Las vueltas de la vida

06 Abril 2011

Es posible que no sea mucho más que escasez de ideas y carencia de opiniones sólidas de nuestros dirigentes políticos, pero hay un fuerte olor a gatopardismo, es decir, algo así como que viva el cambio…para que nada cambie.

Fernando Cabrales G. >
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En otro medio comentaba que el actual gobierno se parecía cada vez más a un quinto de la concertación en versión “alternativa” y la política social es un buen ejemplo de ello a juzgar por lo que le escuchaba al Ministro Kast en un canal de TV hace pocos días.

Elemento central de la política social es el llamado Ingreso Ético Familiar (IEF) que por estos días, dice, prepara para enviar al parlamento en busca de financiamiento y autorización. Como todos sabemos, el IEF no es un término desarrollado por ningún sector político sino por la Iglesia y su implementación tiene antecedentes en los gobiernos de la concertación. Por cierto tampoco es posible asignar la preocupación por la justicia distributiva a los gobiernos de concertación pues, de hecho, el papel social del MIDEPLAN (la ex ODEPLAN) comienza en la época de la dictadura con el padre del actual ministro. En esa época comienzan las mediciones de pobreza en Chile (el mapa de la extrema pobreza es de la época de Miguel Kast), la ficha CAS, la preocupación por la focalización y muchos otros temas hoy familiares.

Sólo que para la dictadura este era un tema muy menor, y lo demostró con hechos luego de la muerte de Miguel Kast.

La preocupación por la pobreza sólo vuelve a adquirir importancia con el retorno de la democracia, donde se potencia ODEPLAN (de hecho se convierte en Ministerio), se crea el FOSIS y numeroso programas cuyo foco es la superación de la pobreza.

Aquí tenemos los primeros parecidos. Los gobiernos de concertación consideran inadecuados e insuficientes los programas e instituciones del tiempo de la dictadura y lo primero que piensan es en reorganizarse y luego en mejorar los instrumentos de evaluación como la CASEN y la ficha CAS (hoy de Protección Social) que también están sometidos a reformulación con el actual gobierno.

Los gobiernos de concertación se dan cuenta rápidamente que el problema no es sencillo técnica y políticamente y comienzan a generar reformas y nuevos programas cuyos resultados son alentadores pero lentos.

De hecho el año 2003 se crea el programa Chile Solidario cuyo proceso de discusión e implementación es muy interesante. Ante todo porque en el diseño de éste se involucró deliberadamente a diversos sectores políticos como el CEP y el Instituto Libertad y Desarrollo. Éstos se mostraron más partidarios de subsidios no condicionados. Coherente, es cercana a una propuesta de Milton Friedman de Chicago que proponía que ante distribuciones muy desiguales del ingreso se debía proyectar el impuesto a la renta hacia los más pobres como un impuesto negativo (es decir un subsidio). La gente de la concertación de la época era más partidaria de un sistema condicionado a logros específicos pues estimaba necesario que las personas recibieran ayuda para salir de su condición de pobreza y no para convertirse en eternos menesterosos estatales. Esta perspectiva se vendió con la idea fuerza de no regalar pescado sino enseñar a pescar.

El Chile Solidario de hecho surge con un programa “Puente” en el que las ayudas estatales eran decrecientes en la medida que las personas superaban la condición de pobres. No sólo subsidios contenía el Chile Solidario, los beneficiarios eran ayudados por profesionales, los llamados apoyos familiares, que los ayudaban a ordenar sus gastos, formalizar sus actividades, aprovechar los programas preventivos del Estado, etc.

Sin embargo, durante el Gobierno de la Presidenta Bachelet, y a propósito de la crisis internacional se usaron profusamente programas de subsidios directos no condicionados bajo la denominación de bonos de invierno, marzo, etc. Mientras tanto la derecha ahora intenta introducir condicionantes al IEF que dicen relación con los estudios de los hijos de los beneficiarios, controles de salud de mujeres y niños, búsqueda de empleo del jefe de hogar y se valida el Chile Solidario y sus instrumentos como base de asignación de subsidios, pero, por supuesto, sometiendo a reparaciones la Ficha de Protección Social.

Por cierto, la negociación parlamentaria para aprobar los alrededor de US$ 350 millones que se estimaba costaba el Chile Solidario, se centró en la forma de financiamiento. El entonces presidente de RN y actual Presidente del país, Sebastián Piñera, se manifestó no disponible para aumentar los impuestos indirectos (alcoholes, cigarrillos, combustibles, e IVA) para financiar el Chile Solidario. En la actual discusión, una vez más, se invierten los papeles, y es el Presidente Piñera el que pide aumentos tributarios “transitorios” para financiar una cifra muy parecida que se estima costará el IEF.

En ese sentido, el IEF es menos ambicioso que lo que fue el Chile Solidario el 2003. También las prisas del actual gobierno por hacer anuncios, ponen en discusión proyectos que están apenas en fase de estudio y por lo tanto sólo se dispone de ideas generales y no proyectos de verdad. De ahí que sean proyectos “tipo” concertación, al modo del jurel “tipo” salmón.

En fin, en próximas columnas comentaré otros procesos parecidos a éste porque de verdad me parece llamativo este enroque de papeles entre gobierno y oposición.

Es posible que no sea mucho más que escasez de ideas y carencia de opiniones sólidas de nuestros dirigentes políticos, pero tiene un fuerte olor a gatopardismo, es decir, algo así como que viva el cambio…para que nada cambie.