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Crímenes impunes, justicia miserable: ¿Hasta cuándo?

12 Enero 2008
Los jueces, en su enorme mayoría, están negando justicia. A la violencia contra mujeres, a la agresión contra niños, al asesinato y violencia contra jóvenes, no responden en la forma debida.
José Martínez F... >
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Chile se ha vuelto un país en que la justicia funciona a medias o simplemente no funciona.
Desde el acto más simple, que se ve en los Juzgados de Policía Local, hasta hechos graves que se ventilan, hoy, en tribunales de Garantía, hasta determinaciones incluso de Cortes de Apelaciones o de la Suprema; la justicia, más que ciega, es vil y torpe.
Hace unos días un joven, Collin Fetter Silva, fue agredido por uno o dos muchachos que andaban en skater. La agresión fue brutal: se le atacó en la cabeza, se le destrozó parte del cráneo. Hoy, por suerte, el joven se recupera en una sala del horrible hospital El Salvador.
Uno de sus atacantes fue detenido y el juez determinó, como prisión preventiva, su casa. Y el sujeto tiene 17 años. Hoy él duerme en su casa, mientras su víctima reposa en una sala del tétrico hospital citado.
Su madre lloraba desconsolada, obviamente, ante tanta injusticia. En el canal LA RED se hizo un debate en que se dijo, entre otras cosas, que un ladrón de gallinas era más peligroso para la justicia que estos criminales en potencia.
Cierto. Cierto y burdo.
En el panel estaba también la Sra. Villarroel, madre del joven ciclista Alejandro Inostroza, asesinado con un bate de béisbol o algo parecido. El criminal, Aarón Vásquez, fue condenado, en primera instancia, a tres años de cárcel en régimen semicerrado.
Entonces, es como si su delito hubiese consistido en robarse media gallina.
Una apelación permitió que el asesino vaya siete años a la cárcel a cumplir un régimen cerrado.
Sin embargo, hasta ahora, el sujeto está en el SENAME, mientras la justicia "le busca" un lugar "más cómodo" para cumplir la pena. El tiempo que ha permanecido en el SENAME le será descontado. Es decir que podría pasarse gran parte de su condena allí, junto a muchachos cuyos delitos son muy inferiores: robos simples, por ejemplo.
La justicia chilena ha llegado al colmo de la complacencia e ineficiencia. Sería una justicia payasesca, y no lo es simplemente porque los payasos hacen reír; y esta justicia nuestra causa rabia y dolor.
No es posible que los agresores de jóvenes como el último afectado y los asesinados Alejandro Inostroza y Francisco Marchant sean condenados a penas tan bajas y con tantos beneficios. El asesinato del joven Rodrigo Norambuena está por verse. ¿Qué podemos esperar de esta justicia inoperante e irresponsable?
No es aceptable que los agresores de mujeres, de niños, de jóvenes, de cualquier persona, queden en libertad recién ocurrido los hechos, dejando abierta la posibilidad que estos criminales vuelvan a reiterar sus acciones.
La justicia chilena me da asco, repugnancia y verguenza. Los jueces chilenos, en su gran mayoría, producen, con sus comportamientos injustos, irritación.
¿En qué país vivimos, señores, en qué país?
FOTO: mariosepulveda

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