Educación con sentido: menos estándares, más aprendizaje

12 Julio 2018

Para gran parte de la ciudadanía, lo que se aprende en la Educación formal no tiene mucha importancia. Esto se debe en gran medida, a que los contenidos que se imparten son descontextualizados.

Erick Leiva Soto >
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Está claro que la Educación es un derecho y una tarea fundamental para cualquier Estado, cualquier gobierno de turno y cualquier ciudadano en general. Todos, de alguna u otra forma, nos educamos y difundimos los que aprendemos. Educación formal e informal se conjugan para hacernos quienes somos. Finalmente cada uno le da a la Educación un significado. ¿Va a ser un motor para nuestra trasformación social? ¿Vamos a contribuir a la reproducción de la cultura dominante? Podemos tomarla como una herramienta para adquirir capacidades o como un simple trámite. He ahí la cuestión.

Con sólo procesarlo un poco, podemos concluir que gran parte de las personas ven a la Educación como algo importante, pero a la hora de definir el “por qué”, todo se vuelve difuso. La verdad es que a final de cuentas se impone la visión del “trámite”. Niños y adolescentes dicen que tienen que pasar de curso, tienen que sacar el cuarto medio, tienen que sacar un cartón. ¿Por qué? Porque sus papás les dicen que lo hagan, para ser alguien en la vida, para tener “pega”. ¿Son suficientes esos motivos? Tal vez, tal vez no. El punto es que la Educación para muchos termina siendo un “cacho”. Razones para aquello hay varias, como el hecho de que nos encontremos en una sociedad donde no se valora el aprendizaje y que el sistema educacional chileno sea tan monótono, al proponernos una educación estandarizada.

Educación centralista

Para gran parte de la ciudadanía, lo que se aprende en la Educación formal no tiene mucha importancia. Esto se debe en gran medida, a que los contenidos que se imparten son descontextualizados. Los planes y programas de estudio se elaboran en Santiago y, como nuestro sistema educativo es estandarizado, todo es igual de Arica a Magallanes. Se pasan a llevar elementos culturales y la identidad regional. Se ignoran las realidades y talentos individuales. La responsabilidad de adecuar todo al contexto de los estudiantes queda en manos de los colegios y, cuando digo colegios, me refiero a los docentes. Tarea difícil que se suma a tantas otras.

Los que hemos tenido la oportunidad de conocer diferentes regiones tenemos más que claro que la gente de Santiago no es igual a la de Talca o Concepción. El hecho de que Arica esté mucho más apartada nos hace concluir que la realidad de aquí tiene muy poco que ver con la del centro y sur del país. Sólo tenemos 4 comunas en la región de Arica y Parinacota, 3 de ellas son rurales y figuran en todos los rankings de localidades aisladas. El territorio regional es inmenso y con un relieve impresionante, en el que encontramos altiplano, precordillera y valles. Además, existe un componente cultural muy importante como lo es la cultura Aymara y, por supuesto, algunas tradiciones que no se ven en otras zonas del país.

La costumbre de comparar

Si queremos ir mejorando el panorama es necesario dejar de lado ciertas costumbres. A todo nivel se hacen comparaciones. En mi caso he podido observar que continuamente se compara la Educación de las localidades rurales de la región con la Educación que se imparte en la ciudad de Arica. Obviamente existe una gran brecha que ya podremos analizar en otro momento. Debido a las mediciones que se hacen a través de pruebas como el SIMCE, PSU, entre otras; el contraste con las regiones del centro del país es inevitable. Por otro lado, y lo que resulta más contradictorio, es que permanentemente se compara la Educación chilena con la de los demás países de la OCDE. Con esto último, el abismo crece hasta niveles insospechados.

Es importante tener una referencia, un ideal, sin embargo aún queda mucho para equiparar la situación dentro de las regiones y el país. Una vez logrado aquello podremos ver si es posible equipararse con países desarrollados. Queda un largo camino por delante. Para alcanzar el desarrollo se necesita mucho más que encuestas y cifras económicas.

Aportemos nuestro granito de arena para mejorar la Educación. Analicemos la situación, hagamos propuestas, pongamos manos a la obra y sólo cuando haya productos concretos del proceso, comparemos con los de cerca y los de lejos.

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