El primer capitulo de The Mandalorian, estrenado el pasado 12 de Noviembre, es la nueva apuesta de Star Wars en formato televisivo y hasta ahora, principal reclamo para posicionar a Disney + entre los gigantes del servicio streaming como Netflix, Hulu o Amazon Prime.

La serie, producida por Lucasfilm, es lo que siempre debió ser una nueva aproximación a Star Wars: La saga original de George Lucas ES un western, ES una película de la segunda guerra mundial, ES una película de samurais, todo esto en una galaxia muy, muy lejana. Tras la adquisición por parte de Disney, la produccion de los Episodios 7 y 8 terminaron por ofrecer filmes que no tenían mucho más de constantes guiños nostálgicos a una franquicia demasiado anquilosada en la memoria, temerosa de alejarse de la fórmula que la llevó a convertirse en un clásico. Lo que convierte a The Mandalorian en un acierto, es que Star Wars se siente fresca otra vez.

The Mandalorian sigue las aventuras del caza recompensas taciturno que le da nombre al título, un Man With No Name/Blondie espacial, el cual es presentado en una escena de cantina que parece sacada de un spaghetti western firmado por Sergio Leone, mientras atrapa a un Tuco de turno.

En el primer capítulo, es comisionado a encontrar a un objetivo de 50 años por un cliente con conexiones imperiales. Escrito y creado por Jon Favreau (IronMan 1, Jungle Book), parece entender mejor las reglas, tono y ambiente de Star Wars que sus predecesores, añadiendo personajes con moralidad ambigua, rudeza y saludables dosis de naturalismo y violencia, sin dejar que en ningún momento las referencias, guiños y nostalgia se vuelvan elementos centrales, sino que se sienten orgánicamente integrados a la narrativa (incluida una velada referencia al vergonzoso especial de navidad).

Mención especial para la música, que por fin se despega de la fanfarria de John Williams y al diseño de produccion: La nave del protagonista, entornos o  personajes que pululan por ellos, como el androide IG-11 (basado en IG-88) pueden pasar fácilmente como elementos de la trilogía original.

Quizás al no tener el presupuesto de un blockbuster y al no estar restringida por el formato o encorsetada creativamente por una continuidad, se han permitido gozar de una mayor libertad creativa en un primer episodio que sin ser perfecto, se encuentra estética y espiritualmente más cercana a la visión de George Lucas, sirviendo de promesa para recapturar el amor de los sufridos fans de la saga.

Con Star Wars estos últimos años se aplicaba el axioma de Dewey: "No esperaba nada de ustedes y aun así logran decepcionarme"; con The Mandalorian es hora de hacer borrón y cuenta nueva. No nos engañemos, los mejores productos de Star Wars en estos últimos 20 años han estado siempre en la TV gracias a las diferentes series de Clone Wars, Rebels y quizás con la honrosa excepción de Episodio 3 y Rogue One en salas de cine. Tal vez es momento de aceptar que el futuro de Star Wars le pertenece más a la televisión que a la pantalla grande.