¿Podríamos girar hacia la Socialdemocracia en Chile?

10 Diciembre 2019

Experiencias nórdicas evidencian que la alquimia entre el socialismo y el capitalismo puede ser justa sin demonizar al empresariado y siendo todos parte del desarrollo del país. 

Miguel Ángel Leiva >
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Las circunstancias que vivimos deberían cambiar a nuestro país y al colapsado modelo neoliberal con su pecado original, ese mismo que se instaló de modo experimental en Chile a fines de los 70, con una política económica de mercado abusiva, engendrada en una probeta de Chicago e inseminada en el vientre de Chile hace 45 años para obra y gracia de sólo algunas privilegiadas familias que han succionando la dignidad de los más pobres.

La clase media, esa que se supone, pero que no existe, también ha sufrido de este modelo, porque para una parte del sistema beneficiario no calificas por ser considerado pudiente, y que a la vez para el financiero tampoco, porque eres muy pobre. Este dominio nos hizo dormir en el letargo de la complacencia, hasta el despertar social del 18/10 y que hoy fruto de este estallido, se están provocando cambios, que se pudieron hacer antes y no se hicieron.

El Chile despertó, nos hace pensar ahora qué rumbo tomar con igualdad, que nos permita una convivencia posible entre la equidad y los éxitos del mercado, pero con reglas justas y equilibradas, donde nadie pierde y todos ganen, en definitiva un giro necesario. Ejemplo de ello son los países socialdemócratas que hoy conviven entre lo humano, empresarial y medioambiental, experiencias nórdicas como Finlandia, Noruega, Suecia, Alemania, Suiza y otras.

¿Qué es la socialdemocracia?

Explicado con mangos y guayabas, viene a ser la mezcla entre socialismo y capitalismo, para algunos una contradicción, para otros una alquimia, sistema de democracia efectiva, donde no tiene cabida un estado subsidiario, que considera la inversión privada regulada y con mayores aportes tributarios, que igual les permita ganar pero con solidaridad, acortando brechas sociales sin demonizar a las empresas, sino haciéndolo parte del crecimiento general.

La clave de la desigualdad, es que los que más tienen más pagan y los que menos tienen igual aportan con impuestos, pero en igualdad de condiciones, según sea su situación de ingresos, sin asistencialismo mayor del estado, sino del fruto, el esfuerzo individual y el trabajo de las personas.

En estos países jubilarse es vivir en tranquilidad cada mes con 1.000 euros en promedio ($ 850.000) más un aporte del estado, donde pueden disfrutar incluso de un crucero al año (como los varios que llegan a Chile) con un sueldo mínimo de unos 2 millones de pesos mensuales promedio, acá la educación y la salud están garantizadas, es efectiva y de calidad.

Estos países cuentan con indicadores por personas y un PIB que les permiten tener bienestar social, económico, igualdad de oportunidades, acceso a una salud pronta y sin discriminación, con acceso universal a una educación justa, de calidad para vivir en armonía y por sobre todo, donde la dignidad se hizo costumbre.

Un giro posible… No lo sé, sólo piénsalo.

Ver también: Ley anticapucha y saqueos: ¿Orden institucional o desobediencia popular?

Imagen: Huawei / Agencia Uno

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