Mauro Bologna: Un físico italiano con estampa de actor

06 Abril 2011

Pero Mauro Bologna, un físico italiano, investigador del Instituto de Alta Investigación de la Universidad de Tarapacá, vive gran parte de su vida lejos de los escenarios teatrales, pues los laboratorios son su contexto más cercano. Por Ada Angélica Rivas.

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Efectivamente su imagen oscila entre el actor británico Jeremy Irons y el argentino Viggo Mortesen. Pero Mauro Bologna, un físico italiano, investigador del Instituto de Alta Investigación de la Universidad de Tarapacá, vive gran parte de su vida lejos de los escenarios teatrales, pues los laboratorios son su contexto más cercano.

Pero si tratamos de hacer justicia no podríamos dejar de decir que las mujeres jóvenes y maduras se dan vuelta cada vez que pasa y que incluso se atreven hasta decirle un piropo. Sus ojos claros y sonrientes son parte de los motivos de ello. Luego, su bajo perfil, que lo eleva aún más en la categoría de los hombres geniales que no se creen el cuento y que es necesario descubrir.

Italiano atípico. No toma café, no baila y no come carne, pues hace años es vegetariano. Pero le gustan las pizzas, la pasta y los huevos revueltos, que es lo único que sabe cocinar. Le gusta caminar, conversar con amigos y reírse de los chistes que logra captar en el aire, pues la gente habla rápido y el doble sentido es más complejo de descifrar.

Conoce muchos lugares, aunque no se declara fanático de los viajes, pero sí de los pueblos chicos, como Sardana, donde nació y donde habitan menos de 300 familias, entre ellas, la suya, conformada por sus padres y su hermano.

Mauro, el científico que habita la mitad del año en el extremo sur del mundo y la otra mitad en Europa, disfruta su quehacer, circulando en el metro cuadrado de su oficina y dictando conferencias virtuales. Le teme a los terremotos y admira “claramente” a Einstein. Confiesa que las chilenas son bonitas y que los latinos tienen mucho en común con los mediterráneos, así que al final las virtudes y los defectos se parecen, incluso en llegar atrasados a las citas, “en Italia cuando dicen a las tres, es mínimo a las tres y media, todas estas cosas las tenemos también por allá, hasta la burocracia”.

 

ATERRIZAJE EN ARICA

Estudió en la Universidad de Pisa, una de las universidades de mayor renombre en su país, pues data del año 1343 y tiene, entre otros atractivos, el jardín botánico académico más antiguo de Europa, fundado en 1544. Es el mundo del que viene el académico de la UTA, que publica sus artículos e investigaciones en prestigiosas revistas científicas mundiales y efectivamente “pasa piola”.

Su primer aterrizaje en la Universidad de Tarapacá fue el año 2004 cuando se hizo un llamado internacional a concurso por un proyecto Mecesup para contratar a seis doctores. Él fue uno de ellos. Luego se fue a Texas, Estados Unidos, durante dos años y desde el 2010 se encuentra en Arica, viviendo alternadamente medio año en Italia, donde logró un título en física que se llama “laurea especialística”.

En Italia trabaja con un ingeniero de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Pisa, con quien realiza un trabajo más experimental, usando los laboratorios existentes en esta unidad y uno privado.

El último proyecto Fondecyt en que trabaja en el Instituto de Alta Investigación se denomina “Stochastic resonance in linear systems and seasonal effects on generalized growth models driven by a non-poissonian dichotomic noise”. Se trata de un estudio teórico sobre el efecto que pueden tener fenómenos “casuales” (el termino técnico es “random”) sobre un sistema genérico que quieren observar, que podría ser un sistema tecnológico como un láser o un sistema biológico como el crecimiento de una población. En este último ejemplo es posible imaginar que los procesos de nacimiento y de muerte pueden ser afectados por eventos casuales como cambio de temperatura, desastres ambientales, etc.

Difícil de entender la física desde quienes estamos más lejos de esta ciencia. Pero entretenido conocer a un investigador connotado que le gusta caminar y organizar sus ideas al mismo tiempo, que no usa perfume y duerme promedio cinco horas.

“Claramente” no encuentra muy entretenido vivir por aquí y por allá, porque “o doblas todo o cortas todo”. Dos amores o nada. En este caso, no supimos el final de la novela.