El Agro de Arica: Una obra de arte para una ciudad del siglo XXI [VIDEO]

03 Agosto 2018

Nos merecemos un bello espacio. Es un deber regional poder tenerlo. No es sólo un deber de las autoridades, sino que es un deber de los habitantes de nuestra ciudad.

Marcelo Oñederra SJ >
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Por lo general mis temas tienen que ver con lo solidario, voluntariado o historias de altruismo, sin embargo hoy quiero hablar de arte. Pero un arte que no se esconde en museos o salas, sino que es cotidiano en la mayoría de los ariqueños: El Terminal del Agro.

Sin duda, el Agro es uno de los lugares más coloridos de Chile e interesantes por su pluriculturalidad. Posiblemente el otoño del sur se le parezca, pues el colorido de las hojas de otoño en el suelo son de las más maravillosas que existen en el mundo. Lo mismo el colorido que tienen las distintas frutas, flores, personas, verduras y tantos otros elementos que constituyen nuestro Agro. Cuando el color nos alegra y produce un bienestar, significa que el espacio se convierte en un catalizador de la vida. La alegría, la belleza, el color, el ambiente, lo bueno, nos ayuda en Arica a un mejor vivir. Es el arte de lo cotidiano, en donde se pintan colores distintos y en donde se descubren nuevas mezclas y sabores, razón por la cual muchos chefs nacionales lo visitan cada vez que vienen a nuestra ciudad, así como cientos de turistas que se les puede ver degustando cuanta fruta y aceituna que se vende y expone en sus rincones.

Uno de los grandes filósofos del siglo XX, Ortega y Gasset, en su “Meditación del Marco” (1921)nos decía: “Viven los cuadros alojados en los marcos. Esa asociación de marco y cuadro no es accidental. El uno necesita del otro. Un cuadro sin marco tiene el aire de un hombre expoliado y desnudo. Su contenido parece derramarse por los cuatro lados del lienzo y deshacerse en la atmósfera. Viceversa, el marco postula constantemente un cuadro para su interior, hasta el punto de que cuando le falta tiende a convertir en cuadro cuanto se ve a su través”.

Algo como lo descrito podría suceder en nuestro querido Agro. La pintura: las frutas, las personas, las verdes verduras, las guayabas que no te dejan partir; si tuvieran un mejor marco, todo sería distinto. Está claro que una política local que pudiera desarrollar y mejorar las instalaciones del Agro nos ayudaría como ciudad. El marco: las techumbres, los pasillos, los restaurantes e instalaciones, muchas veces desmerecen la tremenda belleza que encierra el color. Si su color y aroma se aloja en un espacio que no siempre ayuda a completar la tremenda obra de arte que es el espacio preferido de quienes viven en la ciudad. Así y todo, son miles de personas que día a día visitan la obra de arte; que caminan por sus calles a mal traer; que portan sus carros que muchas veces no les alcanza para llenar sus compras.

Todo se compra en el Agro: el abarrote, la carne, la ensalada, la fruta y los útiles de aseo. A diferencia de los productos de marca, los envoltorios muchas veces vienen en un papel café, envolviendo los mejores arroces del mercado y los preferidos de quienes saben de un buen arroz graneado. Y aquí otra de las obras de arte: quien compra en el Agro ahorra un porcentaje importante de su ingreso mensual, al contrario de aquel que recurre a una cadena de los supermercados nacionales. Y no solo es ahorro, quien compra las frutas en un supermercado se dará cuenta que el sabor de lo congelado es muy distinto al sabor de la fruta que viene de nuestro valle de Azapa. Lo fresco, el color, el sabor, es otra obra de arte que diariamente podemos consumir sin darnos cuenta.

Hace unos días atrás, conversando con un amigo, le decía: “Que bello sería nuestro Agro si pudiéramos tener pasillos anchos que permitieran a los transeúntes poder comparar y observar las belleza de los productos, algo así como es en el Mercado Agrícola de Montevideo, el MAM”. Nuestros países vecinos han invertido en tener buenos mercados que le permiten a las personas sentirse acogidas en un bello lugar. Miles de turistas quieren conocer los mercados de fruta de las ciudades porteñas. Sus llamativas presentaciones hacen compaginar la belleza del marco y de la pintura: la arquitectura del lugar y el colorido de sus productos. Entonces, ¿por qué nosotros que tenemos uno de los lugares más bellos para el insumo gastronómico del país, no podemos tener un entorno bello, un marco bello para lo que más apreciamos de nuestra vida cotidiana? O ¿por qué no hacer el esfuerzo que han hecho los países vecinos que se han preocupado de mejorar lugares turísticos y bien dispuestos para que los extranjeros y locales lo visiten?

Nos merecemos un bello espacio. Es un deber regional poder tenerlo. No es sólo un deber de las autoridades, sino que es un deber de los habitantes de nuestra ciudad. Estoy seguro que arquitectos, chefs, alumnos de gastronomía, diseñadores, agricultores y comerciantes del Agro quisieran tener un lugar no solo productivo, sino que un espacio bello y atractivo para representar orgullosos la identidad regional. Nuestro Agro, una verdadera obra de arte escondida en un rincón del país.

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