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En la cuarentena, detrás de cada persona y su compra, hay una historia

18 Mayo 2020

¿Compras compulsivamente?, ¿a que le tienes miedo?

Marcela V. Rodríguez >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

En el mundo hiperestimulado en el que vivimos, estamos acostumbrados a tener nuestra agenda siempre llena y con un sin fin de actividades. Planificamos nuestras vidas entre el trabajo, las amistades y la familia para hacer en el día a día en la semana, en el mes o en el año. Las fechas importantes, los feriados y las vacaciones... una vida casi programada y planificada. Una vida social activa y en contacto con otros.

Pero esto fue hace un rato porque la realidad de todos se ha parado y hoy nos vemos sumergidos en medio de una trama como de película distópica con las imágenes de calles desiertas y las informaciones diarias de un conteo de brotes de contagios y de fallecidos. La muerte, la madre de todos los miedos y que en tiempos de pandemia, puede resultar insostenible y dramática.

De este nuevo panorama es innegable que la situación del nuevo coronavirus está provocando una gran preocupación y malestar emocional en la población por la incertidumbre que genera por la falta de un panorama claro sobre los efectos que tendrá el covid-19 en el corto y largo plazo.

Esta reacción al no control y a la incertidumbre provocada en este período de aislamiento preventivo se pueden desencadenar importantes consecuencias psicológicas y los miedos ante una amenaza que no nos resulta familiar, nos alertan aumentando los niveles de ansiedad.

El miedo, una emoción desagradable, aunque necesaria y adaptativa para protegernos de esas fragilidades como propio de una condición humana. Sin embargo, el miedo intenso y extremo lleva a un bloqueo emocional que lo que hace, en muchas ocasiones, es paralizarnos. Si se apodera de nosotros, nos anula la capacidad de reaccionar o de buscar soluciones o alternativas que nos ayuden a estar mejor.

Un clima de desesperación que se refleja, entre otras cosas, en la sobredimensionada compra de alimentos y utensilios higiénicos de primera necesidad, incluso, en muchos países, específicamente de papel higiénico.

Imágenes repetidas en distintos lugares del mundo y donde nuestro país no ha quedado al margen. Ante las medidas de cuarentenas en distintas comunas se han registrado largas filas y aglomeraciones a las afueras de los supermercados o recintos de ventas de alimentos para abastecerse previo al confinamiento como una forma de prepararse.

Lo que debía ser un trámite relativamente rápido se ha convertido en un calvario de horas a causa de las decenas de compradores que buscan abastecerse en medio del brote del coronavirus.

El Dr. Steven Taylor, autor del libro La psicología de las pandemias, dice que las compras por pánico están alimentadas por la ansiedad y la disposición a hacer todo lo posible para calmar los temores. La gente siente la necesidad de hacer algo que sea proporcional a lo que perciben que es el nivel de la crisis y creer que un problema grave justifica una respuesta dramática, aunque, en este caso, lo mejor sea lavarse las manos.

Taylor apunta a que las compras por pánico están apareciendo excesivamente en las redes sociales y los medios de comunicación lo que amplifica la sensación de escasez lo que a su vez empeora la compra de pánico, ya que el simple hecho  esté ocurriendo puede hacer que otras personas se sumen por la sensación de perder algo, de quedarse afuera de algo que está pasando y que queremos participar el “Fear of Missing Out” FOMO.

El FOMO un síndrome que podría explicar parte de este comportamiento en masas, y es lo que se ve en muchas personas en crisis como las del covid-19. Un comportamiento irracional y un claro ejemplo de una mentalidad de rebaño. Así, por el simple hecho de que esté ocurriendo una compra puede hacer que las personas se sumen.

Sin embargo, algunos investigadores piensan que la etiqueta de "pánico" puede ser un poco engañosa, y que el verdadero "pánico" es raro, reservado para situaciones en las que la muerte es inminente.

Quizás, como dice Taylor, habría que hacer la diferencia entre la preparación para un desastre y las compras por pánico. Porque lo que sí es claro es que entrar en pánico no es la solución, ya que al hacer compras excesivas haces que se puedan elevar los precios e impedir que las personas que realmente necesitan determinados bienes no los consigan como en el caso de las mascarillas para los trabajadores de salud.

La pandemia nos ha puesto ante un dilema colectivo y la vida nos parece aún más incierta y en medio de esta crisis sanitaria que te obliga a quedarte en casa y evitar el contacto social, en la certeza de que el confinamiento general está salvando vidas, también puede ser una oportunidad.

Una oportunidad para reencontrarnos con uno mismo y con nuestros sentires porque quizás sí hemos perdido la costumbre de estar solos con nosotros y conectarnos con nuestro cuerpo desde el autocuidado, tanto interno como externo, porque la huella del coronavirus a nivel individual va a depender de cómo cada persona gestione esta situación y de la red de apoyo con la que cuente para superar la adversidad; eso que la psicología llama resiliencia.

Hoy quizás tenemos la oportunidad, y no sólo como individuo, sino como sociedad en su conjunto de reflexionar sobre cómo hemos vivido y como serán nuestras vidas para cuando la crisis haya pasado.

Tendremos que aprender a confiar otra vez, porque cuando despertemos el mundo seguramente no será lo mismo. Por ahora valdría la pena entonces preguntarnos si el pánico nos llevara a comprar, ¿a qué le tenemos miedo?

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