Cabildo virtual y una Nueva Constitución para Chile: Parte 1 Descentralización

23 Noviembre 2020

Este cabildo es un espacio donde todos los ciudadanos puedan opinar y debatir sobre sus expectativas, anhelos y peticiones en torno a los contenidos que deberá tener nuestra Nueva Constitución.

Enzo Varens >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Hace ya casi un mes que la opción Apruebo obtuvo una aplastante mayoría en el referéndum. Desde entonces, han surgido diversas posibles candidaturas a la Convención Constitucional, desde ciudadanos comunes y corrientes, hasta notables figuras mediáticas y, sobre todo, miembros de la clase política que han salido del sarcófago y resucitar, cual Lázaro. Está por verse si la ciudadanía se decantará por los políticos de siempre o por nuevas caras. Está por verse también quiénes, en la región, saldrán del sarcófago. Probablemente lo sabremos dentro de poco.

Pero más allá de quiénes estarán en la Convención Constitucional, la pregunta más importante es la siguiente: ¿qué contenidos deberá tener la Nueva Consitución? Porque más allá del candidato o candidata, lo que importa, a fin de cuentas, son sus propuestas. Por eso es que hemos decidido, en conjunto con “El Morrocotudo” y la Red “Mi Voz”, iniciar una especie de cabildo virtual, un espacio donde todos los ciudadanos puedan opinar y debatir sobre sus expectativas, anhelos y peticiones en torno a los contenidos que deberá tener nuestra Nueva Constitución. El cronograma será el siguiente: todos los lunes publicaremos un capítulo escrito sobre algún tema o contenido específico a incluir en la Nueva Constitución. Éste quedará abierto para que las y los lectores puedan comentar y debatir. Y finalmente, los días viernes haremos un live con algún invitado, en el cual debatiremos los comentarios de la ciudadanía y daremos un espacio para preguntas y respuestas. La idea es contribuir al debate ciudadano, con altura de miras, y de manera democrática e inclusiva.

Partiremos con un tema especialmente relevante para la región: la descentralización. Actualmente Chile es un estado unitario. Eso quiere decir que la mayor parte de las atribuciones y decisiones radican en organismos del gobierno central (Santiago). Lo opuesto a ello es un estado federal (como en Estados Unidos), en el que el gobierno central (federal) tiene un número limitado de atribuciones y decisiones, mientras que los gobiernos regionales (Estados) poseen el resto. Los Estados federales se caracterizan, además, porque cada gobierno regional tiene órganos propios. Cada estado tiene un presidente, un parlamento, tribunales, y hasta una Constitución, distintos de los demás estados y del gobierno federal. Además, cada estado puede dictar leyes propias, crear impuestos propios, y hasta tener sus propias policías. En Chile nunca hemos tenido un Estado federal. Se intentó en el año 1826, pero el proyecto no avanzó mucho.

Entre medio del Estado Unitario y el Estado Federal encontramos la figura del Estado Regional, cuyo exponente más conocido es España. En este tipo de Estados, el gobierno central conserva atribuciones importantes, pero la mayor parte de las competencias administrativas ha sido transferida a los gobiernos regionales (Comunidades autónomas se llaman en España).

Cada comunidad, al igual que en los Estados federales, posee un presidente, un parlamento, tribunales y Constitución (Estatuto) propias. Puede dictar leyes regionales, impuestos regionales y en algunos casos, tener policías regionales. La diferencia radica en que el gobierno central distribuye anualmente un presupuesto a cada comunidad autónoma, complementario a su propia recaudación tributaria.

En Chile, cuando se inició el proceso de descentralización en los años 90, siempre se ha tenido a la vista el modelo español del Estado Regional. Pero en la práctica, el proceso de descentralización en Chile ha sido meramente cosmético, por cuanto las decisiones más importantes se siguen tomando en Santiago. Aquí en Chile las regiones no tienen constituciones propias, no tienen la capacidad de dictar leyes regionales, no hay impuestos regionales, las competencias que poseen son muy limitadas (básicamente en materia de transportes, y urbanismo), no tienen parlamentos propios (el CORE no es un parlamento), y la figura del gobernador regional no se parece ni de lejos a un presidente regional. En Chile básicamente el presupuesto regional se reparte en Santiago, a través del Fondo Nacional de Desarrollo Regional. Y la función principal de los gobiernos regionales es administrar ese fondo. El Consejo Regional (CORE), tiene por función única aprobar o rechazar los proyectos o iniciativas de inversión que presente el Gobernador Regional el que, por cierto, necesita de la visación de Santiago para presentar el proyecto al CORE (el famoso “RS”).

No cabe duda que este panorama actual puede cambiar con una Nueva Constitución. La Carta Magna puede establecer la división territorial del país, puede establecer los órganos básicos de los gobiernos regionales, puede establecer sus principales atribuciones (especialmente la potestad tributaria regional), e incluso puede establecer la facultad de las regiones de dictarse sus propios estatutos regionales. La Constitución de 1980 es sumamente parca en materia de descentralización, no como, por ejemplo, la Constitución española que establece, de manera general, los lineamientos generales de un gobierno efectivamente descentralizado. Por ello se requiere que la Nueva Constitución contenga estos elementos, y es fundamental que los candidatos y candidatas a constituyentes sepan exactamente qué se debe hacer y cómo se debe hacer, porque de lo contrario, podemos tener importantes defectos en la técnica constitucional que podrían hacer naufragar el proyecto de descentralización. O peor aún, mantener el proceso en el limbo, como ocurre actualmente con la ley de rentas regionales.

¿Y ustedes, qué opinan? ¿Estado Unitario o Estado Regional? ¿Imaginan una Región de Arica y Parinacota con su propio estatuto y su propia bandera todo legalmente sacramentado? Cuando uno está fuera de Arica, se emociona al escuchar nuestro himno. Sería hermoso que éste fuera nuestro himno oficial, consagrado en nuestro propio estatuto regional.

Ver también: Plebiscito 2020: La victoria del pueblo chileno