Ante un sistema patriarcal y misógino: Sororidad hasta en las redes

Las redes sociales adquieren una profunda relevancia en la forma en que las personas se construyen y la comunicación es capaz de provocar realidades y las redes sociales permiten entablar relaciones, compartir información, coordinar acciones y, en general, mantenerse en contacto, encontrando oportunidades de poner en común su ser social.

Redes sociales, un campo de acción para plantear demandas y reclamos por parte de los movimientos sociales y los colectivos pro-derechos así como para todas las personas que defienden la igualdad y justicia social para la transformación social.

Redes sociales que respecto a la violencia de género ponen de manifiesto que han transformado completamente nuestras vidas personales y asociativas, trastocando la representación del discurso y la influencia en los estados de opinión  y que las mujeres,  en el intento de visibilizar sus necesidades, buscan alternativas que les permitan reunirse  en pos de escucharse y contenerse, agruparse y organizarse para movilizarse y desde ahí producir mecanismo de protección para vivir sin violencia de género a través de una estrategia de pactos sororos, para reconocerse en igualdad y ponerla en práctica siendo capaces de convocar cada vez más mujeres.

Porque No es no.

No importa si lo digo sonriendo o llorando.

No es no.

En cualquier idioma se comprende y queda claro.

¡No es No!

Aunque no se exteriorizó de forma “clara”.

Aunque hayas cerrado los ojos y no hayas gritado.

Aunque seas una loquilla y hayas tomado hasta quedar borracha.

No es no y nada de eso es consentimiento y porque seguro si te violan; no lo buscabas.

Pero seguro si trata de una sociedad donde si eres hombre te excusa de cometer una agresión y si eres mujer te responsabiliza de haberla sufrido.

Porque tu mujer seguro que ¿Cuándo han visto a un chico guapo raja curao en un carrete, han sentido ese impulso incontrolable de toquetearlos?

Seguro que no porque no es el alcohol, es el machismo.

Es la misoginia donde la propiedad privada vale más que la vida de las mujeres. Porque si un profesor rompe un torniquete, se va preso y un abusador y violador como Martín Pradena, se va para su casa.

El patriarcado es un juez.

Claro porque si violan la cuarentena van presos y si nos violan a nosotras ¡No!. 

Mujeres víctimas de la cosificación, de la impunidad y de la misoginia de un estado patriarcal.

La justicio nos volvió a jugar una mala pasada y nos vuelve a dar una mala señal. Por eso muchas no denunciamos. Porque cuando la violencia se perpetua, preferimos el silencio o el suicidio.

Sin embargo, el violador eres tú. Ese que es el agresor. Él es el culpable y nunca la víctima.

Porque el violador, aunque se vista de seda y con aspecto pulcro, ordenado y cabello peinado como sacada de película, de igual forma el violador eres tú.

Hoy la justicia le fallo a Antonia, a su familia y de nuevo a todas las mujeres. Porque no estamos todas. Faltan todas aquellas que silenciaron su voz.

Por eso somos miles pidiendo justicia y no solo en las calles también en las redes. Porque si tocan a una nos tocan a todas.