Arica y sus aportes por Coronavirus: La cajita (in)feliz

15 Junio 2020

En Arica se destapó la olla también. Y empezaron las publicaciones por las redes y en verdad asquea siquiera pensar que algunos aprovechadores manejaron esto a puertas cerradas.

Ada Angélica Rivas >
authenticated user Corresponsal Corresponsal Ciudadano

Si efectivamente algunos están haciendo el medio negocio, deben estar frotándose las manos; pero no es ningún chiste usar a quienes están en situación crítica y esperan la caja del programa "Alimentos para Chile". Dan náuseas imaginar como espectador el abuso y los negociados que a veces prosperan a puertas cerradas, sin temor ni siquiera al coronavirus.

¿Qué nos está pasando? En qué momento la sensibilidad y la moral se fueron al tacho de la basura y solo empezó a importar el poder desmedido y enfermizo, al punto de aprovechar una pandemia para hacerse más ricos y obtener dinero a costa de los más débiles y pobres, en una situación de urgencia.

En una ciudad pequeña, en que todos se conocen y tienen redes, difícil que no existiera una para hacer licitaciones truchas y beneficiar a quien estaba cobrando más por el servicio. ¿Quién está haciendo los recortes? ¿Quiénes son los palos blancos o negros? ¿Quién vendió la mercadería?

Los de clase media para abajo estamos descontentos, viendo una serie dramática. Empezando esta pandemia que cruzó el planeta, que nos obligó a mirarnos a nosotros mismos, a ser más solidarios y humanos con el otro; la gente empezó a quedar sin trabajo por el cierre de sus fuentes laborales. Y eso sigue ocurriendo día a día.

Una medida del Gobierno para paliar en la mínima parte esta crisis fue ofrecer las cajas del programa “Alimentos para Chile”, que luego fuimos viendo que se llenaron de logos y críticas de un lado y otro.

En Arica se destapó la olla también. Y empezaron las publicaciones por las redes y en verdad asquea siquiera pensar que algunos aprovechadores manejaron esto a puertas cerradas.

Una empresa que no se dedica al rubro de alimentos, que cotizó los productos con valores más altos que en el comercio local, extrañamente se adjudicó la licitación por 900 millones para las cajas destinadas a los más necesitados. Por ese mismo dinero la caja habría ido más llena o se habrían hecho más cantidades. Algo tan simple como eso. A simple vista está todo sobrevalorado, peso a peso se van llenando los bolsillos de quien no necesita.

Dónde nace la necesidad tan grande de andar negociando truculentamente para aprovecharse de los más pobres de esta región, cobrando un litro de leche líquida a 990 pesos cuando vale 850, la harina a 890 cuando vale 650, los fideos a 724 cuando valen 500. Y suma y sigue, hasta terminar con una caja en 39.980 pesos, la misma que cotizada en otros lugares vale alrededor de 5 mil pesos menos, y que, finalmente, implica una diferencia de más de 120 millones por las 21.875 cajas. Y eso que la cuenta se sacó por un producto a precio unitario, por mayor debiera ser más bajo, se supone.

Como en este tipo de situaciones es necesario acudir a la Contraloría, ya existe una denuncia por “colusión para ofertar y defraudar” en la Intendencia Regional en la compra de cajas de parte de los dos parlamentarios del Partido Socialista. Quienes se defienden, aducen razones políticas.

¿A quién le puede interesar quienes van de candidatos en las próximas elecciones municipales, si apenas están preocupados de planificar el día a día, de buscar alguna peguita, de estirar los alimentos como chicle para que duren y de ni moverse de la casa para no gastar nada extra? Es una lógica mezquina estar pensando en candidaturas, mientras el mundo cae a pedazos.

La operación cajas, el trato directo en la compra, las fotos de frente y perfil, la sobrevaloración en los productos, la poca transparencia en el proceso, es parte de todo este entramado que está en investigación.

Y le dicen “canastas” a las “cajas”, todo es metafórico, hasta la pandemia, a la que los interesados en ganar billete a costas de la comunidad más necesitada, ni siquiera le tienen respeto, total a río revuelto, ganancia de pescadores.