Arica te quiero Bella

11 Noviembre 2005
Arica es la ciudad sin techo o de los cielos de cachureos. Y si bien no nos urge una camapaña "Un techo para Arica", sí necesitamos un barrido sobre nuestras cabezas para hacer de Arica una bella ciudad.
Zorka Ostojic E. >
authenticated user Corresponsal moderador comentarios sebastian y paula PRUEBA
Arica es una ciudad que no tiene muchos edificios altos, la mayoría de las viviendas, tienen solo un piso y las menos dos, por eso al estar unos pocos metros por sobre la calle se puede tener una vista general de la mayoría de nuestros techos. Por ejemplo, si me encuentro en el segundo piso del edificio central del campus Saucache de la Universidad de Tarapacá o si subo por el ascensor del edificio Mirablau ¿Qué es lo que veo desde ahí? Lo mismo que ven los cientos de turistas que suben a la cima del Morro: basura. Toda clase de deshechos acumulados por años, ropa, repuestos, artefactos eléctricos, platos, ollas, juguetes, etcétera. Y como dijo el señor Smith de Matrix, “no me gusta estar en la Tierra, no me gusta el olor de los humanos, lo único que hacen es generar basura, se dedican solo a sacar provecho de la tierra y luego echan toda la basura ahí mismo, por donde pasan van dejando basura”.
¿Qué es lo que nos impide tener nuestros techos despejados? ¿La flojera, la comodidad, la “depresión” ariqueña, la ingenuidad de creer que ya vamos a tener tiempo para arreglar aquello que se echó a perder, la escasez de lluvia?
Peligro
Cuando el 2002 hubo el gran ventarrón en Arica llegaron hasta el techo de mi casa las cosas más increíbles, pienso que quedó un recuerdo de cada uno de mis vecinos, lo que más me impactó fue un pedazo de calamina viejo y oxidado. En la mañana me di cuenta que se había quedado atascada sobre mi casa y sólo daba gracias por la buena suerte de que así hubiera sido y que no siguiera volando pudiendo causar daño a alguna persona.
Y es más, el problema parece que lleva años en nuestra querida tierra, pues recuerdo cuando niña, mi familia y yo vivimos en muchas casas, antes de que mi papá pudiera comprarse una. La que más me gustó fue una de la calle Lincoyán, tenía un patio inmenso lleno de árboles, en cuanto llegaba de la escuela lo único que quería era encaramarme en la higuera, era mi trapecio, mi columpio. Cuando estaba en la casa, casi no ponía los pies en la tierra (igual que ahora).
Una vez tuve la mala idea de pasarme de la higuera al techo y apenas puse un pie pasé de largo, por suerte el resto de mi cuerpo quedó arriba, parecía una película de terror, el techo de madera que aparentaba ser firme se deshizo totalmente, quedó puro polvo.
Techos Limpios
¿Qué ganamos si limpiamos los techos? Ganamos económicamente al presentar una mejor imagen a los turistas; ganamos en seguridad, porque dejamos de tener toda esa mierda sobre nuestras cabezas; ganamos en salud porque estaríamos combatiendo los ácaros del polvo; ganamos protección pues ya no tendríamos centenas de damnificados por una leve lluvia de verano, y por último, lo más importante ganamos en nuestro ánimo, tendríamos el placer de decir “Arica la bella”, “Arica limpia de pies a cabeza”, "Arica hermosa".
Y es que si nuestro morro es el orgullo de la mayoría de los ariqueños y el paseo obligado del turista que llega, qué mejor que mostrar una ciudad bonita y limpia. Yo quiero a mi Arica Bella, creo que todos deseamos lo mismo. Una tarea familiar de fin de semana que nos ayudaría a tener una Arica más hermosa.