La rebelión de la Feria Dominical de Arica

02 Noviembre 2020

Los locatarios dijeron “basta” y nadie los detuvo, porque llevaban meses sin poder vender nada.

Ada Angélica Rivas >
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El domingo nuestra clásica Feria Dominical estaba de viento en popa, con clientes asiduos que no resistimos no ir a ver las novedades, pero más que eso fue una posibilidad de escape, caminar libremente y sentir que la vida regresaba a su nueva normalidad. 

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Por los medios de comunicación, anunciaron que este domingo sí o sí la feria atendería a su esperado público. Entiendo que los locatarios no estaban autorizados porque la cuarentena indefinida solo permite que se vendan artículos de primera necesidad. Y los clientes llegamos, porque ya estamos hartos de este encierro obligado, que nos tiene con el cuerpo o la “cuerpa”, atrofiándose.  

Casi en modo “operación comando” salimos de las casas, tratando de escabullirnos, y por suerte no apareció ningún soldado, ni Carabineros. A la entrada de la Feria Dominical por calle Chiloé, un mar de gente entrando y saliendo al mediodía, con las medidas de seguridad y con indicaciones de rutas. Al final, fue como si se derogara la cuarentena en forma natural por un día.  

Una humorada fue cerciorarnos que salimos sin permiso temporal individual y que tampoco los locatarios lo tenían, la feria llena de gente que iba y venía, mirando las novedades de la apreciada ropa americana y las caseras vendiendo y conversando distendidamente.   

Y de aquí en adelante nadie detiene la Feria Dominical, los habituales locatarios ya estaban hartos de no vender ni uno, como expresaron. Muchos sin posibilidades de retirar el 10%, ni recibir bonos, se les ha hecho difícil la vida, porque los que habitan en situaciones de privilegio no tienen idea como se vive en otras esferas, porque en este país un reducido grupo tiene las mejores tajadas, los políticos se llenan los bolsillos de dinero, los ex presidentes reciben millones cada mes como sueldo vitalicio, entiendo que más de 9 millones mensuales, ¿no será mucho?  

Agreguemos el caso de Empresas Penta, sancionada por burlar al Servicio de Impuestos Internos, un caso tributario y político en que este mismo Servicio  benefició con la rebaja de impuestos por mil 400 millones de pesos, que la empresa gastó en abogados. Más encima que defraudan al fisco, por delitos relacionados con financiamiento político ilegal, le financian la defensa con dinero de los impuestos. ¿De qué estamos hablando? 

Solo para agregar una joyita, los casi 70 millones de dólares de multa al empresario y principal accionista de Soquimich, Julio Ponce Lerou, ex yerno de Augusto Pinochet, del Caso Cascadas, castigo que nunca se realizó, todo lo contrario, la Corte Suprema le hizo una “pequeña rebajita”, quedando en 3 millones de dólares.  

Solo al ver estos casos, se nos revuelve el estómago, a cualquiera le sacan multas porque no pagó una patente comercial, y a estos grandes empresarios, que defraudan al fisco por miles de millones, les hacen rebajas y perdonazos que después se cubren con nuestros impuestos. 

Estamos mal con estas asimetrías económicas. ¿Cómo no regulan los honorarios de los alcaldes, parlamentarios y presidentes de empresas estatales? ¿Será posible que con la Convención Constituyente se logre algo? Debiera haber un límite, hay gente que gana demasiado dinero pagado por el Estado, al final, por los contribuyentes, y pueden vivir con menos, si en vez de 9 millones les dan a los ex presidentes la mitad, no creo que se vayan a morir de hambre. 

Entonces la rebelión de los locatarios de la Feria Dominical es más que justa. ¿Con qué cara podría venir la autoridad a deponer esta posibilidad de que nuevamente puedan vender, en este tiempo en que hemos sido castigados con la pandemia del hambre, la muerte y las diferencias? 

La salud está primero, es verdad, pero también hay que comer. 

Imagen: facebook.com/hectorsebastianm