En primer lugar, debieramos agradecer al consejo del PPD, por invita al Sr. Carlos Peña a disertar sobre la Etica y la Politica. De no haber sido así no habríamos conocido un pensamiento tan lúcido, tan impecable y tan implacable con los malos políticos; con los que profitan del gobierno; con los que anteponen sus propio intereses a los de la mayoría; con aquellos que se cambian de partido para seguir ocupando cargos públicos; con los "renovados, que generan nuevas ideas para burlar la legalidad; con aquellos que callan o esconden las maquinaciones que dañan la democracia; con aquellos que mienten o engañan para lograr cargos de representación popular (más poder para Arica, ¿se acuerdan?); con los que rasgan vestiduras frente a la corrupción o clientelismo y tienen tejados de vidrio; con los que abandonan el barco cuando surge una plaga, en lugar de combatirla desde adentro; con los que anuncian nuevos referentes para seguir cultivando su egocentrismo; en fin, para que seguir. Desde hace mucho tiempo existen voces que claman por un ejercicio político decente y de altura, que ponga por delante los intereses, necesidades y carencias, de las mayorías desprotegidas y no los intereses mezquinos de quienes ejercen como políticos profesionales. Es lo que pienso.
En primer lugar, debieramos
En primer lugar, debieramos agradecer al consejo del PPD, por invita al Sr. Carlos Peña a disertar sobre la Etica y la Politica. De no haber sido así no habríamos conocido un pensamiento tan lúcido, tan impecable y tan implacable con los malos políticos; con los que profitan del gobierno; con los que anteponen sus propio intereses a los de la mayoría; con aquellos que se cambian de partido para seguir ocupando cargos públicos; con los "renovados, que generan nuevas ideas para burlar la legalidad; con aquellos que callan o esconden las maquinaciones que dañan la democracia; con aquellos que mienten o engañan para lograr cargos de representación popular (más poder para Arica, ¿se acuerdan?); con los que rasgan vestiduras frente a la corrupción o clientelismo y tienen tejados de vidrio; con los que abandonan el barco cuando surge una plaga, en lugar de combatirla desde adentro; con los que anuncian nuevos referentes para seguir cultivando su egocentrismo; en fin, para que seguir. Desde hace mucho tiempo existen voces que claman por un ejercicio político decente y de altura, que ponga por delante los intereses, necesidades y carencias, de las mayorías desprotegidas y no los intereses mezquinos de quienes ejercen como políticos profesionales. Es lo que pienso.