El "Acta de la Fundación de la Villa de San Marcos de Arica" que nunca existió

24 Abril 2018

Confiamos que este año 2018, los líderes políticos, públicos y privados, sean más cautos y no la vuelvan a difundir más en prensa, en folletería e internet y sobre todo en los colegios a nuestros niños y niñas, la continuidad de estas falacias solo demostraría ignorancia.

Hermann Mondaca... >
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Deseamos referirnos a un hecho que urge desmentir y que, desde 1990 hasta hoy, se ha extendido profusamente y que no tiene ningún asidero sólido. Nos referimos a la supuesta “Acta de la Fundación de la Villa de San Marcos de Arica”, el 25 de abril de 1541, cuya autoría sería del encomendero Lucas Martínez de Vegazo. El 25 de abril del año pasado, varias instituciones públicas saludaban este hecho falso e incluso el actual Plan de Desarrollo Comunal, PLADECO de la Municipalidad de Arica -elaborado al término del mandato del ex alcalde Salvador Urrutia Cárdenas-, introduce el documento con la reproducción de esta Acta impostora. 

Veamos primero algo de Lucas Martínez de Vegazo, quien obtuvo la gracia de Francisco Pizarro, por haber participado en la captura y muerte de Atahualpa. Y en compensación recibió diversas encomiendas desde Arequipa hasta Tarapacá, convirtiéndose de la noche a la mañana en una persona económicamente poderosa. No significando que él era dueño de todo el territorio desde Arequipa a Tarapacá. Si no de grupos o repartimentos de indios, que estaban ubicados en esos territorios, en algunos lugares de Arequipa, en Ilo, o en el Valle de Azapa. 

¿Qué era la encomienda? La colonización introdujo instituciones que organizaran y aseguraran el gobierno, la explotación de las nuevas riquezas y la expansión del catolicismo. La encomienda correspondía a repartimentos de indios, es decir, un conjunto de población nativa, organizada, sobre los cuales los encomenderos estaba autorizados de percibir tributos de los indios asignados y gozaban de los servicios que estos realizaban como mano de obra. A cambio –el encomendero-, se obligaba a proteger y evangelizar a los indios, quienes eran considerados como “incapaces relativos”, es decir, como menores de edad. 

Las encomiendas eran conferidas por los Gobernadores. Los encomenderos no eran propietarios de la tierra. Las mercedes de tierra que suponían el derecho de propiedad, eran entregadas por los Cabildos. 

Por otro lado, ¿quienes podían fundar ciudades en la Colonia? 

A inicios de la Colonia, las ciudades se podían fundar por mandato real o por orden expresa de los Gobernadores, que eran nombrados por el rey. Éstos a su vez, delegando su mandato, podían encargar a Capitanes o a quienes destinaran para acudir en su nombre a la fundación de una ciudad. 

Cuando se fundaba una ciudad se formaba el Cabildo. Eran entidades importantísimas, porque representaban a la comunidad y derivaban su nombramiento de ésta, y —caso único— no del rey (debe recordarse que todos los nombramientos los hacía personalmente el rey). El cabildo se ocupaba del gobierno y administración de las ciudades y tenían jurisdicción sobre todo el territorio. 

Por todo lo anterior, Lucas Martínez de Vegazo, como encomendero, no tenía la autoridad para fundar una villa o ciudad, era solo un encomendero que como tal, tampoco tenía derechos sobre la propiedad de la tierra (merced de tierras). 

El título de Ciudad de San Marcos de Arica fue otorgado, por el rey Felipe II, en el año 1570. Y el Cabildo fue formado inmediatamente después. 

Dagnino nos afirma:

“Encontramos en la historia jeneral que en 1570 el Rei Felipe II concedió a Arica el título de Ciudad, con Cabildo de un Alcalde, Alférez Real i demás oficios i ordenó enviar ahí doce familias para aumento de su población”. 

Entrevistamos al respecto al historiador peruano Luis Cavgnaro Orellana y fue enfático en señalar: “Martínez de Vegazo, vivía siempre en Arequipa, transitaba entre Arequipa y Lima, con suerte estuvo una vez en Tacna y Arica, a estas tierras mandaba a sus comerciantes que administraban la tenencia de indios”. Y respecto a la eventual Acta de Fundación de Arica, es enfático en señalar: “Ese documento no existe, es una copia burda del Acta de fundación de Arequipa, es un apócrifo”. 

Por otra parte, el historiador ariqueño Manuel Fernández-Canque, señala en su escrito “Sobre la supuesta Acta de Fundación de Arica”, Textual: “serias dudas sobre su autenticidad… en la difusión de tal documento no se ha entregado una indicación de la fuente o proveniencia del mismo, como es de rigor en un ámbito historiográfico”. 

Y entrega un conjunto de pruebas comparativas para demostrar la sorprendente similitud con el Acta de Fundación de Arequipa (15 de agosto de 1540), que a todas luces es auténtica (ver escrito completo aquí).

Entre ella Fernández-Canque expone:

“El Acta de la Fundación de Arequipa correctamente menciona testigos regidores que firmaron el documento. Arequipa era ya un poblado –o conjunto de poblados- muy bien reconocidos en 1540 y su fundación oficial se efectuaba para reubicarla en un lugar más seguro. En la organización administrativa de tal población existían entonces regidores. En cambio, al 25 de abril de 1541 Arica no existía como un poblado y no podían consecuentemente existir regidores”. 

En el Acta de Fundación de Arequipa, aparecen como testigos los sacerdotes Diego Manso y Diego Hernández, a lo cual Fernández-Canque se interroga con agudeza:

“No se entiende tampoco por qué los sacerdotes arequipeños Diego Manso y Rodrigo Bravo tendrían que figurar en un Acta de Fundación de una ciudad diversa. En general, las Actas de Fundación de ciudades, aunque debían cumplir con ciertos requisitos comunes, de ninguna manera seguían una formulación idéntica en partes, como ocurre en este caso de la auténtica Acta de Arequipa y aquella supuesta de Arica”. 

“Dentro de los protocolos de fundación de ciudades, una vez efectuada la ceremonia y ratificada el Acta de Fundación, la corona concedía inmediatamente o en fecha cercana, un Escudo de Armas para la nueva ciudad. Así se hizo con Santiago, La Serena y también en el caso de Arequipa que estamos examinando. En efecto, una vez fundada en 1540, el rey Carlos V, le concedió su escudo de armas mediante Real Cédula del 7 de octubre de 1541. En cambio, tal concesión para el caso de Arica solamente ocurrió en 1657”. [1] 

Finalmente, Fernández-Canque, concluye drásticamente después de este estudio comparativo del Acta de Arequipa y la supuesta de Arica:

“Es difícil dudar entonces que la supuesta Acta de Fundación de Arica el 25 de abril de 1541, sea nada más que una superchería”. 

De todo lo argumentado, podemos concluir entonces que la supuesta Acta de Fundación de Arica, es un apócrifo y por tanto hay que desestimarlo. La comunidad científica de historiadores, arqueólogos e investigadores adscribe a esta idea.

Confiamos que este año 2018, los líderes políticos, públicos y privados, sean más cautos y no la vuelvan a difundir más en prensa, en folletería e internet y, sobre todo, en los colegios a nuestros niños y niñas, la continuidad de estas falacias solo demostraría ignorancia. 

Sin embargo, podemos celebrar el 25 de abril –coincidente con el santoral San Marcos-, la creación de la Ciudad San Marcos de Arica, título otorgado por el rey Felipe II el año 1570.

[1] Manuel Fernández-Canque, se refiere al Escudo o Emblema de Armas de la Ciudad. En el año 1570, Arica obtenía su título de Ciudad, y ochenta y siete años después, el  Virrey del  Perú, Luis Henríquez de Guzmán, conde de Alba de Liste, ordena, siguiendo  las instrucciones del  Rey de España, Felipe IV, a Don Nuño Ordóñez de Águila, caballero de la Orden de Santiago, Corregidor de Arica, que la "figura Emblema" de la Ciudad sea protocolizada en el libro de "Acuerdos o Cédulas Reales", orden que fue cumplida el 4 de junio de 1657. Sobre esta historia ver: Mondaca Raiteri, Hermann; “En busca del Tesoro perdido. La historia del Emblema o Escudo de Armas de la Ciudad de San Marcos de Arica”, Libro Cuarto de la Colección Literaria “Arica y Parinacota, una historia milenaria en el corazón de América”; 2017.

Ver también:

Arica y Parinacota después de La Haya: Rumbo al Centenario del Ariqueñismo chileno

[VIDEO] Cultura Chinchorro: 3.000 años antes que Tutankamón