El eslabón perdido de los sesgos de género

25 Mayo 2021
Una revisión de las iniciativas para lograr la igualdad de género muestra que la mayoría de las acciones destinadas a promover la participación de mujeres en altos cargos se han enfocado principalmente en su empoderamiento.
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Igualdad de Género, Liderazgo, Emprendimiento, Empresa. Foto: Unsplash

Por Paulina Segovia Candia, Ms. Ingeniería y Gestión Ambiental, especialista en Igualdad de Género y experta Hay Mujeres.

El abanico es amplio. Entre las más conocidas se encuentran mentorías, cursos de liderazgo, networking, cuotas e intentos por eliminar los sesgos de género. Hay proyectos interesantes como 30% Club que busca aumentar en un 30% la participación de mujeres en altos cargos empresariales al año 2025, basado en mentorías y colaboración entre empresas. O la norma NCh.3262 para que empresas e instituciones cuenten con un sistema de gestión de equidad de género para promover la igualdad y corresponsabilidad. Aunque nadie discute la importancia y necesidad de dichas medidas dado lo sistémico de la inequidad, parecen ser insuficientes ante la persistencia de los sesgos. Su tratamiento y combate se ha convertido en la última frontera del trabajo por la igualdad entre los sexos experimentando un auge, sobre todo en los intentos de cambio de las culturas organizacionales. Es por ello que cabe preguntase: ¿se estará poniendo el acento donde se podría alcanzar el mayor impacto? 

Iris Bohnet, académica de la Universidad de Harvard, plantea en su libro “What Works: Gender Equality by Design” (2016), que eliminar los sesgos inconscientes en personas adultas es particularmente difícil de alcanzar. Utilizar recursos en ello, por tanto, podría ser poco eficiente lo que no quiere decir que no sea de todas formas necesario. También sabemos, desde la literatura científica, que los sesgos de género se adquieren a temprana edad. Los resultados de un renombrado artículo publicado en 2017 en Science (Bian et al) arrojaron que, a los 6 años, es menos probable que las niñas, comparadas con los niños, se autoperciban como brillantes, pero lo interesante es que a los 5 años (justo en la edad previa al ingreso al colegio), esta diferencia no se encontró. Se hace evidente, por tanto, que sería más aconsejable poner el énfasis y los recursos en los procesos de socialización temprana. Ello nos lleva, como conclusión, a poner mayor acento en la infancia, en las personas que les educan y el lugar donde transcurren doce años de su vida: las escuelas. 

Una sugerencia de este tipo obliga a volcar la mirada nuevamente en la que ha sido la demanda más recurrente y que ha atravesado la sociedad chilena en las últimas décadas: educación gratuita y de calidad. Hablar de calidad en serio impide ignorar el sexismo educativo, poniendo foco en la formación de sujetos que tengan las mismas oportunidades y derechos. Aun considerando que, desde el año 2015, el MINEDUC cuenta con una Unidad de Equidad de Género con una línea de acción en la formación de docentes sin sesgos, vemos que persisten. El asunto cobra dramatismo al observar cómo se ha revertido el progreso global en el logro de la igualdad entre hombres y mujeres a juicio del Global Gender Gap (Informe de la Brecha Global de Género) publicado en marzo pasado. En él se advierte que “se necesitarán 133,4 años para lograr la paridad global entre hombres y mujeres”. En ese informe, Chile habría retrocedido, entre los años 2018 al 2020, del lugar 54 al 57.

Por otra parte, la necesidad de incorporar la equidad de género en la escuela, uno de los espacios esenciales donde se reproducen, pero también pueden revertirse los estereotipos y sesgos de género, no puede desvincularse de la necesidad de dignificar la labor docente en Chile. Es una deuda que tenemos como país. La comunidad educativa está extenuada y su esencial labor ha sido menospreciada innumerables veces. Un cambio estructural es imperioso incluyendo, tanto la formación y ejercicio docente, como la revaloración social de la carrera. Solo cuando eso cambie, las iniciativas de Unidades de Equidad de Género como la del MINEDUC podrán encontrar un terreno fértil y potencialmente propicio donde implementar sus acciones.