Ámbar: No hablemos de casos aislados

07 Agosto 2020

Podemos hablar mucho de qué sale mal en estos procesos, he leído hasta gente que pide el retorno de la pena de muerte a Chile, en lo personal no comulgo con esa idea y creo que debemos atacar el problema de la violencia hacia las mujeres.

Marcela Pérez S... >
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Hace un tiempo, en el marco de una velatón por una víctima de femicidio, conocí a una mujer que había sido víctima del mismo hombre que horas antes asesinaba a una mujer. Ella, al igual que la víctima fallecida, también había sido pareja de este hombre y vivió muchas atrocidades y amenazas.

Ella hizo todo lo que se supone debía hacer, fue en reiteradas oportunidades a la Justicia a pedir ayuda, incluso por un momento pensó que estaría segura, al menos por 3 meses que duraría una investigación, ya que el sujeto quedaría bajo prision preventiva por los muchos antecedentes de violencia que tenía, pero estuvo solo 15 días y salió libre. Temió por su vida y la de sus hijos y la solución que le daban las policías era que se fuera a otra ciudad.

Al tiempo este mismo hombre, que debería haber sido castigado por sus actos y estar preso, mataba a su actual pareja.
Ayer, Hugo Bustamante, otro FEMICIDA beneficiado por la justicia y las medidas que reducen condenas, mató a Ambar de 16 años, la hija de su pareja actual.

Por ello creo es importante que frente a esto NO HABLEMOS DE UN CASO AISLADO, ya que constantemente la justicia se burla de las víctimas y las hace responsables de lo que le pasó o les podría pasar.

Podemos hablar mucho de qué sale mal en estos procesos, he leído hasta gente que pide el retorno de la pena de muerte a Chile, en lo personal no comulgo con esa idea y creo que debemos atacar el problema de la violencia hacia las mujeres.

Creo que en casos de asesinatos FEMICIDIOS consumados o ataques hacia infantes y jóvenes, los agresores no deberían acceder a beneficios, pero no soy nadie y sé que es una conversación más profunda y debe incluir a especialistas de las áreas como: abogados, psicólogos, gendarmería, policías y la clase política.

Tengo pena porque todas las semanas lloramos a las víctimas, sintiéndonos impotentes. Espero algún día vivir en una ciudad, en un país, en un mundo donde las mujeres no tengamos miedo.