¿Qué hacer con Carabineros?: Reflexiones para una verdadera refundación del Estado en materia de seguridad ciudadana

05 Febrero 2021

Frente a la pregunta se nos abren muchas posibilidades reales de trasformación de una realidad que nos afectamente directamente como ciudadanas y ciudadanos, es una cuestión que nos concierne y de la cual es necesario conversar.

Marcos Cereceda... >
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Los datos evidencian la complejidad del asunto, por ejemplo, según la encuesta Plaza Publica de CADEM, la aprobación de Carabineros en términos globales es bastante baja, entre los meses de octubre y diciembre de 2020 la aprobación de la institución no superaba el 40%, en el mes de febrero este indicador vuelve a subir hasta un 51%. Estos datos contrastan, por ejemplo, con la alta aprobación que tiene la PDI o incluso el ejército, siempre por delante de Carabineros, obteniendo a veces en posiciones punteras en aprobación (el caso de la PDI).  Estos datos (si nos lo creemos), pueden aceptar múltiples interpretaciones, pero en términos generales indican que el problema de la institución va mucho más allá de su margen de acción o de maniobra para poder restituir la imagen, credibilidad y legitimidad frente a la ciudadanía, un aspecto fundamental en cualquier país democrático de avanzada.

Fuente: Encuesta Plaza Publica de CADEM, número 352, 360 y 365-

Quizá es un tema espinoso o arriesgado, pero los problemas en torno a la seguridad y el papel que juega Carabineros es un tema del cual tenemos que conversar en el Morrocotudo.  En los tiempos que corren preguntarnos ¿cómo resolvemos el tema de la seguridad? es fundamental para profundizar en nuestros derechos y libertades. Pero también, resultan preguntas centrales para saber qué se tiene que cambiar y cómo podríamos cambiarlo, en un intento ir más allá de los argumentos simplistas de “ilusos rousseanianos”, la pregunta sobre la seguridad nos conduce también a preguntarnos ¿qué entendemos por seguridad? y ¿qué hacer con los carabineros?

En el caso de Carabineros de Chile, por más esfuerzos dedicados a la reforma de la institución, la enorme “energía” política que se necesita para poder cambiar una institución tradicional del Estado, hacen que la empresa de reformar a Carabineros no tenga buenos augurios, los resultados son inciertos e incluso improbables. Es por eso que, en actual contexto constituyente, es necesario conversar sobre las posibilidades históricas que tenemos nosotros – ciudadanos y ciudadanas-, para proponer la “cirugía mayor” que necesita Chile y Arica en materia de seguridad.

De la seguridad ciudadana a la seguridad humana

En primer lugar, hace falta preguntarse realmente ¿qué entendemos por seguridad? el gran problema que tiene el “Estado actual” es que el tema de la seguridad se atribuye como una responsabilidad exclusiva de Carabineros (de tipo preventiva) y de la PDI (de tipo investigativa), este reduccionismo puede ser un primer problema, de tipo conceptual, que vincula la seguridad a una cuestión policial, es el clásico enfoque de “seguridad ciudadana” que dentro sus los muchos fracasos, con el estallido social de 2019, además del gran número  víctimas civiles, ha llevado a Carabineros a una sobreexposición en la opinión pública, una suerte de denigración, que sitúo a la institución en la “primera línea”  del descontento ciudadano, un descontento acumulado por la acción de los partidos políticos y de la élites económicas, el neoliberalismo (por resumirlo de alguna manera).  Es por eso que, aunque podemos estar de acuerdo en que los organismos policiales tengan el “monopolio legitimo la violencia”, quizá es necesario un enfoque más realista y amplio de los que entendemos por seguridad y comprender que es un fenómeno multidimensional.

Resulta evidente que tras 30 años de aplicación  del enfoque de “seguridad ciudadana”, “paz ciudadana” u orden público, estos resultan simplemente una  ficción, si no se superan las desigualdades sociales y los efectos de inseguridad que provoca en quienes la padecen: la hipótesis que vincula el éxito seguridad al desarrollo humano de cada país esta más que comprobada, solo observar que sucede en los países desarrollados, es lo que se podría llamar “seguridad humana” basada en “asegurar” el consumo, la demanda interna, la protección social entre otras cosas. En el caso de concreto de Chile, la seguridad humana podría ser un enfoque óptimo si se reducen las desigualdades socioeconómicas, los “abismos salariales” y se soluciona el estatuto constitucional del pueblo Mapuche, no comprender este aspecto es seguir malgastando recursos en torno a una ficción.

Pero también se tendría que considerar que la materia de seguridad concierne también a otras instituciones tales como bomberos, el ejército, protección civil, guardias forestales, guardias costeros (según el país de referencia), el personal médico y sanitario, un conjunto de instituciones que también forma parte de una concepción más amplia y coordinada de lo que entendemos por seguridad.

¿Qué hacer con Carabineros?                

Un segundo lugar, una de las posibilidades “pragmáticas” pasaría por una reestructuración de las competencias de Carabineros. El caso quizá más parecido es el modelo de la Guardia Civil de España, un instituto armado, componente de las fuerzas de seguridad que depende del Ministerio de Interior y Defensa de dicho país. No ejercen su función en las grandes ciudades, tiene presencia en las fronteras, carreteras, zonas rurales. En su momento fue una de las instituciones represoras del franquismo, pero con la llegada a la democracia, mediante un proceso de modernización convergente con la UE ha ido adecentando su imagen frente a la ciudanía. Dentro de sus funciones, se dedican perseguir el narcotráfico, fronteras, terrorismo, corrupción, etc. Pero no están a cargo del orden público y seguridad en las grandes ciudades, salvo circunstancias excepcionales.

A nivel de internacional pueden existir  múltiples modelo de policía,  mucho mejores, pero las semejanzas entre la historia de la Guardia Civil y la historia de Carabineros, pueden mostrar una vía de solución rápida para Carabineros: además de las actuales reformas que operan desde   la institución, la acción y competencias de la institución se tendría que destinar exclusivamente al resguardo de las fronteras, zonas rurales o dedicarla a resolver los problemas complejos como terrorismo, corrupción o delitos medioambientales, pero no estarían destinados a resolver problemas de seguridad y orden público en la ciudad, la ciudadanía casi no los vería en las calles ni en sus barrios.

Una nueva policía para Chile

Pero ¿Quiénes sustituirán las funciones de seguridad en las ciudades o zonas urbanas? Aquí la discusión se puede volver más interesante. Una opción seria ampliar las competencias de la PDI, pero la otra opción es crear un cuerpo de policía nuevo, un asunto necesario para una verdadera refundación del Estado.

¿Cómo tendría que ser la policía del Chile del mañana?  A nivel de estructura, además de tener una nomenclatura jerárquica moderna, descentralizada y no militar, la nueva policía obviamente estaría controlada por el Ministerio de Interior y subordinada de los responsables políticos civiles. Para crear el nuevo cuerpo de seguridad, en términos de formación mínima, se tendría que dignificar la carrera policial creando una Universidad de la Policía (o algo por el estilo), que equipare su conocimientos, competencias y salario a lo que en las Universidades es el titulo de máster universitario, un tipo de formación que nos garantizaría un cuerpo policial “cultivado”, que en el ejercicio de sus funciones, combinaría en su accionar  derechos humanos, ética, formación científico-humanista, además de la formación en técnicas en control de masas, contemporáneas,  basadas en la inteligencia, en la disuasión y no en la represión; la creación de dispositivos de seguridad, capacidad de respuesta a diferentes acontecimientos o emergencias, el uso de tecnologías para la lucha contra el crimen, etc. En esta nueva policía podrá participar personal de carabineros que quieran trabajar en la naciente institución.

 Para la nueva policía se tendrían que seleccionar a les jóvenes más preparades, excelentes o virtuoses, no lo contrario. Tendrían que adquirir conjunto de competencias que haría que la nueva policía sepa, sobre todo, relacionarse con civiles, es decir, establecer vínculos o redes efectivas y afectivas con las organizaciones ciudadanas, un aspecto central en el que Carabineros nunca ha encertado, quizá por su historial de errores y su cultura más militar que profesional.

Ya no hablaríamos de una policía con doctrina, sino que no referiríamos un tipo de cultura policial basada en una ética profesional fundamentada en valores civiles o republicanos, que no incluirá por ejemplo la “obediencia ciega”, podría ser una policía como la Japón, cuyo objetivo profesional es no haber disparado nunca su arma, o sería una policía que seguiría el modelo original de Scotland Yard, en que se descarto el uso de armas de fuego, consideradas como inapropiadas para una policía que tenia que servir a la sociedad. De ejemplos hay cientos, pero parafraseando a Robert Peel se trataría de aprovechar el actual momento histórico, para crear un perfecto sistema de policía, que concuerde el con carácter de una sociedad plurinacional, libre y solidaria, un tipo de policía que funcionaria perfectamente en un Chile digno, en el Chile del mañana.  

 Fuente de datos

https://www.cadem.cl/encuestas/plaza-publica-no-365-11-de-enero/

https://www.cadem.cl/encuestas/plaza-publica-no-360-7-de-diciembre/

https://www.cadem.cl/encuestas/plaza-publica-no-352-12-de-octubre/

 

 

 

 

 

 





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