Mañalich anuncia investigación en ISP tras revelación de sustancias químicas en dictadura

23 Agosto 2013
El ministro pidió un completo peritaje en las dependencias del instituto, luego de las denuncias de Ingrid Heitmann, ex directora que admitió el hallazgo y destrucción de químicos que a su juicio, “podrían matar a la mitad de Santiago”, amenaza que fue ratificada por el secretario de Gobierno.
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El ministro de Salud, Jaime Mañalich, informó que se realizará una completa investigación en las dependencias del Instituto de Salud Pública, luego que una de sus ex directoras, Ingrid Heitmann, declarase a la agencia DPA del hallazgo de sustancias químicas en este recinto, las cuales fueron destruidas sin dar aviso a las autoridades, debido a sus letales efectos en la población.

Heitmann admitió el hallazgo de dos cajas llenas de ampollas con toxina botulínica, una sustancia que podría “matar a la mitad de Santiago”, según declaró la microbióloga.

“Los riesgos que describe ella en la entrevista son verdaderos”, admitió el secretario de Gobierno, quien ofició a la actual directora del ISP, María Teresa Valenzuela, para realizar una inspección de todas las dependencias del instituto, antes de determinar un sumario administrativo.

El ministro Mañalich señaló tener una muy buena opinión de Heitmann, con quien trabajó en los primeros meses de su gestión en esta cartera. El secretario de Gobierno indicó que incluso son amigos, por lo que conversará con la especialista antes de entregar más antecedentes.

Reacciones
Impacto en la opinión pública causaron las declaraciones a una agencia alemana de la ex directora del Instituto de Salud Pública (ISP), Ingrid Heitmann, quien aseguró que la dictadura de Augusto Pinochet disponía de armas químicas suficientes para “matar a la mitad de Santiago”. En la entrevista, la microbióloga asegura haber ordenado incinerar dos cajas llenas de ampollas con toxina botulínica, lo que provocó la molestia de familiares de víctimas de la represión.

Las cajas fueron encontradas, por casualidad, cuando ella ordenó hacer una limpieza de los refrigeradores del subterráneo el año 2008.

Ingrid Heitmann aseguró haberse “espantado” cuando encontró las ampollas, ya que estas toxinas son capaces de eliminar a miles de personas y especificó que Chile no poseía capacidad para producir esta toxina y las cajas no tenían por qué estar en un laboratorio civil con fines sanitarios.

Para el abogado de derechos humanos, Eduardo Contreras, estas declaraciones son muy graves y hacen necesaria una investigación de la justicia.

“Creo que lo correcto sería abrir un proceso, porque efectivamente la existencia de materias tóxicas en poder de la dictadura dice relación directa con varios casos. Haber ocultado una prueba flagrante constituye en sí un delito y me parece meritorio que se abra una investigación, sobre todo porque es un hecho conocido en la opinión pública chilena el uso de este tipo de materiales para eliminar opositores a la dictadura, recordemos el caso del químico Berríos y a Michael Townley”, expresó.

Para la presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP), Alicia Lira, este hallazgo puede relacionarse con causas que están en proceso, como la que investiga la muerte del ex presidente Eduardo Frei Montalva.

“Aquí hay más casos, aparte de Eduardo Frei, aparte de Carmen Osorio, aparte del intento de asesinato que se hizo en la cárcel pública donde murieron algunos prisioneros políticos y uno de ellos perdió sus cuerdas vocales, quedando con secuelas para el resto de su vida. En el marco de los 40 años, queremos realmente avanzar en la verdad y la justicia, que el Poder Judicial tenga realmente la prueba de que había una política sistemática de exterminar a los opositores chilenos”, manifestó.

Ingrid Heitmann fue directora del ISP entre 2007 y 2010, durante el Gobierno de Michelle Bachelet, y según ella misma aseguró a la DPA, no dio a conocer este descubrimiento a ninguno de sus superiores

La botulina, que provoca parálisis muscular progresiva, está prohibida por las convenciones de Ginebra y la Convención sobre Armas Químicas como arma de destrucción masiva.