadizo de la mercancía o bien como receptor de los animales. Sin embargo, el mercado negro ha dejado caer sus ojos sobre animales como el flamenco, el pudú, loros y zorros los cuales son especies protegidas en Chile y que resultan una atractiva mercancía para la venta; y qué decir de la flora de nuestro sur explotada, la que bien se grafica en el drama de la tala ilegal de alerces milenarios que ha sido escándalo los últimos años.
El Cites busca establecer un control sobre el comercio internacional de animales, por lo que toda transacción que se realice en un país suscrito al convenio, deberá realizarse mediante la concesión de licencias que resguarden a la especie.
Qué será de los animales
En fin, el tráfico de animales está ligado a una serie de otras brutalidades y lacras de nuestra sociedad, como lo es la extinción de especies producto de la acción del ser humano, los vínculos con el tráfico de drogas y el peligro que implica para nuestro país el que se importen especies que contengan alguna enfermedad como la fiebre aftosa o últimamente como la gripe aviar.
Esta última enfermedad, que hoy es caos en gran parte del mundo, mantuvo a las autoridades en alerta tras el último decomiso de animales, en que se intento ingresar loros sudamericanos, especie que en Inglaterra se le detectó la temida gripe.
Pero estos loros no entraron sin los resguardos necesarios que signifiquen poner en peligro la salud chilena y por ahora es el SAG quien les presta los primeros auxilios tras ser dopados, hacinados y maltratados por los traficantes. Y mientras eso ocurre, seguimos en nuestro país, en nuestra ciudad, en nuestra frontera observando, discutiendo y ojalá protegiendo el ingreso de especies animales, y de esta forma cortar así un hilo de esta cuerda que silenciosamente da la vuelta al mundo y dejaría a Noé en la banca rota.