El cáncer infantil es la prueba de que estamos solos, pero nos tenemos los unos a los otros

05 Febrero 2019

Respeto mucho y quiero más de lo que soy capaz de confesar a mucha gente que cree en dios, y el cáncer de Julián no me ha hecho preguntarme sobre su existencia -es una pregunta demasiado grande para hacerla cagado de miedo-, pero si me ha obligado a llegar a la siguiente conclusión.

Andrés Valdivia >
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Los niños con cáncer no son guerreros. Si así lo fuesen, los que mueren serían menos guerreros que los que sobreviven y eso es inaceptable y cruel. 

Los padres de niños con cáncer no somos personas admirables ni héroes. Somos familias re-cagadas de miedo, aterradas 24/7, que hacen lo que pueden y, sobre todo, lo que deben: cuidar a sus hijos. 

El cáncer infantil -no podría siquiera atreverme a hablar del adulto, no lo conozco- no tiene épica ni heroísmo alguno. El cáncer infantil no viene a enseñarnos nada, ni a permitirnos ser las personas que nunca nos atrevimos a ser. El cáncer infantil es culpa de nadie, sobre todo de los mismo niños. 

Los niños con cáncer no son guerreros, son más bien niños secuestrados y obligados a ser envenenados para poder sobrevivir: ¿qué hay de épica en eso? 

Respeto mucho y quiero más de lo que soy capaz de confesar a mucha gente que cree y confía mucho en dios, y el cáncer de Julián no me ha hecho preguntarme sobre su existencia -esa es una pregunta demasiado grande para hacerla cagado de miedo-, pero si me ha obligado a llegar a la siguiente conclusión:

Puede que el mundo y todo lo que nos rodea haya sido la obra de algún creador, pero ese dios omnipresente, benévolo, que nos cuida y nos protege, ese dios no existe. El cáncer infantil es la prueba flagrante de que estamos solos, pero nos tenemos los unos a los otros. 

We are ugly, but we have music. 

El cáncer infantil no es un misterio, ni parte del plan de nadie. Porque si así lo fuese, querría decir que algo bueno o alguna lección debemos sacar de ello y, créanme, preferiría seguir siendo el pelotudo que he sido toda mi vida, no haber aprendido nada y que Julián estuviese sano. 

En el Día Internacional del Cáncer, un abrazo para todos los que han cuidado de Julián, especialmente a Francisco Barriga y su equipo de doctores y doctoras (María Angélica Wietstruck, Pamela Zuñiga Contreras), enfermeras, TENS y equipo administrativo, tanto en el CECA como en el piso 8 de la Clínica UC. El partido está lejos de acabarse, pero ustedes serán parte imborrable de mis recuerdos en lo que me queda de vida. Gracias, gracias, gracias. 

... Y un abrazo fuerte a todos a quienes me he encontrado sufriendo por sus hijos en los pasillo de la Alemana y la UC, ha sido un completo honor conocer sus historias y participar de sus procesos. 

... Y otro más grande aun para los que he visto perder a sus hijos en el camino. Sepan que los pienso, siempre. 

¡Death or glory!