Así con el mall: Crónica de una visita acontecida

30 Octubre 2018

Llegó el esperado gran centro comercial para Arica, pero aún tenemos que subir los estándares de tiempo y servicio.

Marcelo Fuentel... >
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Vine al Mall. Entré al Líder para comprar cartulina. Tengo que hacer unas máscaras, así que me levanté con la cara llena de risa y partí. Encontré el pasillo 7, saqué cartulina y silicona. Dudé si gastaba $4 lucas en la pistola, pero como sólo fue eso, no la compré y salí raudo por la caja “hágalo usted mismo”. Seguí por el pasillo hacia el norte con mi cartulina bajo el brazo y mi chupalla para resguardarme del sol; mientras camino, pienso “estos wns nunca han visto a un wn con sombrero”.

Sigo caminando y entro a DBS. Necesito un lápiz y es la oportunidad para obtenerlo. Me quedé pegado con el color “nude” que vi por ahí y como el paseo es obligado, hay que tratar de hacerlas todas. Paso a la tienda y me recibe el guardia que luce un bien logrado maquillaje de Halloween. El chico es muy moreno y gordito, y se ve que no está cómodo con la pintura en la cara. Me dice “buenas tardes, bienvenido”, pero su cara dice “mátame”. Miro para todos lados, busco algo para darle en la cabeza y terminar con ese dolor, aunque por más esfuerzo que hago, lo único que podría usar en su contra es un pote de shampoo. Desisto de la idea y dejo al guardia continuar con su sufrimiento.

Por fin pregunto por “el lápiz”. Como es “pa' tener”, opto por el más barato. “$1.900”, me dice la chica que luce un arcoíris en su cara y que tiene las pestañas más lindas de todas las vendedoras del local. Ese quiero, le digo y tomo el lápiz para pagar y continuar mi camino. De pronto cacho que hace calor y me empiezo a desfigurar: estos wns la cortan con cincel y no ponen aire acondicionado. PLW. Miro hacia la caja y ahí veo la solución a la chilena: 2 ventiladores de $5 lucas girando para mantener la frescura de todo el local. “Unos crack”, pienso.

En la fila hay 3 personas. La cajera, mareada por el calor, realiza sus movimientos como en cámara lenta. Me desespero, devuelvo el lápiz y salgo raudo para respirar aire fresco. No alcanzo a poner un pie fuera de DBS, la tienda “más hot” de Arica (no por las ofertas), y casi muero atropellado por el tren del terror que va atestado de cabros chicos gritones. Atrás, una procesión de abuelas cargando coches y bolsas, mientras atrás caminan varias parejas felices a la siga de sus bendiciones que van gritando de lo lindo arriba del tren. “Te voy a sacar la chucha”, le dice Branko -de aproximadamente 6 años- a su hermana Yeny -que aún no habla- y que va de la mano con su abuela. Mucha violencia, pienso, haciéndole el quite al tren y arrancando por un café.

En Marrón Glacé pido un cortado “para llevar” y, mientras lo hago, pienso en darle una segunda oportunidad (había pasado antes). Entrego al garzón mis únicas $10 lucas “pa' hacerla más corta”, le digo con mi mejor cara de inocencia. A los 9 minutos de reloj, vuelvo a pensar en que las segundas partes nunca han sido buenas, así que tomo mi cartulina, pido mis $10 lucas en la caja y me retiro pensando en que voy tener que preparar el café yo mismo. Así con el Mall.