Arica: Salir a la calle por necesidad y quedar a punto de llorar

27 Mayo 2020

Un paisaje humano extraño, distante, como un escenario de temer... Todos enmascarados y con ojos tristes.

Ada Angélica Rivas >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Después de semanas de cuarentena obligada y elegida, ir al centro de la ciudad me provocó un quiebre. Salí de casa y caminé para aprovechar de ejercitar el cuerpo hasta que apareció la micro que me condujo al Paseo 21 de mayo. A la entrada del paseo dos militares indicaban que había que avanzar por el lado derecho y luego veo la fila medianamente larga del Bancoestado donde tomé posición por el centro de la vía.

Un paisaje humano extraño, distante, como un escenario de temer... Todos enmascarados y con ojos tristes, y desde la esquina de Patricio Lynch un músico con Chopin de fondo, y luego Tchaicovsky, toca un instrumento de viento y en un minuto colapso. Sólo quería llorar, abrazar a algún familiar o amigo querido y sentir que alguien me diría: no pasará nada…

Miro el cielo profundamente azul, veo señoras atrás de mí que conversan, un perrito que pasea de un lado a otro y me distraigo con la gente que sube y baja por los costados de una huincha plástica que dice “Peligro, no pasar”, mientras saboreo la eternidad, esperando arreglar una clave bancaria.

Hasta que absorta en mis sentimientos, aparece una señora enfundada en color negro y me ofrece una caluga, mis ojos hablaron más que yo, porque sentí que no estaba sola en esto, que todos queremos ser mejores, más solidarios y menos egoístas. Lindo gesto, de esos que nunca olvidaré.

Triste panorama, que duró horas, porque una caja atendiendo para solucionar las tarjetas bloqueadas es un proceso lento… extraño proceso de espera. El trámite abarcó dos cuadras. Bajé a la avenida a tomar la micro de regreso y quedarme en casa, buscando fotos que alegren el recuerdo, porque el presente, sin ser pesimista, me tiene en la delgada línea en que quiero tirar todo por la borda...

Cuesta tener fortaleza con tanta noticia devastadora... en Santiago claro, con hospitales colapsados... que hasta cuesta respirar cada vez que prendo la televisión. Pero en Arica no estamos exentos de nada, menos aún con la poca conciencia que hay en los que salen sin necesidad. Animo todos los que a veces tienen miedo como yo.