El drama del Perú: ¿Entre la libertad y el miedo?

15 Abril 2011

¿Qué significa elegir entre Ollanta Humala y Keiko Fujimori? Sencillamente no elegir. Casi el equivalente a decir a un condenado a la pena de muerte que es plenamente libre porque debe elegir entre la silla eléctrica o la inyección letal.

Rodrigo Ahumada >
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¿Puede alguien en su sano juicio no sentir una profunda tristeza como antesala de una agonía ante lo ocurrido en las recientes elecciones presidenciales del Perú? Nuestros hermanos peruanos han sido colocados ante un dilema imposible. Ante la “burla” del tiempo y la “noche oscura” de la historia. En medio del laberinto de una esquizofrenia cultural y política. Sí, qué duda cabe, un dilema donde la libertad conduce al miedo. Una voraz paradoja que devora la inteligencia de cualquier interrogante que intente buscar alguna razón a tan vergonzosa locura ¿Qué significa elegir entre Ollanta Humala y Keiko Fujimori? Sencillamente no elegir. Casi el equivalente a decir a un condenado a la pena de muerte que es plenamente libre porque debe elegir entre la silla eléctrica o la inyección letal.

Se nos dirá –y es cierto- que el pueblo peruano ha elegido sus propias alternativas de gobierno. No faltará quien diga –frase que no deja de irritarme-, que cada pueblo tiene el gobernante que se merece. Sin embargo, más allá de los análisis superficiales o “caricaturescos” a los cuales nos han ido acostumbrando los “opinólogos” políticos -los mismos que tan solo hace un año no dudaban en señalar que nunca en Perú alguien de la “dinastía” Fujimori volvería al poder y que jamás un personaje “nacionalista” y “populista” como Ollanta Humala sería presidente-, la pregunta que clama por salir y exige ser respondida apunta a los artífices del colapso ¿Cuáles son estos? Fundamentalmente la “casta” política y una “partitocracia” hasta tal punto mediocre que el mismo APRA, el partido actual de gobierno, no fue capaz de presentar un candidato presidencial que le diera continuidad a su obra de gobierno, sencillamente insólito. De este modo, quizás sin quererlo, la lógica del “caudillismo” fue impulsada y alimentada por el mismo gobierno. Esto es sencillamente “esquizofrénico”: ¡Hemos gobernado tan bien que no nos presentamos a las elecciones para continuar nuestro gran proyecto político! ¿Existió alguna vez un proyecto más allá de la persona de Alan García?

¿Qué se le puede reprochar a la “casta” política peruana? Son tantas cosas que no cabrían en cientos de columnas de opinión. Solamente mencionaré dos y bastante obvias. En primer lugar, la sistemática negación de la existencia en la sociedad, fenómeno común a todos los países de América Latina, del predominio de una cultura oral sobre una cultura del texto o de la argumentación. Mientras solamente un porcentaje bajísimo de la población y del electorado ha sido formado y adscribe al mundo del texto escrito, de las Instituciones y formalidades jurídico-administrativas, y las categorías tecnocráticas propias del mercado. La gran mayoría de los peruanos en cambio, que forma parte de ese electorado que ha optado por los candidatos “populistas”, ha buscado su identificación con los únicos candidatos que fueron capaces de interpretar mejor el lenguaje de los desarraigados, de los que no pueden seguir esperando (Juan Pablo II), de ese mundo que se mueve en el campo de la oralidad –al cual en Chile llamaríamos ‘ordinario’ o ‘rotaje’ y en Perú ‘cholo’-. Ese electorado para el cual las cifras del crecimiento económico del gobierno de Alan García no son inteligibles porque no afectan su vida cotidiana ni llegan a sus bolsillos, y menos les permiten salir de la extrema pobreza

¿Cómo es posible que ningún político serio y carismático haya sido capaz de interpretar los ‘signos de los tiempos’ y las aspiraciones más profundas del pueblo peruano evitando la arremetida de los caudillos y populistas? El mundo “abstracto” y “sesgado” encarnado por un grupo de políticos indolentes y ajenos a los problemas del peruano común, de sus raíces culturales más profundas, enarbolando un modelo de Modernización Ideológica sustentado sobre una visión que entiende la economía como un fin en sí misma, ha sucumbido ante las exigencias y esperanzas de un pueblo cuya identidad se manifiesta esencialmente en el mundo de la oralidad. En ese mundo solamente la experiencia y el encuentro con el otro priman sobre los discursos “academicistas” y las frías cifras económicas que tanto aman las élites atrapadas en una burbuja negándose a ver la realidad tal como ella es. En el fondo piensan que nuestros países son como Finlandia y Nueva Zelanda y que son esos modelos de desarrollo los que deben ser copiados sin mediación cultural alguna. Eso se llama Ideología ¿Por qué? Sencillamente porque la persona concreta debe adaptarse a un modelo previamente establecido como bueno para ella y a pesar de ella. En Chile la implementación a “tabla rasa” del Transantiago sigue siendo el ejemplo más desastroso y emblemático del último tiempo.

En segundo lugar, el Perú de los últimos años –al igual que Chile- ha tenido que soportar la arrogancia de economistas y políticos que lo han presentado como un modelo de crecimiento económico a seguir o imitar en América Latina y en otras latitudes sin importar los pésimos índices en la distribución del ingreso y sin considerar los problemas de extrema pobreza y las graves dificultades en educación, salud y vivienda. La pregunta que ha estado subyacente en el electorado peruano y que tanto Humala como Fujimori supieron capitalizar mediante una hábil manipulación de la propaganda electoral basada en slogans y afirmaciones populistas pareciera ser la siguiente: ¿Se puede hablar de crecimiento económico sin igualdad de oportunidades? ¿Se puede hablar de crecimiento económico con una pésima distribución del ingreso? He aquí una noción que urge ser revisada desde una visión más amplia de la economía que integre la dimensión ética de la misma y que no margine la referencia a la persona y el bien común en su reflexión.

En síntesis, el gobierno de Alan García olvidó una cuestión fundamental para la consolidación de la democracia en Perú y en cualquier país de América Latina, a saber, que el desarrollo antes de ser una categoría económica es esencialmente una categoría ética. Esto quiere decir sencillamente que el desarrollo no se reduce como algunos piensan al simple crecimiento económico. Al contrario, para ser auténtico debe ser integral, lo que implica promover o buscar el bien de cada persona y de toda la persona.

Esta es la encrucijada histórica en la cual nos han colocado las recientes elecciones del Perú. La factura tendremos que pagarla todos no solamente los peruanos. Ya Ollanta Humala y Keiko Fujimori han señalado desde la soberbia ignorante de los populistas –la misma de Hugo Chávez- que Chile debe pedirle perdón al Perú ¡Oh, Santo Dios, Santo…Inmortal! ¿Cuánto tiempo tendrá que pasar para que los políticos latinoamericanos se den cuenta que están pavimentado el camino y el “tiempo” de los caudillos? ¿Cuántas democracias habrá que sacrificar antes que sanen de su ceguera? ¿Qué debemos hacer para que alguna vez no lleguen tarde, es decir, cuando ya el partido se jugó?

Comentarios

Imagen de orlando mundaca muñoz

yo creo que chile  no debe

yo creo que chile  no debe pedirle perdon al peru creo es mas que suficiente que tengamos una gra poblacion de peruanos en chile y pienso que los peruanos nos debian pedir perdon a nosotros ya que nos han copiado el modelo economico pero no lo social ya que peru hoy esta teniendo una economia que resalta en america la tina los politicos peruano tiene que tener un fundamento propio y  con ideas de desarrollo mas sustentable en su pueblo y  su plan desarrollo este integrado su pueblo donde la economia sea garantia de invercion de grandes empresarios y asi tendrian una solucion a su emigracion que tiene en el mundo ya que su propio pais no los respalda y encuanto al miedo no creo que algun peruano tenga miedo de sus gobernantes ya su determinacion  hellos no la pienzan muchos y determinan y muchos hasta los han matado por que su indosingracias es asi por eso creo que los peruanos tienen muy claro que la keiko es una carta de gran seguridad y un peru mas sustentable para el desarrollo como personas con cresimiento real con una igualdad de condiciones sociales entre los peruanos   

Imagen de crg

Soy peruana y la verdad ya

Soy peruana y la verdad ya cansa que tanto compatriotas mios como chilenos vivan diciendo que unos copian cosas de otros dejemos ese tipo de comentarios no caigamos en la ignorancia de muchos, cada quien espera lo mejor para su pais lamentablemente en el mio tenemos dos canditatos que solo dan verguenza y causan preocupacion por el futuro que nos espera. Dejemonos de resentimientos y de demostrar en comentarios la antipatia que se tienen unos a otros nadie tiene porque pedir perdon a nadie. Que haya inversionistas extranjeros en el Peru,  desde mi punto de vista no es malo eso genera mas trabajo pero a la vez dichos inversionistas tambien se llevan lo suyo aqui no solo se beneficia una sola persona y para afirmar si  keiko es una carta de gran seguridad para nosotros no eres peruano y no creo que hayas tenido que pasar por todas las cosas que pasamos nosotros para que puedas opinar  y decir cual es la mejor opción para nosotros. Te sugiero que antes de esc algo investigues mas y revises tu comentario porque algo que como docente no perdono son las faltas ortográficas y palabras inventadas como indosingracia.

Imagen de Iván

Acá no hay un problema de

Acá no hay un problema de apellidos ni étnico, el hecho que una autoridad  tenga un apellido local o autoctono o sea nacido en el lugar, no resulta sinónimo de una buena administración, caso más claro es nuestra ciudad, para que mas comentarios. Acá el gran problema es que, si una fórmula que sin ser la mejor le ha dado buenos resultados a Perú, este opta por la incentidumbre del populismo barato, sin pensar ni analizar que lo que tienen, lo pueden perfeccionar, depurar y actualizar de manera que repercuta en el propio beneficio, quien se imaginaria tiempo atrás en los que se transformarian las ciudades de Arica y Tacna, negro se ve el futuro de los peruanos y para Chile mucho mejor, toda vez que la calificación de riesgo pais del Perú subió violentamente, ya llevan 4 dias a la baja en su mercado accionario debido a la desconfianza de los inversores, dejandonos solos como un  país serio para hacer negocios en la región.

Imagen de Dante

Interesante analisis, algo

Interesante analisis, algo que deberia acotar como ciudadano Peruano, es la falta de vision y distribucion de la clase dominante del Peru  y en especial de Lima,  que concentra los burgueses y se creen que aun estan en la colonia, mientras en la capital limeña, surgen nuevas infraestructuras, industrias, empresas, ofertas de empleo, el resto del pais, sigue apartado de ese llamado crecimiento, ese crecimiento economico , que no llega a  los ciudadanos de apie que viven con un sueldo miserable, mientras la canasta familiar aumenta cada dia, dicen que hay crecimiento, pero los Peruanos de nuestras provincias, reciben migajas de los limeños de poder, los que manejan al pais. La derecha no quiere ver como dices y no quedra ver porque en la clase alta, primero estan ellos, ellos y ellos. mientras no haya una distribucion de ese crecimiento que dicen, mi Peru seguira entre la izquierda radical y el centro izquierda ... saludos de un limeño, en este Peru fragmentado.

Imagen de José

Excelente el comentario.

Excelente el comentario. Latinoamérica gobernada por apellidos extranjeros,  tipos que estudiaron en europa e idolatran todo lo que venga del viejo mundo, incluyendo su autodestructiva forma de ser y hacer. La mega publicidad de la tele e internet nos vuelve cada dia mas irracionales, con ese afan aculturizante que nos correo nuestra alma indigena, negra o latina.

Imposible que Peru tenga esos candidatos: una burla para la dignidad de nuestros hermanos, como dice el autor, una caricatura. En Chile no nos creamos tampoco "el tarro con mas piedras": entre Piñera y Frei no existe ninguna diferencia: ambos capitalistas, ambos gerentes, sin ninguna otra opción para un pueblo idiotizado por la farándula arribista de futbolistas y topleras.

Que no nos extrañe entonces que en unos años mas en Chile  tengamos que elegir como presidente, entre  una "Kel Calderon" y un "Iván ZAmorano".