El caso de Antonia Barra: La cultura de la violación deja a los depredadores sueltos

22 Julio 2020

La cultura de la violación existe y podemos tomar varios ejemplos de su normalización con todo lo sucedido con Antonia Barra y la formalización de Martín Pradenas. 

Alexa Gallardo >
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La sistematización patriarcal de las conductas sociales que debemos adoptar está fundada en la misoginia y existen quienes aún se creen indiferentes o escépticos de una realidad que odia a las mujeres. 

Lo de Antonia no es el primer caso, estamos en un país donde no solo el problema es el machismo, también lo es la clase. Y Martín Pradenas es un cuico de buena pinta, por lo tanto este país arribista se pone más filtros antes de decidir realmente si un cabro con pinta de patrón de fundo de teleserie nacional es realmente culpable o no. 

Un criminal serial es aquel que perpetúa sus fechorías o “malos hábitos” de forma protocolar, con patrones repetitivos y un sistema de pasos que le provee un plan “exitoso” que podrá volver a utilizar en un nuevo crimen, una vez más. Un modus operandi (modo de obrar). 

El Modus Operandi 

La forma de encontrar víctimas depende absolutamente de un entorno machista. 

Siendo Chile un país con estadísticas un poco alarmantes relacionadas con el consumo de alcohol, normalizamos los excesos en cualquier circunstancia, pero claramente no es la misma experiencia para las mujeres. Si bien se percibe que ya va quedando atrás el prejuicio de una mujer por beber cantidades “igualadas” a las de un hombre, los riesgos de emborracharse no son los mismos. 

Un hombre borracho teme por que lo asalten, le roben cosas o las pierda, una mujer no. 

 El entorno machista permite que estas situaciones sucedan actuando con indeferencia frente al abuso mismo. Lo vemos en todos lados, hombres que creen que a comprarle copete a una mujer significa cacha segura o; porque ellos pagaron; o porque simplemente no podrá decir que no si está lo suficientemente ebria.

Esto sería visto con otra gravedad si fueran hombres los que comienzan a despertarse violados después de los carretes de forma habitual como lo es on las mujeres en todo el mundo.

El “maraqueo” y la culpabilización

Es esta misma cultura la que luego de normalizar y no hacer nada frente al abuso luego culpa a la víctima presentando como argumentos - a niveles judiciales igual - el comportamiento previo de la víctima. Antonia no sólo fue violada por Martín Pradenas, fue saboteada por un entorno que se pensó con el derecho de intervenir en su vida sólo por ser mujer. 

Otras mujeres que, priorizando la aprobación masculina, decidieron espiar y difundir la vida privada de una mujer adulta con otros hombres. Uno de aquellos, el abusivo ex de Antonia que se cree con el derecho de exigir explicaciones sobre lo que ella hace e invalidar por completo un testimonio de violación enterrándolo bajo su ego infantil herido porque otro niño “le tocó su juguete”.

 La cultura de la violación existe y no dejará de existir en un entorno que normaliza las opiniones, juicios morales y el cahuín sobre lo que hacen mujeres libres.

La Antonia se mató y no fué para “dañarle la honra” a su violador. La Antonia se mató porque se quedó sola, amenazada, culpabilizada y aislada en un círculo de personas que la destruyeron física y emocionalmente por “ser maraca”. 

Martín Pradenas es un abusador y violador en serie y alejarlo sólo de las víctimas de los crímenes que ya perpetuó no protege a las víctimas de las próximas fiestas patrias, cumpleaños y años nuevos donde esta clase de depredador ataca.