Yasna Provoste, lección de la unidad

28 Abril 2021
Nadie en la oposición está, por sí solo, en condiciones de determinar la conducta del adversario. Por eso, con la emergencia del liderazgo aglutinador de Yasna Provoste, la oposición ha sido capaz de lograr su mayor victoria política sobre el Gobierno.
José Sanfuentes >
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Tercer Retiro, Congreso, Tribunal Constitucional. Foto: Agencia Uno/Huawei

El flujo de la lucha política transita por cuatro etapas sucesivas, a saber: existir, influir, determinar la conducta del adversario y tomar el poder. Quien detenta el poder gobernante generalmente tiene la iniciativa, incluso las leyes así lo establecen. En el caso de la oposición chilena, numerosas fuerzas influyen en aspectos parciales, con mayor o menor relevancia dependiendo de su fragmentación. Sus candidatos presidenciales son, sin duda, un plus en sus capacidades de incidencia. Preocupante es el caso del Frente Amplio que aún no resuelve un piso sólido para su candidato.
Hoy nadie en la oposición está, por sí solo, en condiciones de determinar la conducta del adversario. Por eso, con la emergencia del liderazgo aglutinador de Yasna Provoste, la oposición ha sido capaz de lograr su mayor victoria política sobre el Gobierno, obligándolo a promulgar una resolución adversa del Parlamento. En efecto, el factor decisivo del triunfo del tercer retiro fue la férrea unidad de propósito, no ceder ante el proyecto del Gobierno e insistir en el suyo ante el Tribunal Constitucional. Conducta que involucró a todos, salvo el extravío divisionista, por suerte irrelevante, de la bancada del Partido Humanista que llamó a negociar con Piñera.
Quedó así demostrado que la unidad logra resultados extraordinarios, que son los que se demandan en periodos de crisis. Se fracturó al oficialismo, se condicionó al Tribunal Constitucional y se le dobló la mano a la terquedad presidencial, logrando que la mayoría de la población pueda tener recursos frescos para paliar las consecuencias dramáticas de la peste.
Lecciones se han de sacar para aislar las posiciones sectarias que insisten majaderamente en peleas intestinas, codazos para hacerse de una ventaja, con los clásicos fantasmas blandiendo ora a los “neoliberales” ora a los “leninistas”, haciéndole el juego a las pretensiones derechistas de mantenerse en el poder. Minoría derechista que, como en la Cámara de Diputados, sólo está en el poder y podría mantenerse, en virtud de la lenidad opositora.