El Bueno, el Malo y el Merluzo

08 Agosto 2022
Un far west no muy distinto del imaginado por Sergio Leone, donde cada uno se defenderá a balazos.
Rodrigo Muñoz Ponce >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

A diferencia del título del famoso spaguetti western, las características enunciadas no corresponden a tres personajes distintos, sino a uno sólo; Boric el bueno, Boric el malo, Boric el merluzo. Como si se tratase de un marido engañado, el presidente se mostró sorprendido al constatar que asi era apodado por algunos. 

Se trata, como se sabe, de un sobrenombre conocido "vox populi" desde que asumió la presidencia.

Impresiona por esto mismo la reflexión que hace sobre la señora que le espetó dicha frase en alguna actividad pública, lamentando que ella (cito textualmente)  "Cuando abre sus redes sociales, seguramente debe tener puras interacciones que le refuerzan esos mismos prejuicios y esa misma opinión". Parece ser que el mismo y repetido fenómeno del rey que no sabía que andaba desnudo en la famosa fábula, ha afectado también a Boric, el bueno, aquel de grandes ideales que, en un acto de decencia propuso junto a Jackson disminuir los salarios de los congresistas, recibiendo infames respuestas por parte de sus colegas, el mismo Boric que podía contradecir a todo el mundo por hacer lo que pensaba, siguiendo su propia escala de valores. Lo peor que pueden hacer las autoridades (pues siempre provoca "mal de altura" sin excepción) es creerse blindados por sus cercanos, pues lo único que hacen es, al final, alejarlo tanto de la realidad, que comienzan a desvariar.

Si yo fuera presidente, lo primero que haría sería rodearme de aquellos más críticos para que me mantuvieran cortito. La amistad verdadera consiste en enrostrarle amorosamente a quienes queremos que traten de no equivocarse. Por supuesto que hay un Boric malo también, el que en algún momento celebró una imagen que mostraba un cráneo ensangrentado con un balazo, que correspondía a un erudito constitucionalista (criticado solapadamente en la época de homosexual) que llegó a ser ministro de Pinochet, cuyo pecado fue ser -al igual que el propio Boric- consecuente con lo que pensaba. De manera semejante a la otrora dupla Montt-Varas, ahora un triunvirato hace y deshace en la cima del aparato estatal y burocrático. Como en todas partes se generan jerarquías y clases, los apellidos extranjeros y los ojos claros están en la cima y envían a hacer el trabajo sucio a la única que no calza con el aspecto occidental de los tres que se conocen desde la revolución pingüina, mucho antes de que se trataran de amigues. Un señor que sabe mucho de política me aclara que Izkia se lo buscó sola, por creerse con poder suficiente para utilizar el trampolín de un vistoso ministerio y quizás ser presidenciable en el futuro. Quién sabe. Puede ser, aunque sigo pensando que el clasismo y el racismo existen -¿sobretodo?- entre la gente ultraderecha y tambien la ultraizquierda. Lo cierto es que Boric se ha vinculado al proceso constitucional de una manera simbiótica. El uno necesita del otro y viceversa. Por eso, Boric se ha convertido en merluzo, un pez que nada a duras penas y sin rumbo en la sociedad líquida de la que hablaba Baumann. Necesitamos de una solidez  que el gobierno no tiene. 

Por estas mismas razones y carencias, tengo el justo temor de que los derechos preciosos consagrados en el borrador constitucional se vayan a escurrir como agua entre los dedos. En una sociedad en que el Estado se entromete donde no debe (la intimidad de las personas) e ironicamente abdica de lo que si debe (la seguridad de las personas). 

Nos espera, en el mejor de los casos, un futuro distópico con una sociedad llena de litigios y tribunales fatigados haciendo un remedo de justicia distributiva. En el peor de los escenarios, tendremos un far west no muy distinto del imaginado por Sergio Leone, donde cada uno se defenderá a balazos. 

Imagen: Flickr