Científicos refutan estudio sobre la bacteria que podía vivir del arsénico

10 Julio 2012

Sin embargo, tras 18 meses de controversia, los científicos han llegado a la conclusión de que la bacteria en cuestión en realidad requiere de fósforo para existir, y no puede sobrevivir sin él

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Hace dos años, la NASA anunció con mucho bombo y platillo un descubrimiento que podría ayudarnos a encontrar vida en otros planetas: una bacteria que vivía en base a arsénico, a diferencia de todas las demás formas de vida que hay en la Tierra, que se basan en carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno, azufre y fósforo.

Sin embargo, tras 18 meses de controversia, los científicos han llegado a la conclusión de que la bacteria en cuestión en realidad requiere de fósforo para existir, y no puede sobrevivir sin él.

En 2010, el estudio presentado en Science indicaba que la bacteria Halomonadaceae GFAJ-1 podía reemplazar el fósforo por átomos de arsénico. La bacteria fue descubierta en Mono Lake, un lago muy salado ubicado en California.

El arsénico tiene algunas similitudes con el fósforo, pero normalmente resulta tóxico para los seres vivos, de modo que la idea de que una forma de vida podía sostenerse en este elemento desató una serie de dudas y críticas respecto a la manera en que fue dado a conocer el descubrimiento, con gran fanfarria de parte de la NASA. La agencia espacial financió parte de la investigación, con la idea de encontrar formas de vida diferentes que podrían existir en otros lugares del universo.

Varios científicos se dedicaron entonces a comprobar el estudio y tratar de replicarlo, sin éxito. La revistaScience publicó en su edición de papel dos papers que confirman que, aunque la bacteria puede tolerar el arsénico, su vida depende del fósforo.

La microbióloga Rosie Redfield y sus colaboradores indican que cuando la bacteria crece en un medio con mucho arsénico y poco fósforo, su ADN no contiene compuestos detectables de arsénico. En otro paper, la microbióloga Julia Vorholt del Instituto Federal de Tecnología de Zurich, señala que la bacteria no puede crecer en un medio que no contenga fósforo y tenga arseniato. Sin embargo, sí puede hacerlo en medios con poco fosfato y con la presencia de arseniato.

De este modo, la bacteria es resistente al arsénico, pero dependiente de todos modos del fósforo.

Los resultados indicarían que la investigación original, realizada por Felisa Wolfe-Simon, contenía muestras que tenían mayor cantidad de fósforo de lo que se había pensado al principio.

La revista Science declaró al respecto que “esta nueva investigación muestra que GFAJ-1 no rompe las reglas largamente mantenidas de la vida, contrariamente a la manera en que Wolfe-Simon interpretó los datos de su grupo”.

Wolfe-Simon le bajó el perfil a la polémica, asegurando que los resultados de estos estudios “son consistentes con nuestro paper original”. La investigadora señaló que en su paper se “sugería que las células requerían fósforo”, sin embargo, “nuestros datos sugieren que una pequeña parte del arsenato puede ser incorporado dentro de las células y biomoléculas, ayudando a las células a sobrevivir en ambientes de alto arsenato y muy poco fosfato”, declaró.

Según Wolfe-Simon, esta historia todavía no se termina. “La pregunta clave es: ¿cómo sobreviven estas células en concentraciones letales de arsénico? Y, ¿a dónde se va el arsénico?”