Chile, un país donde trabajar enferma

01 Julio 2012

En Chile, la baja calidad del empleo, pobreza y doble trabajo constituyen los argumentos que explican el peor estado de salud mental de las mujeres

Observatorio Gé... >
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Por Ximena Díaz, Socióloga Centro Estudios de la Mujer, CEM

En Chile, los problemas de salud mental de la población trabajadora aumentan año a año y son las mujeres quienes mayormente sufren este problema. Una fuente de información muy ilustrativa son las licencias médicas que solicita la población trabajadora tanto en el sistema FONASA como en el sistema ISAPRE. En el año 1995 los trastornos mentales y del comportamiento eran la tercera causa de licencia médica curativa, pero ya en el año 2008, pasan a ocupar el primer lugar. Aunque el número de mujeres en la fuerza de trabajo es bastante menor al de hombres, el año 2009, del total de licencias por problemas de salud mental, la mayor parte fueron solicitadas por mujeres: el 63% en el sistema ISAPRE, y el 68,7% en el Fonasa, Por otra parte, la Encuesta Nacional de Calidad de Vida y Salud del Ministerio de Salud (2006), reveló que el 28% de los hombres y el 34% de las mujeres trabajadoras consideraban su trabajo “desgastador emocionalmente”.

Una encuesta anterior de la misma institución (2003) había revelado una alta prevalencia de depresión en la población adulta, más frecuente en las edades medias (25 a 65 años), es decir, en el período de actividad económica de la población, y mucho más alta en las mujeres (31%) que en los hombres (16%). Esta tendencia es nuevamente confirmada en la última Encuesta Nacional de Salud (2009-2010) que detectó un 17,2 % de personas con sintomatología depresiva, de las cuales un 8,5 % eran hombres y un 25,7% correspondía a mujeres.

Una encuesta realizada recientemente por el Centro de Estudios de la Mujer (2011) a 3.000 trabajadores y trabajadoras asalariadas de todo el país, reveló que el 26,2% de las mujeres, versus sólo el 13,4% de los hombres, había sufrido síntomas depresivos durante dos semanas seguidas, durante los últimos 12 meses. Pero no todas las mujeres sufren de la misma manera. Las mujeres que con mayor frecuencia sufren depresión son las más pobres (de los grupos C3 y D-E) y las que trabajan como operarias, como trabajadoras de servicios y como trabajadoras no calificadas de la agricultura e industria.

La baja calidad del empleo, pobreza y doble trabajo constituyen los argumentos que explican el peor estado de salud mental de las mujeres. En Chile, como en otros países, su incorporación al trabajo remunerado no ha sido acompañada de una reducción de su trabajo no remunerado como responsables del hogar, madres y cuidadoras de enfermos y ancianos, lo cual les ha significado una sobrecarga laboral que contribuye al deterioro de su salud mental y física. La interferencia del trabajo con la vida familiar o balance entre trabajo y vida fuera del trabajo es una dimensión considerada por la Comisión Europea como uno de los criterios esenciales para estimar la calidad del trabajo y el empleo. Largas e impredecibles horas de trabajo combinadas con altas exigencias, tanto en el ámbito del trabajo remunerado como en el del trabajo doméstico y de cuidado, fácilmente causan estrés y ansiedad. En cualquier tipo de familia las mujeres soportan lo más duro de la carga.

Estas informaciones deben alertar a las autoridades en los Ministerios de Trabajo y de Salud, pero también a las dirigencias sindicales y a los partidos políticos que dicen representar los intereses de las y los trabajadores. Está en juego la vida de toda la población, no sólo de quienes participan en el mercado laboral, sino que todos quienes dependen de ellas y ellos.