Turno 57 en Módulo 9: Salir al Paseo 21 de mayo de Arica es ir en busca del coronavirus

22 Diciembre 2020

Cuando no te funciona el antiguo celular, no hay más opciones que correr el riesgo. 

Ada Angélica Rivas >
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Lo peor que te puede pasar al ir a la empresa VTR es que haya una fila difícil de domar, ahora agrego, que no haya sistema, porque es todo más incierto. 

Decido esperar, un joven se levanta del asiento y tomo su lugar, luego regresa y hago el intento de entregarle la silla, pero el padre dice que no, que pasa sentado en la casa, así que se ubica en el piso. Hasta que llega el esperado sistema y paso al módulo 9, en el turno 57, que me entregó el dispensador de números de atención. 

Inicio mi proceso de adquisición de un nuevo equipo y en el módulo del lado un caballero en voz alta le dice al funcionario que la empresa debiera llamarse vtrobo y que siente que le estaban “metiendo el dedo en el ojo”. Con personas quejándose a diestra y siniestra, sugiero que tengan la oficina del muro de los lamentos, aunque debo admitir que he tenido una gran ausencia de problemas, que casi todo me ha funcionado, excepto que a veces hay menos intensidad de señal y he quedado con películas a medias. 

Miro para el lado y veo a un ex que iba a llorar a la puerta de mi casa para que le perdonara sus sucias infidelidades, el descarado saluda como si los malos recuerdos se los llevara el viento. Como estoy en estado zen, continúo mi camino, pensando en los regalos de la vida actual. 

Aparece una señora que en forma imperativa dice, “¡quiero salirme ya!”. Miro al fondo los colores desérticos, ocres, naranja y amarillos y recuerdo mi último atardecer en las Presencias Tutelares, emuladoras de órganos reproductores y falos turgentes. 

El caballero de más allá indica que su canal de deportes ni lo ve ni con lupa y que tuvo que pagarle 18 mil pesos a un técnico para que le arreglen el problema, el funcionario le aclara que no era necesario, pues tiene pagado ese servicio en su cuenta. 

Mi situación tarda y me tomo con tranquilidad el tiempo de espera, porque el Banco Estado también falló y no puedo pagar con la tarjeta de débito. De repente aparece el milagro del súper lunes, y la hermosa Sara del Módulo 9 junto a su colega intercambia una conversación conmigo. Me ofrece pagar mi cuenta, ocupa su tarjeta y soluciona mi problema. Luego desde mi casa le transfiero lo adeudado.  

Aún hay gente buena, que confía en los demás y es capaz de solucionar estos detalles operativos de alguien que ni siquiera conoce. Es el momento de creer en un mundo mejor, en que los que trabajan en una empresa son los que se las juegan y dan la cara. El turno 57 en el Módulo 9 me salvó de volver a perder tiempo, a escuchar historias ajenas, pero especialmente me instó a agradecer a la vida que está llena de detalles que alegran el alma.  

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