Depresión Norte #6: El Caballo Equivocado

12 Junio 2020

El otro día me sentí como si le hubiese apostado todo al caballo equivocado. Me jugué la vida apostando a un sólo caballo que hoy padece inmóvil en la pista de la existencia humana.

Carlos Carvajal >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Me desperté confuso y disfrutando de un momento de egoísmo positivo, de esos que te permiten abstraerte de la realidad del presente más próximo para una introspección dolorosa y brusca. Reflexionar qué tal ha sido la vida con las decisiones que has tomado a lo largo de ella.

En realidad, una noche cualquiera para alguien como yo, que me siento a diario en el filo de todas las ansiedades.

Clásico. El rebobinar lo que percibimos como errores y aciertos durante la silenciosa noche.

El otro día me sentí como si le hubiese apostado todo al caballo equivocado. Me jugué la vida apostando a un sólo caballo que hoy padece inmóvil en la pista de la existencia humana.

Imagínate en el perfil de un ludópata desquiciado y sin frenos, en donde cada decisión que tomas suma el valor a tu apuesta en algo. Cómo utilizas tu tiempo y tus recursos. Cómo inviertes energía en diferentes caminos. Mi caballo Ganador y con el cual me obsesioné, fue el del arte.

Sin recapacitar en los riesgos. Durante mi vida le fui apostando todo lo que tenía.

Sin ningún esbozo de seguridad y sólo embriagado por las bellas artes del mundo. De chico empecé a apostar por ese caballo. Me satisfacía. El dibujo, la instalación, la performance, la poesía, escribir, delirar y crear. Opté por el desarrollo que contemplaba mi auto realización y la búsqueda de expresar y conquistar a través de éste elemento.

Un montón de veces aposté con seguridad maniaca y otras muchas veces aposté con miedo. Sobre todo, cuando más chico, que me sentía en un mundo donde siempre percibí que el arte pese a su importancia y a niveles generales, se desliga cuáticamente de los modelos de vida más tradicionalistas.  Donde al igual que como muchos otros rubros, el oficialismo plástico no alcanza siquiera a englobar un acuerdo social en el cual se defina nada sobre la ilusión de estabilidad. Desde técnicas hasta los valores de tus obras. Todo en el arte es inestable y la cantidad de factores que influyen en su misma existencia es tan extensamente difusa que ni siquiera en sociedades aisladas de menor cantidad de habitantes o en las más grandes megalópolis han sido resueltas. Partiendo del clásico. “Del arte no se puede vivir”.

El medio crece y crece y la filosofía del arte poco se entromete en los diálogos actuales de mi región. Sobre todo, considerando ese potencial del arte que tiene para poder hacerte creer que es una parte importante de cada vida.

Como todos, actualmente estoy en una posición difícil, en resumidas cuentas, no tengo pega desde octubre del año pasado y mis posibilidades de dedicarme a trabajar en algo con las pocas habilidades que logré cultivar en torno al arte en mi vida previa a la pandemia... se hacen cada vez menos realistas… eso me ha llevado a replantearme la manera de ver y sentir la vida en mi presente y en mi futuro. Para mí y mi relación con los demás en que llamemos posteriormente “sociedad”.

La época es confusa, de chico aprendí a gobernarme a mí mismo, a seguir mis propias reglas y valores, “vivir mi movie” le digo. Total, al final del día a quién tengo que soportar en cuerpo y en alma es a mí mismo. En pobreza, en riqueza, en hambre o en satisfacción y en la realidad que sea.

Nunca me había sentido tan al límite, la situación mundial da mucha energía para reinventarse…

Puta que está mala la cosa. La cesantía está pal’ loli, la represión esta pal’ pico y absolutamente todas las decisiones que se toman de parte de alguna autoridad designada en el juego político para tomar lo que sería algo cercano a una acción pertinente en esta pandémica existencia, me parece reprochables y nocivas pa’ los más pobres. Poco a poco me desapego del sistema que veo padecer. Todo desde mi a veces moribunda vereda.

Nunca me había sentido tan al límite, la situación mundial da mucha energía para reinventarse…

Por eso fuera de pensar en lo devastada que quedó mi realidad y la de mi especie, hay días en que logro situarme en un “después”. Hacerme la idea de que en algún momento regresaremos a “algo” que nos evoque un sentimiento de cercanía con la antigua realidad previa a la pandemia.

Antes, en mi vida previa al Covid, me dedicaba a hacer talleres y a conversar sobre el arte. Intenté profundizar en el arte consciente y su filosofía. Enfocarme en el plantear la creación desde diferentes dimensiones. Estética, Contexto... intensiones. Siempre en trabajos tan íntimos como colectivos. Me construía mientras compartía y aprendía de otros artistas. Extraño eso.

Hoy empobrecido y con el sentimiento de “haberle apostado al caballo equivocado” acompañándome casi a diario. Veo poco espacio para poder seguir siendo quién era como artiste

Siempre se puede romantizar la idea de morir tan triste, pobre y solo. A veces lo hago.

Hay una frasecilla que dice “el mundo es de los artistas y los ladrones, los demás tienen que salir a trabajar” Puta… quisiera seguir trabajando socialmente. Pero también siento que es una bonita oportunidad para poder trabajar en mí mismo. Alejarse de cualquier pretensión y solo fluir.

Bailar Entre el hambre y el arte. Living the dream.

El arte me ha enseñado a existir en presentes inmediatos super acelerados, sin importar el juicio de valor del escenario. La vida en el arte me ha llevado al ejercicio del malabarismo económico social constante y desde siempre. Pensarlo así me tranquiliza. Se que no hay constantes… disfruto de lo malo lo bueno lo bonito y lo feo de mis decisiones.

Toda la vida ha sido fácil posicionarse en lo empobrecido que puede tornarse el escenario para quienes decidieron apostarle a este caballo. Puedes usar la energía de esa percepción para resignarte a la existencia como penitencia inevitable o abrazar y transmutar el padecimiento de tu especie para conmover con tu arte de mejores formas. Tú decides.

Yo quisiera que, si nos sentimos así alguna otra vez, podamos aprender a conectarnos con nuestra confianza interior y descreer todo lo que percibimos en negativo para canalizar las energías para sobrevivir al impacto de los sentimientos…

Soy Carlos Churro, artista consciente del siglo 21, recordando que no hay futuro y que nunca lo hubo, recordándome a diario cómo es vivir en la montaña rusa de emociones que es el arte. Disfrutar de haber desechado los frenos hace rato. Si piensas que te puede hacerte sentir mejor de alguna forma nuestra posible conversación. Contáctame y hablamos. juntos podemos disfrutar del seguir manifestando artes en escenarios complejos <3