Derechos reproductivos, discriminación y salud mental: un tema pendiente

13 Marzo 2020

La importancia de dar espacio a la diversidad de voces implicadas en el cambio social, lleva consigo la responsabilidad de mirar más allá de lo normalizado, relevando la posibilidad de decidir como principio básico para el respeto de los derechos humanos. 

Mariela Cortés Soto >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Ya llegando marzo, se instala en la discusión pública la necesidad del respeto de los derechos igualitarios de las mujeres en nuestro país y en el mundo. Pareciera que la Ola Feminista inundara todos los espacios de relación y conversación, sobretodo en este ambiente político – social que se instaló luego del inicio de la “Primavera Chilena”. Este despertar de la ciudadanía dio pie a que la palabra diversidad tuviera un importante lugar en los discursos de las personas que no se muestran indiferentes a este proceso. Y es justamente allí donde me parece importante poner atención. Existe un grupo no menor de personas que presentan algún tipo de discapacidad mental o secundaria a alguna enfermedad mental crónica que pudiera no tener espacio aún en esta discusión.

Según el informe del II Estudio Nacional de la Discapacidad, el 5,4% de las personas tiene una dificultad intelectual o mental, mientras que el 4,1% posee una dificultad de origen psiquiátrico, es decir, casi el 10% de la población se encuentra en situación de discapacidad de origen psíquico o mental. Es sabido el gran estigma asociado a las patologías de salud mental, donde las personas, especialmente las mujeres, son discriminadas por su condición de salud. Un ejemplo de esto es la Norma Técnica N° 71, la cual se refiere a la esterilización quirúrgica en personas con enfermedad mental, promulgada el 01 de Diciembre del 2004. La esterilización quirúrgica es un procedimiento invasor e irreversible, y significa tanto, cambios anatómicos definitivos, como el control permanente de la capacidad de reproducción. Este documento tiene como objetivo normar la forma en que las personas deberían ser sometidas a este procedimiento, puesto que anteriormente habría una escasa regulación al respecto. Aun así, existe una marcada discriminación de género hacia las mujeres, siendo sólo a ellas las que se les practica este procedimiento. Y esto porque se sigue sosteniendo que la responsabilidad de un embarazo y por consiguiente el nacimiento de un ser humano y el cuidado de este, recae en las mujeres más que en los hombres.

Pareciera que los roles de género permean más allá de lo evidente, siendo que el derecho a decidir tener un hijo o no es aun más difícil en el caso de las mujeres con discapacidad mental o psíquica, puesto que podría haber otro decidiendo por ti.

En mi experiencia personal, he tenido el privilegio de trabajar terapéuticamente con mujeres en situación de discapacidad psíquica y mental, donde uno de los temas principales a trabajar en terapia es el no haber podido formar una familia o incluso, luego de años, darse cuenta que fueron esterilizadas sin su consentimiento. Como si tener una patología te despojara de la posibilidad de amar a otro o pensar en tu futuro.

Queda mucho por discutir en este sentido, muchas voces por incluir, porque este es el momento de alzar la voz y propiciar cambios en el beneficio de nuestro país y las personas que viven en él, porque si no es con todas, ¿pa’ qué?.